Brigitte, luchando contra gigantes. AFP
El último repaso

Brigitte no tiene pene

Nadie está a salvo de la apisonadora de las redes... excepto los culpables

Pablo Álvarez

Logroño

Domingo, 9 de noviembre 2025, 08:13

Lunes Brigitte

Brigitte no tiene pene

La señora de Macron, Brigitte, presidenta consorte de la República Francesa, ha tenido que ir a juicio para defender que no tiene pene. Que es, como ella misma dice –y parece demostrar el hecho de que sea madre– una mujer. Para ello ha tenido que denunciar a una decena de las miles de personas, cuentas anónimas y bots que en los últimos años han mantenido la teoría paranoica de que, en realidad, era un hombre. Estupidez supina sin asiento en ninguna realidad posible. Solo en una: la mente podrida de quienes lo creían, y la no tan enferma pero mucho más peligrosa de quienes alimentaban el bulo con fines políticos o puro afán de intoxicación.

Los tipos que se han sentado en el banquillo se irán con poco más que un tirón de orejas, una sanción mínima frente al daño ... provocado. Todo el esfuerzo para intentar frenar al monstruo del bulo lo han puesto los Macron. Y probablemente no les sirva para nada.

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El suyo es solo un caso, una esquinita más de una realidad aterradora. Las redes sociales han perdido en los últimos años cualquier asomo de aprecio por la realidad, no digamos ya por la verdad. Y no, no es una cuestión inocente por su parte; la eliminación de cualquier control es voluntaria, y con total permisividad por las administraciones públicas. Por una razón muy simple: el contenido grosero hasta el límite, o simplemente manipulador, desinformador, polarizador, enervante, es el más rentable. Porque consigue lo que esos grandérrimos empresarios de internet más atesoran: la atención, el enganche, el «engagement».

No hay emoción más rentable para las plataformas que el cabreo. Ese enfado que permite a cada uno sustentar su propia narrativa. Que le hace escuchar lo que uno quiere: qué hijoputas los inmigrantes, mira lo que han hecho hoy.

El problema es que la realidad no produce por sí sola un flujo constante de hechos indignantes, pero eso no importa: vale con mentir un poco, o mucho. Nadie te lo va a reprochar, y muchos se lo van a tragar.

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La sociedad en su conjunto está pagando un enorme precio por ello. Y lo seguirá pagando mientras no se asuma lo evidente: los verdaderos culpables no son los cuatro pringados a los que Brigitte ha sentado en el banquillo, sino los megamillonarios que lo permiten a sabiendas y, ojo, teniendo los medios técnicos a su alcance para evitarlo de hoy para mañana. Los gobiernos lo saben. Igual es hora de que hagan algo.

Lunes Fiscal

El juicio de los culpables

Ojalá el fiscal general del Estado nunca hubiera llegado a juicio. Ojalá no hubiéramos tenido que estar viéndoles. Porque ahora, en cada sesión del juicio, les vemos la cara y oímos lo que dicen.

Todo parte de un tipo con pinta de pijo jeta que, efectivamente, no pagaba los impuestos que debía. Luego hay un señor que no tiene un escrúpulo desde que hizo la primera comunión, que ha construido una carrera a base de mentiras; y una cadena de fiscales que, incluso antes de la filtración, parece asumir con normalidad el interés político de los casos que pasan por ellos. Y un fiscal general que ve como una prioridad «el relato». No la defensa jurídica de la ley, sino el relato. Y un Gobierno de la nación que dedica su aparato a perseguir a una presidenta de comunidad que a su vez dedica el suyo a perseguir a un Gobierno de la nación.

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Un juicio sin un solo inocente, diría yo. De verdad me gustaría no haber visto a ninguno de estos personajes.

Viernes Juicio

El hombre acusado

Habla Carmen Nevot con el marido de Mercedes, la mujer asesinada en Los Lirios en 2020. Declarado no culpable, por tanto inocente. Me pongo por un instante en la piel de alguien que sufra lo que él cuenta: descubrir muerta a tu mujer, que te culpen por ello y saberte bajo sospecha de todo el que te conozca durante cuatro años. O más.

Y ser inocente, y ahora, tras pasar por un juicio y salir libre, saber que alguien hay por ahí que hizo aquello de lo que te acusaban. La realidad es a veces una película sin ninguna gracia.

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