Comecuras o meapilas
«Los dioses son una necesidad biológica, tan indispensables para nuestra especie como el lenguaje o los pulgares oponibles» (John von Neumann en la novela 'MANIAC', de Benjamin Labatut)
El pasado lunes, en el Parlamento de La Rioja, Izquierda Unida llevó una proposición no de ley para «regular la aconfesionalidad constitucional» de las administraciones ... públicas y la «neutralidad de instituciones, cargos y espacio público respecto a actos y simbologías de carácter religioso». Fue decir eso Henar Moreno y armarse un debate de los buenos, de los que gustan en el hemiciclo: puyitas, grandilocuencias, discusiones pseudojurídicas, repaso histórico y, finalmente, humo y a otra cosa.
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El convento de La Merced, oportuna sede del Parlamento, se dividió en dos facciones, de izquierda a derecha: comecuras férreos, comecuras blanditos, meapilas blanditos y meapilas férreos. El debate ofreció detalles de gran finura teológica. Ángel Alda, de Vox, reveló que el portavoz socialista y alcalde de Arnedo, señor García, había sido visto en la procesión del Domingo de Ramos y lo dejó caer con un tonillo 'Sálvame', como cuando pillaron a Federico de Dinamarca de copas con Genoveva Casanova. Luego el diputado del PP Diego Bengoa exhumó la fotografía de la exconsejera de Podemos, Raquel Romero, en la romería de la virgen de Aradón, en Alcanadre. Se quedó a un minuto de recordar que Kichi, el exalcalde de Cádiz, le puso una medalla a la Virgen del Rosario. «Los urbanitas de izquierda tenemos que aprender a respetar esas tradiciones tan arraigadas en el pueblo», llegó a disculparlo entonces, con ese deje de perdonavidas malasañero, Pablo Iglesias.
Estas cosas se pueden discutir en serio o en broma. Lo primero nos exigiría plantearnos la neutralidad del Estado, los beneficios fiscales, el concordato con la Santa Sede, las alianzas con las demás religiones, la educación. En última instancia nos llevaría a examinar la distinción entre religión y secta, mucho más borrosa de lo que la gente cree. Cuando en Italia se plantearon extender la equis en el IRPF a todas las confesiones no supieron dónde poner el límite y lo que les salió parecía una quiniela: ¿por qué razón los evangélicos sí y los cienciólogos no? ¿Qué diferencia radical separa a los budistas de los nuevos druidas? ¿Por qué el candomblé es un cuento y el viaje de Mahoma a Jerusalén en un caballo volador no? ¿Y la resurrección de la carne o el diluvio universal? El cristianismo fue una secta del judaísmo y el islam puede leerse como una secta antitrinitaria especialmente exitosa. Jesús no fundó una nueva religión, probablemente ni siquiera San Pablo lo hizo. Algunos autores creen que no podemos hablar de cristianismo al menos hasta Ignacio de Antioquía, en el año 100. E incluso el cristianismo actual, como nos enseña Antonio Piñero ('Los cristianismos derrotados'), no fue sino uno de los muchos posibles.
Políticos de romería
Más divertido y menos profundo –más irrelevante– es preguntarse, como hicieron en el Parlamento, si los políticos deben ir o no en la procesión. Pareció instalarse en algunos escaños la famosa teoría del desdoble de personalidad, como si el Capellán-ser humano podría ir con un trapito a la limpieza del Cristo de la Redonda, pero sería inconveniente que lo hiciera el Capellán-presidente. Esta idea de los dirigentes que a veces son Supermán y a veces Clark Kent no me acaba de convencer, aunque son cosas que, en el fondo, no tienen la más mínima importancia. Si vieran votos a la vista, los políticos cogerían el machete para degollar ellos mismos el cordero en la fiesta musulmana del Eid al-Adha. No hace falta ser creyente para admirar la belleza escenográfica y la profundidad cultural de las procesiones y no hace falta ser ateo para huir de la Semana Santa y buscar refugio en playas lejanas.
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La proposición de IU pedía, entre otras cosas, acabar con el concordato y con las alianzas del Estado con las otras confesiones religiosas y derogar en el Código Penal los delitos de ofensas a los sentimientos religiosos. Debo confesarles que yo también defiendo que la catequesis tendría que estar fuera de la escuela, aunque los niños deberían estudiar científicamente el fenómeno religioso y sus encarnaciones históricas, especialmente el cristianismo, cuya huella social, cultural y artística en nuestro país es innegable. También sostengo que la «ofensa a los sentimientos religiosos» debería ser despenalizada. La libertad de expresión incluye el derecho a la mofa y la caricatura –de la virgen, de Mahoma o de Buda– e incluso el derecho a ser cristianófobo, islamófobo o ateófobo. El respeto a las creencias ajenas puede ser recomendable, pero no exigible penalmente y menos aún cuando hablamos de cuestiones puramente subjetivas. Lo que a uno le ofende a otro le puede hacer gracia o dejar indiferente.
La iniciativa de IU fue derrotada. Votaron en contra todos los demás grupos (PP, PSOE y Vox). Esta proposición, en cualquier caso, tiene un inequívoco aire melancólico para sus propios defensores. Si tenemos en cuenta que la izquierda (con Podemos, IU y Sumar ahí dentro) lleva cinco años gobernando en España..., ¿por qué demonios no han hecho ya todo esto? ¡Si hasta se ha cambiado el Código Penal para rebajar la malversación! Sin embargo, veo a Yolanda derritiéndose en el Vaticano, «santopadre» para arriba «santopadre» para abajo, y me parece que ahora mismo está más cerca de meterse monja que de denunciar el concordato.
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