Un mes para descubrir La Rioja (III)
Estaban locos estos romanosRoma dejó también su huella en La Rioja..., aunque no siempre sea fácil identificarla
Si uno aguza la vista, aún puede descubrir la traza del antiguo circo romano en el paseo del Mercadal de Calahorra. La antigua Calagurris Nassica ... Iulia fue ciudad importante del imperio, patria del retórico Marco Fabio Quintiliano y probablemente también del poeta Aurelio Clemente Prudencio. La península ibérica fue primero teatro de conquista y más tarde escenario de guerras civiles, y esas huellas bélicas, aunque suavizadas por el tiempo, son perceptibles. Tiberio Sempronio Graco, dos veces cónsul de la república, pretor de la Hispania Citerior y vencedor de los celtíberos, fundó Graccurris (hoy Alfaro) en el 179 antes de Cristo. Los restos de la ciudad indígena de Contrebia Leucade (Aguilar del Río Alhama), finalmente conquistada por Roma, permiten hacerse una idea de cómo fueron aquellos años turbulentos y feroces.
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Sin embargo, cuando se recorren ahora los vestigios arqueológicos que la civilización romana dejó en La Rioja, parece que aquella fue una larga época de paz, alcantarillado e ingeniería. Tampoco es fácil identificar la huella romana en unas obras de datación incierta y a veces muy reconstruidas. No siempre es nítida la frontera entre la leyenda y la historia. Se sabe, en cualquier caso, que en estas orillas del Ebro se vivieron con especial agitación las guerras sertorianas, que enfrentaron al militar romano Quinto Sertorio contra el poder institucional, encarnado primero en Cecilio Metelo Pío y luego en Cneo Pompeyo Magno. Sertorio, que no buscaba gobernar sino devolver a la república su pureza perdida, consiguió el apoyo de varias ciudades hispanas. En el año 72 a.C, con la guerra ya perdida y Sertorio muerto, los habitantes de Calagurris se negaron a rendir la plaza a Pompeyo, que la sometió a un prolongado cerco. Según cuenta Salustio, los calagurritanos llegaron a pasar tanta hambre que incluso recurrieron al canibalismo. La expresión «hambre calagurritana» se convirtió en frase hecha y llegó incluso al Diccionario de la Real Academia. En el Museo de la Romanización de Calahorra pueden contemplarse las bolas de piedra usadas como proyectil de catapulta. No todo, como se ve, fueron puentes y juegos circenses.
Acueducto Alcanadre
Trece arcos en pie, medidas colosales y una datación discutida
No resulta fácil llegar al acueducto de Alcanadre, conocido por 'Puente de losMoros'. El pueblo riojano se ve al fondo de la llanura, pero para visitar el lugar hay que coger la carretera de Lodosa a Mendavia. Se supone que la obra original cubría más de 30 kilómetros y llevaba el agua desde la sierra de Codés hasta Calahorra. De sus 108 arcos originales, solo quedan en pie trece, pero bastan para hacerse una idea de la magnitud de la construcción. Su grosor, mucho mayor que el de otros acueductos, se explicaría por la necesidad de cruzar el río Ebro y de protegerse contra sus frecuentes crecidas. Fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional el 15 de enero de 1970. La datación es, no obstante, discutida e incluso hay especialistas, como Isaac Moreno Gallo, que le niegan su condición romana. Informa Pío García
Puente del Priorato Cihuri
De origen romano, pero reconstruido en la Edad Media
Al puente del Priorato le llaman «romano» porque ese fue probablemente su origen, como atestiguan los sillares utilizados en su construcción. Fue, sin embargo, rehecho durante la Edad Media, tal vez en el siglo XIII, con un gran ojo apuntado sobre un remanso del río Tirón y otros dos pequeños vanos laterales. Lo romano y lo medieval se funden aquí de manera confusa, difícil de deslindar, pero acaban conformando un paraje de gran encanto. Junto al puente se encuentra la Casa del Priorato, construida en el siglo XVIIpor monjes de San Millán. La vinculación histórica de la villa de Cihuri con los monasterios emilianenses data del año 947, tras una concesión de Fernán González, conde de Castilla. Informa Pío García
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Museo de la Romanización Calahorra
La romanización en La Rioja, en el palacete modernista de Ángel Oliván
El Museo de la Romanización representa uno de los tesoros de Calahorra por partida doble. En primer lugar, por su ubicación en un palacete modernista que mandó construir un industrial chocolatero de la ciudad agraciado con el premio Gordo de Navidad de 1930 (Ángel Oliván). Y en segundo lugar, por albergar numerosos restos recuperados en excavaciones arqueológicas de Calahorra y en otras localidades riojanas que ayudan a conformar un puzzle de la vida de los romanos en La Rioja. La exposición del museo, distribuida en tres plantas con cinco salas, muestra la época de los celtíberos; cómo fue la romanización y cómo la cultura romana fue conquistando la 'domus', la vida privada, las actividades económicas, el culto y el juego. Estas secciones hacen de 'cofre' de pequeñas joyas arqueológicas, como un vaso de cerámica con motivos circenses del alfarero Cayo Valerio Verdulo, un conjunto de bolas de catapulta utilizadas para las batallas o el busto de la Dama Calagurritana. La muestra termina con la llegada del cristianismo y dos ejemplos calagurritanos: el de los soldados romanos san Emeterio y san Celedonio, martirizados junto al río Cidacos por su condición de cristianos. Informa Isabel Álvarez
Conjunto monumental del Burgo Alfaro
El único ninfeo con presa y puente que persiste de la romanización
Legado del Graccurris fundado en el 179 antes de Cristo por Tiberio Sempronio Graco como lugar estratégico para marchar hacia Numancia por Contrebia Leukade, la localidad de Alfaro guarda un tesoro en el conjunto monumental del Burgo, el único ninfeo que persiste de la romanización, monumento dedicado a las ninfas del río Alhama. Obra magnífica en sus sillares, todavía hoy brota agua del manantial de su interior, canalizada hace unos años para frenar el deterioro y que su acumulación creara suciedad. Contaba con unas escalinatas que permitían descender desde lo alto al manantial a orillas del río. El conjunto se completa con presa de la que salían canales y puente, para muchos imperceptible tras una zona de árboles. Informa Ernesto Pascual
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