La prueba de Química de la EBAU desata las críticas de los alumnos
Los estudiantes sostienen que faltaban datos en las preguntas propuestas, que estaban mal redactadas y que no se ajustaba al modelo de examen de convocatorias anteriores
Para rozar el 14 que la nota de corte de carreras como Biomedicina Básica y Experimental (13,62), Ingeniería Física (13,37), Bioquímica y Ciencias Biomédicas (13,30) o Medicina (13,06) exigen, las esperanzas de muchos de los alumnos que este viernes completan la EBAU en La Rioja pasan por bordar los exámenes de la fase voluntaria, las materias que, en función del grado a estudiar, ponderan las diferentes universidades. En Medicina, por ejemplo, los centros de Madrid aplican un factor corrector de 0,2 la nota lograda en Química, Matemáticas II, Biología y Física. Un 10 en cualquiera de esas materias se convierte en 2 puntos adicionales a la hora de determinar la nota de acceso a la universidad.
Pero este año, a priori, no habrá dieces en Química. La prueba, que cerró la segunda de las jornadas de la prueba de acceso a la universidad, desató el enfado entre los alumnos que se enfrentaron a ella. «Era muy denso, muy farragoso y difícil de responder, en muchos casos no por la dificultad de las preguntas sino por la forma en la que estaban planteadas que parecía que iban a pillar», explicaba Paula León, del IES Cosme García de Logroño, a este periódico.
Desde el centro, el director, tras hablar con el responsable de la materia, confirmaba ese extremo.»No se ajustaba a lo esperable y los especialistas de la materia de los diferentes centros están contactando para comparar sus impresiones», explicaba Eugenio Argaiz, confirmando que se está estudiando si de forma objetiva la prueba corresponde a los estándares que se pretende que sean evaluables.
A la prueba de Química se enfrentaron algunos de los mejores expedientes académicos de La Rioja, que se sintieron frustrados tras dos años de trabajo en Bachillerato. Hemos trabajado con exámenes de la EBAU de otros años, de otras comunidades autónomas y ninguno estaba planteado como este. Incluso faltaban datos, lo que hizo que tuvieran que llamar por teléfono para recabarlos y poder hacer la prueba», argumenta León, que sostiene que el docente de su centro educativo también les reconoció que «no era una prueba apropiada para la EBAU. Mezclaba muchos conceptos, todo estaba muy mal organizado y ha sido un desastre. No había por donde cogerlo…», dice gráficamente, asumiendo que las expectativas en esta prueba son escasas: «Un cinco y medio. Quizá un seis. Lo que he hecho ha sido presentarme a Biología, que la tenía como asignatura de reserva por si me sucedía algo así. Nos han dicho que los correctores van a calificar tirando hacia arriba, pero cuando no has podido hacer un ejercicio poco van a poder subir».
La redacción de los exámenes de la Selectividad es un proceso complejo, explican quienes formaron parte de la comisión mixta integrada por representantes de la UR y docentes de Bachillerato, que se reúne en tres o cuatro ocasiones hasta cerrar un modelo de examen. Esa comisión, además, establece los criterios comunes de actuación de los tribunales evaluadores, define los criterios para la elaboración de las propuestas de examen y elige mediante sorteo los correspondientes a cada convocatoria además de comprobar la aplicación de las características, el diseño, el contenido, la matriz de especificaciones y los criterios generales de evaluación de la prueba.
Analizado el examen y cotejado el temario, una profesora de Físisca y Química que fue correctora durante años de la EBAU en La Rioja explicaba ayer que, si bien lo preguntado forma parte del temario, la prueba es “retorcida”. “Han pensado poco en los alumnos, en la situación de estrés que viven y han incluido muchas cuestiones de la parte final del temario. En otras comunidades autónomas no habría habido ningún aprobado”, sostenía.
Los alumnos de Química no son los únicos que se han sentido perjudicados. También hay centros a los que no les ha gustado la prueba de Matemáticas para Ciencias Sociales. Tampoco es nada nuevo. En cada convocatoria surgen quejas de los estudiantes: por que se repite un autor que ya había salido el año anterior, porque el examen de Inglés (el del año pasado) era muy difícil… Este año, por haber, ha habido hasta ofendiditos criticando la presencia de un texto de Almudena Grandes en la EBAU. El único que se salva es Pío Baroja, el autor perenne de la selectividad.
En el 2018, por ejemplo, fue la prueba de Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales la que más críticas recibió. Incluso un grupo de estudiantes puso en marcha una campaña a través de la plataforma Change.org (700 firmas recogió) para exigir que la prueba se repitiera. Todo quedó en agua de borrajas. La comisión organizadora de las pruebas que presidía el entonces director general de Educación, Miguel Ángel Fernández, determinó que se ajustó a los estándares legales establecidos para esta materia y descartó su repetición.
Así, más allá del malestar que los centros puedan trasladar a la dirección general de Universidades, a los alumnos únicamente les queda la vía de la reclamación de las calificaciones. Será una vez que se publiquen las calificaciones provisionales el próximo 15 de junio y las podrán tramitar hasta el día 20. Muchos de ellos se jugarán décimas que podrían condicionar su futuro universitario.
