La pandemia marca el ritmo de las fiestas

La pandemia del coronavirus frenó en 2020 los festejos pero ahora los ayuntamientos intentan ofrecer un programa de ocio adaptado a la situación sanitaria. Los hay que han preparado actos exclusivamente para estos días mientras que otros los enmarcan dentro de la programación cultural del verano.

Las orquestas siguen siendo las grandes perjudicadas. Las tardes y las noches se llenaban antes con las verbenas y ahora se sustituyen por propuestas infantiles y actuaciones musicales de pequeño formato (tributos, dúos) y espectáculos teatrales.

La orquesta La Pasarela, de Santo Domingo de La Calzada, aprovecha este fin de semana para acudir a tres localidades. Este sábado, en Fabara (Zaragoza), mañana lo hará en Uruñuela y el domingo en Agoncillo.

Sergio Formoso, responsable de La Pasarela, explica que este mes tendrán unas once actuaciones y doce o trece en septiembre. Un año normal pueden llegar a los cien conciertos pero en 2021 solo tocarán entre un 30 o 40 por ciento de lo habitual. «Ofrecemos conciertos más seguros que la mayoría de las cosas que están permitidas. La gente disfruta y participa cantando o levantando las manos. Está atenta a los detalles del escenario», comenta Formoso.

Hay canciones de pachanga, reguetón y típicas de verbena que ahora no se interpretan. La Pasarela lleva 30 años sobre las tablas y sus integrantes están acostumbrados a ofrecer pases de conciertos con la gente sentada, además de las verbenas nocturnas, así que en el momento de adaptar algo el repertorio no ha tenido complicaciones.

Tienen ensayadas entre 120 y 130 canciones para llenar las más de cuatro horas de música que pueden ofrecer. Es una orquesta profesional con una plantilla de dieciocho personas (trece en el escenario y cinco técnicos). Si la situación sigue así muchos se tendrán que buscar otros trabajos y podría desaparecer o se vería obligada a comenzar de cero.

«En julio los ayuntamientos nos cancelaron las cuatro actuaciones que teníamos. No se dan cuenta de que, para cumplir con los treinta y pico contratos de este verano, llevamos meses ensayando, pagando a los trabajadores dietas, desplazamientos, preparando vestuario y montaje. Tienes gastos como una temporada corriente y hay pueblos que dos días antes suspenden. Hay que tener en cuenta que este espectáculo es de lo más seguro», explica Formoso.

Virginia Bezares (Promociones Iregua) reconoce que hay más movimiento que en 2020 pero no llega al volumen de otros años. «Se hacen cosas tranquilas, pequeñas y con prudencia», indica. Hay municipios que incluso no quieren publicitar sus eventos para evitar aglomeraciones. «Todo el sector está con incertidumbre y con miedo por los contagios. Los ayuntamientos no saben qué hacer y realmente el problema no está en la cultura, somos los que más control llevamos», afirma.

Carlos Bravo (Programaciones Bravo) pone sobre la mesa que numerosos pueblos, sobre todo los más pequeños, no hacen nada aunque sea el tan tradicional 15 de agosto.

«Las orquestas es el sector que más está sufriendo. En Alfaro otros años llevábamos cuatro o cinco orquestas y este solo va una», asegura Bravo y añade que «para estas fechas la contratación se realizaba casi con un año de antelación y ahora se contratan espectáculos con algunos meses en determinados pueblos pero en otros con apenas 10-15 días. Las programaciones grandes de antes de la pandemia no se hacen».

Una de las localidades en plenas celebraciones es Tudelilla. «En septiembre iniciábamos los contactos para preparar las fiestas de agosto del siguiente año y en diciembre teníamos cerradas las actuaciones principales. Son las fechas más caras y complicadas, ahora hemos hecho la previsión en junio con una programación del verano completo», dice su alcalde, Raúl Lavega.

«Se habla de las 'no fiestas' pero soy partidario de celebrar las fiestas, aunque de forma diferente a como las conocemos, con menos actos, evitando los que suponen concentrar personas y con seguridad. Hay que convivir con el virus, no podemos seguir deteniendo la actividad», termina Raúl.