El encarecimiento desbocado del café impacta en los consumidores y hosteleros riojanos
Las cafeterías contienen más incrementos pese a las recientes subidas que han duplicado el precio en origen
El placentero y cotidiano momento que supone tomar una taza de café es cada día más costoso. Mientras esta bebida gana adeptos y popularidad en ... nuestra región, el encarecimiento disparado de la materia prima ha terminado repercutiendo tanto en los establecimientos hosteleros como en los consumidores. Pero ante las últimas subidas, las cafeterías de la región mantienen de manera general una política de contención, asumiendo unos márgenes menores a la espera de que amaine esta tormenta perfecta que descarga sobre el mundo cafetero con el choque entre una nefasta campaña para el cultivo y el incremento del consumo mundial.
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Cualquier habitual de bares y cafeterías ha sentido como la taza elevaba poco a poco su precio. En tres o cuatro años, en torno a veinte y treinta céntimos más, aunque, como todo, va por barrios. Sin embargo, la situación era diferente, ya que el encarecimiento se justificaba en buena medida en cuestiones como la creciente inflación o los contratiempos logísticos del transporte global. Ahora se suman nuevos elementos a la ecuación.
Atendiendo a los datos más recientes de la Organización Internacional del Café, que evalúa la cotización en origen de este producto a nivel mundial, el precio prácticamente se ha duplicado en un año –un 95,4% más que en marzo de 2024–, con un incremento más sonado si cabe en el café de Brasil, el principal productor del planeta.
95 %
se ha encarecido el precio del café en origen en un año a nivel global
1,50 euros
resulta actualmente un precio estándar, entre veinte y cuarenta céntimos más que hace unos meses
Motivo principal de este desbocado incremento es la incidencia climática en las cosechas, con importantes mermas de la producción de países claves para el mercado como Brasil, que sufrió las peores sequías en décadas, o Vietnam, por fuertes lluvias. El aumento del consumo del café a nivel mundial también está detrás del encarecimiento, especialmente por su popularización en China, que se convertirá pronto en el principal país consumidor. La búsqueda de cafés más sostenibles y la especulación también están en cierta medida detrás de esta situación.
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Lo que ocurre en los centros productores termina repercutiendo en la hostelería y los consumidores riojanos. «Cafés que antes comprábamos en verde a 5 euros por kilo en seis o siete años se han puesto en unos 12 euros. Y las últimas subidas han sido exageradas», comenta Joaquín Martínez, gerente de la centenaria Cafés El Pato, con tostador y dos establecimientos en Logroño. «Está elevándose cada tres o cuatro meses, la última vez ha sido en febrero», indica Carlos Moreno, de Cafetería La Góndola, en la misma línea que Belén Flecha, de Café La Tertulia: «A final de año nos lo subieron y a principios de este, otra vez. Parece que se está convirtiendo casi en un artículo de lujo».
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Pese a que el precio de la taza de café en barra se ha encarecido desde la pandemia, este incremento se siente moderado en comparación al que se observa del producto en origen o en el café empaquetado que llega para el consumo en los hogares. «Supone ganar un poco menos para mantener a nuestra clientela. No puedes estar aumentando el precio continuamente, lo mantenemos en barra, aunque en la venta de café en grano lo hemos tenido que subir, no nos quedaba otra», señalan Sandra del Cerro y Marta Martínez de Café Bombón, una de las referencias cafeteras de la capital riojana.
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«Contienes la subida»
Por norma general, los establecimientos hosteleros no están trasladando el elevado encarecimiento que asumen por la cada vez más cotizada materia prima. «Contienes la subida de forma obligada porque no puedes repercutir al cliente de la misma manera en la que te afecta a ti y acabas reduciendo el margen de beneficio. Nosotras hemos aumentado el precio diez céntimos en enero pero llevábamos dos años sin moverlo», comenta Belén Flecha (La Tertulia). «Intentas aguantarlo para que no lo note quien toma todos los días. Además, es un producto estrella, tienes que tener buen café. Bajar la calidad para ajustar el margen lo considero un error», añade Carlos Moreno (La Góndola).
La contención parece la principal medida a aplicar por parte de los establecimientos ante la problemática, si bien desde Roots, local enfocado en el café de especialidad, Oleg Buyalo alude a varias estrategias dentro del mercado cafetero: «Comparar precios entre distintos importadores; establecer contratos por volumen; explorar nuevos orígenes, ya que algunas regiones están sufriendo un mayor impacto que otras; y equilibrar la asunción del coste, pues aunque intentamos no trasladar este incremento a nuestros clientes, si la situación persiste será inevitable».
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Actualmente, pagar por un cortado o un con leche estándar en torno a 1,50 euros es común en la capital riojana, algo que hace no demasiado hubiese sido calificado de caro. «Como ha subido todo, si ofreces un café bueno la gente lo entiende y protesta menos...», comenta Belén Flecha. La cuestión ahora es conocer hasta cuándo se mantendrá este constante y disparado incremento, y atendiendo al mercado del café en origen, parece que va para largo. «No descartemos que el precio de la taza de café siga subiendo», subraya por su parte Joaquín Martínez. Y es que, atendiendo además a lo que ocurre en otras ciudades con el coste aún más caro, quizá no resulte extraño que se generalicen en un futuro próximo los dos euros por café.
El largo adiós al café torrefacto
La situación del torrefacto es peculiar. Este tipo de café, al que se añade azúcar y se quema al final de su elaboración, es una cuestión puramente española, popularizado en tiempos de posguerra para ofrecer una bebida más intensa y de más color pero también más amarga y de menor calidad. Su consumo se reduce y se generaliza el café 100% natural. «Está perdiéndose y nosotras, además, intentamos que cada vez la gente se lleve menos torrefacto y más el natural, que es mejor y más sano», comentan las propietarias de Café Bombón. «Hablaban de que iba a prohibirse pero el torrefacto se está cayendo solo. No aporta nada, solo aspectos como el amargor que no debe tener un buen café. Está pasando a un segundo plano», exponen por su parte en Cafés El Pato.
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