«Todos queremos ser de mayor danzador de Anguiano»

Cada año, los días 21, 22 y 23 de julio se celebra esta fiesta folclórica tradicional de Anguiano, declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial y Fiesta de Interés Turístico Nacional. Y no es para menos, ya que como dice Raúl, «son unas (fiestas) de las más llamativas de España y a nivel regional, de las que más gente atraen y más famosas son». Los habitantes de Anguiano no solo están orgullosos de su origen, sino que también reconocen que «el pueblo parece que se ha hecho a semejanza de la danza», cuenta Raúl. Estas fiestas de raíces desconocidas tienen escritos que confirman su existencia desde mayo de 1603 y una de las teorías que más se extiende es que era un ritual con el fin de agradecer al sol, de ahí el color amarillo de la falda, dice Raúl.

«Llevo poniéndome los zancos desde los tres años y todos los veranos íbamos a ensayar a una cuesta de hierba. Se vive desde pequeño; todos queremos ser de mayor danzador de Anguiano», asegura el joven. Ahora, ellos mismos son los que les enseñan a los más jóvenes a danzar y cuando tienen unos 13 o 14 años, si ellos quieren, dan el salto a las piedras. La primera vez siempre es una experiencia que recuerdan todos, explica Raúl: «Muchos nervios y cuando me los quité mucho alivio». Ahora espera enseñar a las siguientes generaciones cómo ser unos grandes danzadores, pues como dice, «hay buena cantera».

Los zancos siempre son de 50 centímetros fabricados en Nájera con madera nacional y según van pasando los días, esta madera se va desgastando y por si se rompieran, tienen otro par a su disposición. A pesar de que esta celebración pueda parecer un poco peligrosa para los danzadores, Raúl cuenta que nunca ha habido ninguna lesión grave. Uno de los motivos reside en la gran cantidad de público, ya que si no estuviese presente no se podría llevar a cabo con la misma seguridad. De hecho, los danzadores se precipitan a gran velocidad por una bajada por las escaleras situadas en frente de la iglesia y luego por la cuesta, que por turnos van descendiendo hasta un total de seis veces.

Las fiestas de la Magdalena viven en el corazón del pueblo de Anguiano y es por eso que es importante para todos y todas. Raúl cuenta que son ocho danzadores titulares hombres, pero que puede haber también mujeres. «Aquí no hay nada que prohíba ser a una mujer danzadora» y que de hecho, hay muchas chicas danzando en la escuela y espera que llegue el momento en que alguna se anime. Aunque, señala Raúl, «ahora la primera que se tire va a tener mucha presión», aunque para él lo importante es que haya «igualdad ante todo» y no sea una cosa solo «de hombres».

Finalmente, Raúl quiere recalcar la labor de todos en la Danza de los Zancos. «Siempre dicen que son los ocho que danzan, pero no; al final la danza de Anguiano involucra a muchas personas: los que nos atan los zancos, los que nos cogen, los que nos enseñan», cuenta. «Sí, lo más llamativo son los ocho que se tiran, pero sin toda esa gente que está por detrás, esto no iría delante». El joven danzador da así un importante mensaje sobre el compañerismo y la unión en estas fiestas tan especiales.