UNIR

Cuando las ideas se convierten en modelos de utilidad y patentes

Desde la Oficina de la Transferencia del Conocimiento se ayuda a los investigadores en los trámites para registrar y proteger sus ideas

Domingo, 5 de octubre 2025, 14:16

UNIR está volcada en promover el ámbito de la investigación y de la transferencia. Son dos de los retos (junto al de la docencia) a los que se enfrentan las universidades en la actualidad, y lo está haciendo, en palabras de Carlos Prieto, director de la Oficina de la Transferencia del Conocimiento de UNIR, incidiendo no solo en la investigación básica, sino «en la aplicada, que se acerca más a las necesidades que tienen la sociedad y las empresas. Porque lo que queremos es sacar productos o soluciones novedosas, y a poder ser patentables o protegibles, para que se puedan explotar no solo en España, sino en otros mercados internacionales».

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En los últimos años está aumentando el número de patentes y modelos de utilidad que se están registrando y es por este motivo que desde UNIR estén ayudando a los grupos de investigación a la hora de hacer el trámite. Ambos son subcategorías de la propiedad industrial. La patente «tiene que ver más con el desarrollo industrial»; es un derecho que se otorga a una invención nueva y útil. El modelo de utilidad, concreta Prieto, «sería aquel que realizando un pequeño cambio a un producto ya existente logras darle un nuevo servicio o una nueva utilidad que hasta entonces no lo estaba dando».

Él ahonda en la importancia de que las universidades registren nuevas patentes, por el retorno que conllevan. «Yo tengo una idea, la desarrollo, la patento, consigo después ponerla en el mercado y logro ingresos con los que voy a poder seguir investigando. Se crea una rueda, un círculo que se alimenta continuamente».

Pese a la juventud de UNIR, la apuesta por convertir proyectos de investigación en otros de transferencia de alto impacto es evidente. No obstante, la línea en la que se centran siempre va unida a las necesidades de la sociedad y empresa. «En La Rioja estamos trabajando con la empresa en la etapa de investigación; nos buscan para desarrollar proyectos de investigación conjuntos, donde hay un análisis previo para ver si sería algo patentable o protegible desde la propiedad intelectual». Prieto explica que a través de una plataforma de 'blockchain'–base de datos compartida–, un investigador que tiene una idea, incluso antes de desarrollarla, «la puede poner en esa base, con lo que se asegura que estamos protegiendo ya esa idea». Antes de pasar al proceso de patente o de desarrollo, «lo cotejamos con el mercado y las empresas –firman un acuerdo de confidencialidad– para ver si es interesante o no». Si se ve que hay posibilidad «es cuando el investigador se pone con ella y cuando el trabajo esté avanzado, se hace el proceso de registro de la propiedad industrial o intelectual».

Una cena, una pata de marisco y un nuevo modelo de utilidad

Las ideas llegan en cualquier momento. Una cena con su padre y una pata de marisco de por medio, que terminó manchando la pared, fue el punto de partida que llevó a Francisco Javier Olivar de Julián, investigador de UNIR, a pensar cómo podría haber evitado ese problema. «Todos conocemos la gran imprecisión que tienen las pinzas para cascar y mi padre las cogió para partir una pata de marisco en unas Navidades. Al final, la pared de la habitación quedó completamente salpicada», explica. Él comenzó a pensar en cómo las pinzas podían ser más fiables hasta que el 28 de mayo de 2025 patentó su nuevo 'Accesorio de seguridad para pinza para cascar'. «Conseguimos disponer un simple mecanismo, un accesorio que se introduce dentro del cascador y facilita la presión del aparato, con lo que hay mayor seguridad. No te haces daño en los dedos ni salpicas», avanza.

No fue su primer modelo de utilidad, ya que dos años antes también una casualidad le llevó a diseñar otro modelo de utilidad. Francisco Javier Olivar se quedó colgado en el ascensor, con una bolsa con botellas de vino. «Si en algún momento hubiese querido abrirlas, no hubiese podido, porque no tenía un abridor. Eso me llevó a pensar en cómo podía solucionar ese problema». Así surgió su 'Accesorio Extractor de tapón', «un abrefácil de botellas, que no requiere sacacorchos».

Sus dos inventos nacieron tras una situación de necesidad, con ideas que fue desarrollando hasta que consiguió dar con el planteamiento final y registrarlos. «UNIR ayuda a desarrollar la memoria, a comprobar que no haya otros modelos similares, a complementar la solicitud, a la parte documental de todo el proyecto y también a la gestión». Está inmerso en un nuevo modelo de utilidad, que confía que en breve vea la luz. «Suele ser un proceso largo, aunque últimamente está yendo más rápido. Entre seis meses y un año es fácil que cueste. Hay casos más sencillos de verificar si son realmente originales».

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