Mercedes Martínez
«Cuando vamos a urgencias no indagamos mucho en los porqués, la mujer necesita su tiempo para pensar»
Cuando una mujer llega al servicio de urgencias «desorientada, diciendo que lleva unas horas que no sabe qué ha ocurrido, como si hubiera tenido un ... desmayo o incluso con mareos o alteraciones del equilibrio y sospecha que ha podido tener algún tipo de agresión sexual porque se nota mojada, tiene dolores o tiene cambiada la ropa» es entonces cuando avisan al Instituto de Medicina Legal de La Rioja para una toma de muestras en la que el tiempo es crucial, explica su directora, Mercedes Martínez.
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Estos son algunos de los ítems asociados a la sumisión química y en estos casos «lo primero que hacemos como médicos forenses es una valoración dependiendo del riesgo vital que exista y luego una valoración en cuanto a la agresión sexual en sí misma».
En estos casos, detalla, lo más importante es la toma de muestras de sangre y de orina. En un primer momento hay muchos tóxicos que pueden estar todavía en la sangre. Es un periodo denominado ventana que dura unas 48 horas. Transcurrido este, las sustancias se pueden localizar en orina hasta cinco días después.
El tiempo, por tanto, es vital porque en 48 horas se pueden encontrar bastantes vestigios tanto químicos, como biológicos que quedan en la piel y los genitales, como restos de semen o espermatozoides.
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En esos primero instantes, la mujeres «no saben muy bien qué ha pasado» y no es tanto vergüenza o temor lo que sienten, sino «una especie de sentimiento de culpabilidad». No obstante, «cuando vamos a urgencias no tratamos de indagar mucho en los porqués, los dejamos para más adelante porque la mujer necesita su tiempo para pensar para recapacitar, para encontrarse emocionalmente fuerte».
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