Los servicios de emergencia, en el lugar de los hechos en 2023. Juan Marín

El fiscal pide tres años y medio de cárcel por la discusión de tráfico mortal en Toyo Ito

Ministerio Público y acusación sostienen que «un puñetazo» causó la fatal caída de la víctima, mientras que el acusado defiende que «fue un accidente horrible»

Víctor Soto

Logroño

Miércoles, 1 de octubre 2025, 19:53

El 29 de junio de 2023, la muerte de un hombre de 70 años en la calle Las Tejeras (junto a los edificios ... de Toyo Ito) tras una discusión de tráfico sacudió La Rioja. Más de dos años después, el caso llegaba hoy a los tribunales en una vista larga y compleja que ha girado, en esencia, sobre unos segundos trascendentales que nadie vio.

Publicidad

Tres testigos observaron el antes y el después de lo sucedido, pero no el momento en el que el acusado pudo golpear a la víctima. En ese instante y con el objetivo de mediar, uno de ellos trataba de atravesar entre dos coches aparcados con la vista en el suelo. Otro, que iba en bicicleta, hablaba por teléfono para intentar localizar un restaurante. Y una tercera, desde la ventana, acudía a la llamada para limpiar a su hija pequeña. En esos instantes se pasó de dos personas discutiendo («en actitud de pelea», según el testigo principal) a una yaciente y moribunda en el suelo («oí un golpe seco», recordaba el segundo).

Para Fiscalía y acusación particular se trata de un homicidio por imprudencia grave, por el que solicitan tres años y medio o cuatro años de prisión, respectivamente. Para la defensa, fue «un simple accidente con resultado fatal», así que pide la absolución. En el aspecto civil, la familia reclama una indemnización de 360.000 euros.

Cinco horas

Para tratar de desembrollar la complicada madeja de los hechos, el juez sustituto del Penal 3 escuchó durante casi cinco horas a ocho agentes policiales, siete testigos, un forense y al acusado, que declaró en último lugar.

Publicidad

Una de las claves del juicio, que cimienta la argumentación de Ministerio Público y acusación, es que la víctima presentaba tres lesiones en la cara (una en la zona nasal y dos en los labios) «perfectamente compatibles con un puñetazo». Para el forense, lo lógico es «pensar que hay una continuidad entre el golpe en el rostro y la caída», que produjo un traumatismo craneoencefálico y una hemorragia cerebral mortal.

Además, un agente de la Brigada Científica de Policía Nacional también declaró que la herida en la boca del fallecido fue «consecuencia de un golpe» y «coincidía más o menos con el tamaño de una lesión reciente en la mano derecha del acusado».

Publicidad

Por su parte, este que en el momento de los fatales hechos acudía a realizar una instalación de fibra a un domicilio cercano, rechazó ser un agresor. «No le asesté ningún puñetazo en la boca, solo me lo quité de encima cuando él venía hacia mí y después de que me empujase dos veces. Me lo quité, dio un paso hacia atrás y vi cómo se enganchaba un pie en el otro y tropezaba», rememoraba. «Fue un accidente horrible, una tragedia que no tendría que haber pasado nunca. Cada uno se tenía que haber ido esa tarde a su casa», añadía entre sollozos recordando que desde esa tarde perdió a su trabajo y a su esposa. «La pena la tengo dentro», lamentó.

Lágrimas que tampoco pudieron contener las hijas de la víctima. «Era la figura clave de nuestra familia. Su pérdida nos ha destrozado a nosotras y a sus nietos», explicaba una. «Queremos que se le haga justicia y que vaya a la cárcel», remachaba la otra.

Publicidad

Una versión de los hechos

Pero, ¿qué ocurrió para que dos adultos acabasen fuera de sus vehículos discutiendo acaloradamente? La muerte de la víctima solo deja al agresor como fuente. «Salía de la furgoneta para hacer la instalación y un coche se paró delante de mí. Bajó un hombre y empezó a insultarme gritando hasta ponerse a dos centímetros de mi cara. Yo no sabía qué había hecho, le pregunté si era por un tema de tráfico, si le había cerrado en la rotonda y le pedí disculpas, porque no entendía nada», declaró. «En un momento se quedó callado, se me tiró encima y ahí me lo quité de encima», añadía durante su testimonio.

«¿Por qué no se marchó, por qué no evitó la discusión?», le preguntó el abogado de la familia del fallecido, Eduardo Antonio Ortega Noguero. «No quería darle la espalda, no sabía hasta dónde iba a llegar. Tenía miedo a que me empujara y lastimase», respondió.

Publicidad

«Tuvo la posibilidad de haber evitado la confrontación», replicó el letrado en su alegato final, haciendo hincapié en «la vulnerabilidad de la víctima» y recordando «las contradicciones» del imputado, que «dice que ni le toca, pero reconoce que se lo quita de encima; que asegura que no ve lo que ocurre, pero observa cómo va hacia atrás y tropieza». Por su parte, el fiscal defendió que aunque no hubo «intención de causar la muerte, sí de agredir». «La causalidad de la agresión hizo que cayera al suelo y se produjo la lesión que provocó la muerte», insistió.

Mientras, el abogado defensor explicó que el presunto agresor siempre ha declarado «sentirse culpable de que una persona falleciera, pero no culpable del fallecimiento». «Estuvo sobrepasado por una situación que él no esperaba, no tuvo tiempo para evitar la confrontación», incidió antes de recordar que el fallecido presentaba una alta tasa de alcohol en sangre.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta especial!

Publicidad