Dos décadas del 'sí quiero' igualitario
En julio de 2005 se aprobó el matrimonio gay y pese a su insólito rechazo inicial, hoy está totalmente asentado y más de 325 parejas ya han sellado su unión en La Rioja
El 3 de julio de hace veinte años, España daba el sí quiero a los matrimonios entre personas del mismo sexo. En La Rioja la ... primera unión homosexual no se celebró hasta el 10 de septiembre de ese mismo año. Montse Almendari y Marta Amo, en un acto íntimo y sin cámaras, eran declaradas mujer y mujer en el Ayuntamiento de Rincón de Soto. Fue la primera ocasión en la que se materializaba una ley que fue el empeño y uno de los proyectos estrella del entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero.
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Su aprobación por la mayoría absoluta de la Cámara baja, con 187 votos a favor, 147 en contra y 4 abstenciones, estuvo precedida de una campaña de rechazo entonces insólita y de nueve meses de tensa tramitación. El avance logrado no tuvo el beneplácito judicial hasta el 2012. El Tribunal Constitucional, con una votación de ocho a tres, avaló la constitucionalidad de los matrimonios entre personas del mismo sexo tumbando el recurso presentado por el PP e impulsado por el colectivo El Foro de la Familia y la Conferencia Episcopal.
En La Rioja, basta con echar la vista atrás a través de la hemeroteca, varios alcaldes se declararon objetores en un primer momento. Se negaban a oficiar este tipo de bodas porque sus creencias se lo impedían o simplemente porque les «rechinaba» la palabra matrimonio.La ideología no pesó a todos por igual porque regidores del mismo partido mostraron posiciones contrarias y otros, simplemente, se sometían por respeto a la legislación.
En las dos décadas que han transcurrido, en La Rioja, según los datos del INE, hasta 2023, el último año analizado, se habían celebrado 325 matrimonios igualitarios, 175 de ellos entre mujeres y el resto entre hombres. Y el temor a que las uniones homosexuales iban a acabar con la familia con el tiempo se ha demostrado infundado. «La realidad así lo ha demostrado porque los homosexuales y las lesbianas de derechas también se han casado», apunta Jesús Cárcamo, vicepresidente de Gylda.
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Hoy, añade, «nadie puede defender que el matrimonio igualitario haya perjudicado a nuestra sociedad en nada». Al contrario, entiende que «ha puesto de manifiesto la diversidad que siempre ha tenido y que tiene nuestra sociedad y ha permitido que muchas personas podamos desarrollar nuestros proyectos afectivos y familiares en igualdad con el resto de los ciudadanos».
En sus inicios, varios alcaldes riojanos se negaron a oficiar bodas porque sus creencias se lo impedían o simplemente porque les «rechinaba»
El temor a que las uniones homosexuales iban a acabar con la familia con el tiempo se han demostrado infundados
Ni el avance de posiciones más conservadoras ni ningún cambio político ponen en peligro, a su juicio, el matrimonio igualitario porque está avalado por la Constitución y su derogación tendría que ir de la mano de una reforma constitucional. Ahora bien, sí que considera que hay un riesgo de retroceso en otros aspectos, como por ejemplo, la ley trans contra la que «la ultraderecha está presentando mociones en todos los parlamentos». Por tanto, el vicepresidente de Gylda, considera fundamental poner límite a «los discursos de odio de la ultraderecha y de una parte de la derecha complaciente con ello» porque conducen a un sector importante de la población, especialmente a los más jóvenes, «a unos planteamientos que cuestionan mucho la igualdad, la convivencia y el respeto». De hecho, las encuestas están poniendo de manifiesto que una parte de la población de entre 16 y 30 años «tienen posiciones más retrógradas que hace veinte años», señala.
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«Interiorizado y normalizado»
Para el sociólogo y profesor de la Universidad de La Rioja (UR), Sergio Andrés Cabello, lo que mostró la aprobación del matrimonio igualitario hace veinte años es que «la sociedad española y la riojana es bastante tolerante y diversa, lo que no quiere decir que no haya grupos que puedan tener otras visiones».
En 2005 fue un «hito bastante significativo, pero ahora es una cuestión que en nuestra sociedad está interiorizada, normalizada y no está en riesgo de subversión o de anulación». Pese a que puede haber colectivos que tienen una visión contraria «eso existe y existirá siempre, no creo que vayan a tener la fuerza y la potencia en un momento determinado para subvertir medidas como esta. No creo que nadie venga y diga vamos a anular el matrimonio igualitario. Además, la gente está en el vive y deja vivir». En definitiva, como se ha visto con los años, «no es una cuestión que suponga ningún tipo de trauma, en todo caso a una parte muy minoritaria».
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La polarización y el extremismo de diferentes posturas que se está viviendo en la actualidad «son más ruido que la substancia que hay debajo. Hace veinte años podía haber más gente que podría escandalizarse por una medida de este tipo, pero hoy en día no veo ningún riesgo», señala Andrés Cabello.
Para este sociólogo, por mucho que se quieran cargar las tintas en mensajes alarmistas y con independencia de que existan actitudes homófobas, «el matrimonio igualitario es una institución consolidada y no creo que sea una cuestión de preocupación de la gente».
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En su momento sí que hubo una oposición de una parte vinculada a la Iglesia católica o a la derecha más conservadora que tenía una postura contraria al matrimonio entre personas del mismo sexo por el propio concepto de la palabra matrimonio y por el hecho de tener hijos. «Eran generaciones anteriores que tenían una visión más cerrada, cuando al final lo que importa es que sean buenos padres o buenas madres». En general, considera que la sociedad «es muy respetuosa con independencia de que haya mucho ruido», concluye.
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