Julio Irigoyen posa minutos antes de esta entrevista. Juan Marín

Julio Irigoyen

Médico forense del IML de La Rioja jubilado
«Cuando a un muerto se le hace justicia con tu trabajo, eso sí que es satisfacción»

«Con las agresiones sexuales nosotros estamos ahí en primera fila atendiendo a las víctimas», apunta

Carmen Nevot

Logroño

Domingo, 21 de septiembre 2025, 09:05

El pasado lunes Julio Irigoyen (Zaragoza, 1959) cruzó por última vez la puerta del Instituto de Medicina Legal de La Rioja. Ese día cerró una ... etapa como médico forense para iniciar una nueva como jubilado en la que los viajes han pasado a ocupar un primer plano. Más de 30 años de profesión dan para muchos sinsabores y para mirar de frente al dolor, en ocasiones desgarrador, de familias que han perdido a su ser querido de la manera más atroz.

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– 44 años ejerciendo la medicina, 33 de ellos como médico forense. Empieza una nueva etapa, ¿cómo lo lleva?

– De momento no me he hecho a la idea del todo, porque ahora me parece que estoy de vacaciones y voy a tener que volver. Pero bueno, es una nueva etapa y yo creo que me tengo que adaptar.

– Como forense seguro que hay una pregunta que le han hecho un millar de ocasiones ¿los muertos hablan?

– Sí, sí, siempre se dice. Lo que hacemos nosotros es interpretar ese lenguaje. Es decir, tenemos que saber mirar los signos que encontramos en los cadáveres para averiguar lo que nos interesa desde el punto de vista judicial o desde el punto de vista médico forense. ¿Cuál es la causa de la muerte? ¿Cuándo se ha producido? y si esa muerte es por causas naturales o se debe a una causa externa o si alguien ha intervenido en esa muerte. En ese caso hay que determinar si es accidental, si es suicida o si es homicida. Eso y muchas otras circunstancias.

– Una labor crucial que en los juicios puede decantar la balanza hacia la condena o la absolución, pero no es el único cometido, hay mucho más detrás de vuestra labor ¿no?

– La medicina forense tiene dos grandes áreas, la de patología, que son las autopsias, y el área de clínica que se llama, que es, digamos, la atención a las personas vivas. Y dentro del área de clínica hay también muchas áreas, que son la valoración del daño corporal, es decir, qué daños ha sufrido una persona a consecuencia de unas lesiones producidas por otra, o por un accidente o lo que sea y cuánto tiempo han tardado en curar, qué tipo de tratamiento médico han precisado y si quedan secuelas permanentes. Pero además, nosotros también hacemos valoraciones psiquiátricas e informes psiquiátricos de las personas que quieren incapacitar civilmente porque ya no son capaces de gobernar su vida y, por supuesto, está el tema de la violencia de género, que ahora ha adquirido una gran importancia. Lo mismo ocurre con las agresiones sexuales y nosotros estamos ahí en primera fila atendiendo a las víctimas, evaluando los daños que han producido y obteniendo pruebas. También intervenimos en la determinación de la edad biológica, sobre todo se aplica a los menas, a las personas que entran en España sin papeles. A veces hay que determinar si son menores de edad o son mayores porque la situación administrativa es diferente.

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– ¿Cómo se puede saber si un joven tiene 17 o 18 años?

– La determinación de la edad es es un problema que es casi imposible de resolver en muchos casos. Nosotros hacemos una aproximación, a veces utilizando rayos X en los huesos para ver cómo está su crecimiento, si ha terminado. También hacemos entrevistas personales para ver cómo se maneja psíquicamente, pero lógicamente es imposible determinar entre 17 y 18 años o 17 años menos un mes y 18 años más un mes. En esos márgenes es imposible. Cuando determinamos una edad siempre es con un margen de error de un año o dos. Luego hay mucha variación entre etnias, entre personas que han nacido en un país africano y personas que han nacido en un país europeo.

– ¿Han aumentado este tipo de valoraciones en el último año?

– En la Rioja no, porque es una comunidad muy pequeña y realmente aquí hay muy poco movimiento en ese sentido. Cuando han traído aquí a menores derivados de otras comunidades, vienen con sus informes hechos.

