Dos décadas de noticias en el aeropuerto de Agoncillo

Dos décadas después de aquel hito, el aeródromo vive un momento complicado, con un solo vuelo y una cifra de pasajeros que solo alcanza al 5% de lo que se previó cuando se construyó la infraestructura. Conseguir la obligación de servicio público para esa ruta con la capital de España es una de las máximas aspiraciones de la terminal, además de atraer alguna compañía que programe trayectos regulares.

Aún faltaban más de dos años para la puesta en marcha del aeropuerto pero AENA redactó un Plan Director que resultó demasiado ambicioso. Se hablaba entonces de alcanzar en 2015 los 303.228 pasajeros y las 10.001 operaciones. Un sueño jamás cumplido con unas cifras inverosímiles.

A 13 días de los comicios autonómicos y municipales, el entonces presidente del Gobierno central, José María Aznar, inauguró el aeropuerto. Pero el primer avión en tomar tierra fue el de Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y de ACS, la constructora que participó en las obras del aeródromo.

Pronto comenzaron las anomalías con los vuelos. Al cuarto día se registró una avería informática que obligó a suspender una de las operaciones a Madrid y causó demoras en otros. Iberline, la empresas que entonces operaba en Agoncillo, tuvo que fletar taxis para llevar a los pasajeros a la capital de España.

Primero con la capital y, antes de pasar cuatro meses, también con la otra gran ciudad española. El aeródromo riojano vivió un inicio pleno con enlaces muy demandados. Con destino a Barajas llegaron a salir tres vuelos diarios desde Agoncillo, operados por la compañía Air Nostrum.

Los «enormes» costes fijos de la aviación regional llevaron a la empresa sueca Iberline a cancelar sus operaciones con la capital de España y se quedaba sola en Agoncillo la aerolínea Air Nostrum. El Gobierno expresó su lamento pero «no estamos dolidos», dijo el entonces consejero Antonino Burgos.

Cuatro aerolíneas –Rioja Airlines, Air Nostrum, Spanair y Swiftair– llegaron a ofertar 21 vuelos a siete destinos veraniegos: Málaga, Sevilla, Alicante, Ibiza, Palma de Mallorca, Menorca y Tenerife. Ese movimiento de viajeros hizo que 2007 se cerrara con más de 56.000 pasajeros, el récord en Agoncillo.

El aeródromo cerró 2013 con una caída inédita entonces hasta que llegó la pandemia y vivió el mayor desplome. Hace una década influyó la crisis económica que hizo ir perdiendo vuelos y clientes poco a poco. 10.598 viajeros ese año es la peor cifra que se recuerda sin contar los ejercicios marcados por el covid.

AENA, la gestora de aeropuertos en España, defiende que el de Agoncillo no le cuesta nada a los riojanos porque sus cuentas económicas se engloban en las de la compañía, cotizada en Bolsa. Pero el último año con datos desglosados, 2014, se cerró con 5,77 millones de pérdidas y la deuda superaba los 80 millones.