«No hay más plazas en Enfermería porque tampoco existe una demanda proporcionada»

– ¿Qué retos tiene por delante este rector en el ecuador de su mandato?

– Hay bastantes cosas que hemos ido haciendo y cumpliendo en los dos primeros años, pero otras no se hacen en un periodo de cuatro. Proyectar más la UR en la sociedad riojana es algo que estamos consiguiendo, como también acercar más las empresas y las instituciones a nuestra universidad o ayudar en la transferencia de conocimiento... Cumplimos 30 años, con un gran impacto en la sociedad, y el objetivo ha de ser consolidarnos como el pilar del desarrollo económico y social de La Rioja y el referente en la investigación y la creación de conocimiento científico.

– Hay padres que han tenido que enviar a sus hijos a estudiar Enfermería fuera de Logroño, cuando pagan impuestos aquí y viven cerca de la UR. ¿Por qué sucede esto?

– Es un asunto complejo en el que las cifras no deberían llevarnos a conclusiones equivocadas. Hay una gran demanda a nivel nacional de titulaciones sanitarias, con más de 1.700 solicitudes. Pero son eso, solicitudes de futuros estudiantes de Enfermería, que se apuntan en diversas facultades de España porque es distrito único, y ese número se multiplica. Y a día de hoy aún tenemos seis vacantes de las 75 plazas que ofertamos y estamos llamando a quienes están en lista de espera, que es muy amplia, pero muchos han encontrado hueco en otras universidades, incluso renunciando a la matrícula.

– ¿Por ello no hay más plazas? ¿No cree que son necesarias?

– No hay más plazas en Enfermería porque tampoco existe una demanda proporcionada. A la vista de los datos, debemos ser prudentes a la hora de tomar cualquier decisión.

– También en Matemáticas e Ingeniería Informática la demanda parece muy superior a la oferta en la UR.

– Son casos similares al de Enfermería. Cuando se nos pide aumentar las plazas, nosotros vemos la realidad y no podemos ir al Gobierno a solicitarle que multiplique la oferta si no hay una presión real de mayor demanda. Y la oferta de plazas de todas las titulaciones de la UR es muy proporcionada a la demanda.

– En el extremo opuesto están las que tienen menos solicitudes. ¿Alguna corre peligro?

– No hay ninguna con una demanda tan baja que nos planteemos eliminar. Puede que no seamos rentables económicamente pero sí socialmente y damos un servicio público. Pero es que no hay grados en los que oferta y demanda están tan alejadas.

– ¿Puede adelantar alguna titulación nueva en la que estén trabajando?

– Tenemos un posgrado que va a ser muy interesante y con demanda importante aunque lo hemos publicitado tarde, es el de procesamiento de lenguaje natural e inteligencia artificial. Además, el Máster en Enología va a sufrir cambios buscando más la internacionalización.

– Las empresas se quejan de que los estudiantes cuando salen de la universidad llegan a trabajar sin apenas experiencia. ¿De quién es la culpa?

– La universidad le ha echado la culpa a la empresa y viceversa, pero hay que compartirla. La solución es que haya una implicación más grande de instituciones y empresas con la universidad. Ya la tienen en la formación curricular o con las primeras experiencias profesionales, pero también han de involucrarse en el diseño de los conocimientos y en detectar las habilidades. Sin olvidar que las empresas han de adaptarse a la realidad actual. Y me explico. Se dice que los jóvenes no tienen hábitos de trabajo o les faltan esos valores pero no es así. Claro que los tienen, al igual que los del ocio, por ejemplo, y eso debemos respetarlo.

– ¿Es la Formación Profesional una competencia cada vez mayor para la universidad?

– No, bajo mi punto de vista. Yo hice FP y conozco ese mundo perfectamente. Es un puente perfecto hacia la universidad. Aquí cabemos todos y en cada nivel educativo se ofrecen cosas distintas. La FP ha mejorado muchísimo pero nosotros formamos a personas que se dedican a la investigación o la transferencia de conocimiento y la Formación Profesional no aborda eso.

– El Supremo zanjaba hace un mes el litigio entre UR y UNIR y la Universidad Internacional podrá usar su marca al no ver el Alto Tribunal confusión. ¿Qué le parece la decisión? ¿Seguirá el conflicto?

– Una cosa es que la sentencia me parezca justa o no, pero la vamos a acatar aunque no nos guste. No merece la pena seguir luchando por saber de quién es la marca. Me gustaría centrarme más en los espacios de colaboración que en los de confrontación. Cuanto más dure este conflicto, más difícil será encontrar soluciones.

– ¿Y cómo son las relaciones?

– Ni buenas ni malas, no hay beligerancia pero tampoco son relaciones normalizadas. También porque hay un claustro en la UR que dejaba claro qué cosas podíamos hacer con la UNIR y cuáles no. Eso hay que repensarlo a ver si se mantienen esas cosas.

– Los 85,5 millones que recibirá la Universidad de La Rioja del Gobierno regional para este año y el próximo ¿son suficientes o se quedan escasos?

– Los retos y objetivos que tiene la UR darían para mucho más que esos 85,5 millones pero me quedo con el hecho de que Gobierno y Universidad nos hemos sentado para ver las prioridades a medio y largo plazo. El Ejecutivo ha hecho un esfuerzo por poner sobre la mesa un dinero que nos va a permitir tener presupuesto y no estar preocupados por si nos va a llegar o no el dinero. Y en el acuerdo hay un aspecto importante, una cláusula que dice que si algo se desvía de lo pactado, si hay más gastos de los previstos cuando se firmó el convenio, se renegocia la financiación. Sin ir más lejos, cuando se presentó el acuerdo la factura energética era una y ahora ha cambiado.

– ¿Cómo está afectando ese desorbitado aumento de precios en la UR?

– De manera brutal, los costes se multiplican por dos, como mínimo. Pero entre las ayudas del Gobierno de La Rioja y el de España y el frío que pasaremos en invierno, algo haremos.

– ¿Hasta cuándo veremos la curva de la inflación hacia arriba? ¿Qué opinión tiene este catedrático de Economía Financiera?

– Yo he visto la inflación llegar al 16% en los años 80. Si no hay dinero en el bolsillo de los ciudadanos y sigue la inflación, habrá que subir los tipos de interés. Porque eso genera un enfriamiento de la economía, pero también habrá que pagar más de hipoteca y nos quedará menos para el ocio. Los tipos subirán al 1,5% o el 2% y ojalá dentro de un año se estabilice la situación actual y podamos volver a la senda de un crecimiento sostenible.