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– También apoyáis a otros institutos en caso de catástrofe.

– Sí, por ejemplo con la Dana, que es la última catástrofe que ha habido en España. Estuvieron bastante sobrepasados porque fueron más de 220 muertos, creo, aparte de todos los heridos. En estas situaciones ningún instituto da de sí para poder hacer las autopsias y las determinaciones de las identidades. Además, es un trabajo que hay que hacerlo lo antes posible porque la putrefacción de los cadáveres va en contra de la capacidad que tenemos de determinar la causa de la muerte o la identidad. Pasó lo mismo con el accidente de Spanair en Madrid. Dos compañeros de aquí, Jorge González, que es el antiguo director del Instituto de MedicinaLegal de La Rioja y que ahora está en el Instituto Nacional de Toxicología como director, nos desplazamos a Madrid para ayudar.

– ¿Cómo recuerda aquellos días de agosto de 2008?

– Yo nunca había estado en un suceso con múltiples víctimas, que es como se denomina. Era muy impresionante ver una sala bastante grande con los cadáveres carbonizados que habían puesto allí. Luego había otra sala donde trabajábamos con unas 8 o 10 mesas de autopsia y en cada mesa estábamos un equipo de forense, técnico de autopsia y policía. Era así para hacer las identificaciones. En estos sucesos, sobre todo de aviones, la causa de la muerte tampoco tiene mayor importancia porque todos han muerto por traumatismos, quemaduras, etcétera. Lo más importante es la identificación de cada víctima. La verdad es que fue muy impresionante porque estábamos mucha gente trabajando y había un silencio increíble.

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– Tuvo que ser sobrecogedor

– Sí, sí.

Accidente Spanair agosto 2008

«Era impresionante ver una sala bastante grande con los cadáveres carbonizados que habían puesto allí»

Edad menores no acompañados

«Es imposible determinar entre 17 años menos un mes y 18 años más un mes»

– El covid también puso su mundo patas arriba ¿no?

– Lógicamente nos fuimos todos a casa. Se quedaban los forenses que estaban cada día de guardia para que atendiesen a lo que hubiera porque, claro, seguía habiendo fallecidos de causas judiciales. Hubo muchos fallecidos por el covid, pero eso no nos afectaba a nosotros porque eran muertes naturales que certificaban los médicos. Fue también una época bastante extraña porque cuando tenías que salir por la noche a hacer algún servicio, igual a las 10 o a las 11 de la noche, estaba todo tan vacío y tan en silencio que también era un poco impresionante.

– Si tuvieras que destacar un caso de toda tu carrera.

– Me gusta mucho mi trabajo porque es de atención a la gente, de servicio público, de servicio al ciudadano, pero es un trabajo en el que estás en contacto con las peores cosas que ocurren. Todo el mundo que tiene que ir a un médico forense es porque le ha pasado algo malo. El que va al médico forense tiene cierto sufrimiento, pues es una víctima de violencia de género, es una víctima de una agresión sexual, hay un fallecido y está la familia allí. Entonces, haces tu trabajo, que es necesario y ayudas, pero también tiene una parte de impacto psicológico. No hace tanto que hubo un desgraciado accidente, una persona se metió en dirección contraria en una autopista y mató a una mujer que estaba embarazada. Casos así, quieras que no, te minan un poco psicológicamente. Cuando estás haciendo la autopsia, estás muy metido en tu trabajo, muy focalizado en lo que tienes que hacer para no equivocarte, pero cuando acabas tienes conciencia de todo lo que supone y a poca empatía que tengas... No es como la medicina asistencial que tú salvas una vida, que un tumor o una enfermedad que iba a provocar la muerte de una persona, de repente, haces una intervención y le salvas y le das 10 o 15 años más de vida, y tienes alegrías. Nosotros no tenemos alegrías.

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– No, pero tampoco quejas.

– No, no, eso no, los pobres fallecidos no se quejan de nada ya. Sí puedes tener la satisfacción cuando con una sentencia se le haga justicia y cuando se les hace justicia gracias a tu trabajo, a los informes que has hecho, eso sí que es una satisfacción, aunque el daño se haya producido antes. Es lo más satisfactorio del trabajo, intervenir en la reparación del daño.

– ¿Lo suyo es vocacional?

– Siempre había querido ser médico. Lo que más me llamaba era el conocimiento de la anatomía, saber cómo funciona el cuerpo humano. Luego me gustó la asignatura de Medicina Legal y Forense. Podías hacer investigación y averiguar qué es lo que lo que había pasado.

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– ¿Ha cambiado mucho?

– Técnicamente no, porque no es como otras áreas de la Medicina que sí que ha habido un cambio muy grande. Sí que han cambiado los medios. Cuando llegué a Logroño hacíamos las autopsias en el cementerio, en una sala de en la morgue que había entonces. Las condiciones eran bastante malas. No teníamos buena luz, no teníamos buena mesa, no teníamos buena irrigación con agua, en fin, era un poco penoso trabajar ahí porque las autopsias se hacían en los cementerios. Luego pasamos a hacerlas en el Hospital Provincial, en la salita que ya tenían para anatomía patológica, que ya era una buena mesa. Ahora tenemos los mejores medios, una mesa moderna con una buena luz, con un buen instrumental, todo el instrumental se esteriliza después de cada autopsia para que cuando se empiece la siguiente esté estéril, para que si te cortas no tengas problemas de infecciones

– Han proliferado los true crime y series como CSI en las que el papel del forense es crucial ¿tiene algo que ver con la realidad?

– No tiene nada que ver. El relato del episodio de la serie exige que tenga un inicio, un nudo y un desenlace. Entonces, tienen que resolver, digamos, en un tiempo corto y se resuelve porque se ha hecho la autopsia, las determinaciones de laboratorio y parece que eso se hace todo seguido, pero realmente puede ser que hayan tardado seis meses o un año en resolverlos. Los tiempos no se corresponden y luego, además, se toman algunas licencias. Nosotros no podemos dar con una exactitud tan grande como en las películas la data de la muerte, que es lo más complicado. Como mucho tiene una precisión de más menos 2 o 3 horas. No te digo ya nada cuando han pasado días desde la muerte, entonces ya es muy difícil y en las películas a veces te dan hasta la hora y digo: ¿No será porque se ha parado el reloj o algo parecido?.

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– Usted es un médico forense muy activo en X, donde no tiene problema en pronunciarse sobre prácticamente todo. ¿No le han dicho que es poco kamikaze?

– Sí, me han dicho que soy valiente, pero cuando tienes un trabajo como el mío no puedes decir las cosas a voleo y tienes que tener una información detrás que te respalde lo que tú estás diciendo, siempre con educación. Entonces, si yo digo una cosa es porque hay un respaldo científico. Por ejemplo, no entiendo la posición de los antivacunas porque lo dicen a voleo. Se basan en artículos que no son muy exactos y dicen cosas que a veces son absurdas. Las vacunas, en general, no son malas. Si ahora tenemos la esperanza de vida que tenemos es gracias a a las vacunas. Incluso la del covid, aunque haya mucha discrepancia, creo que salvó vidas, que hizo que la epidemia se acabase antes de lo que hubiese podido durar.

– De Pedro Sánchez ha dicho que «cambia de opinión más que una vedette de ropa», y de la oposición, que «no favorece para nada la convivencia».

– Sí, son cosas que están ahí. El presidente del Gobierno dijo primero: 'Y con Podemos no me voy a ningún sitio'. Lo dijo cuando pensaba que no iba a necesitarlos para gobernar. Luego, cuando los necesitó, cambió. Dijo: 'Bueno, pues tampoco es tan malo gobernar con Podemos'. Y de la amnistía, vamos, no quería ni hablar, y ahora está. Son cambios de opinión que no se entienden muy bien y yo creo que la población se da cuenta de estas cosas. Dices, es que aquí no hay una congruencia. Y luego está la oposición que se está haciendo, que no estoy a favor para nada, porque consiste en insultar, insultar e insultar. No se ha oído qué van a hacer con la vivienda cuando gobiernen, ni con las pensiones.

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