Derrumbe en Logroño

Un derribo aplazado a la espera de los especialistas

Durante la tarde del miércoles se mantuvo una reunión de representantes de la propiedad del edificio anexo al colegio, empresa constructora, dirección facultativa de la obra y técnicos de seguridad de la empresa para abordar el proceso de demolición con todas las garantías.

Además, la empresa, según explicaron fuentes municipales, ha decidido solicitar apoyo a técnicos especialistas en demoliciones de Madrid que se desplazarán a Logroño. Este jueves a primera hora está previsto celebrar una reunión entre representantes de OCISA, los técnicos especialistas de Madrid y en la que también participarán técnicos municipales. El objetivo es que la demolición pueda iniciarse a media mañana de este jueves si no existe ningún contratiempo. Desde el Ayuntamiento explicaron el miércoles por la tarde que la Inspección de Trabajo había solicitado documentación a la empresa constructora durante el día.

Con esta situación, los vecinos continúan por tanto desalojados y además la previsión es desalojar también hoy a la comunidad de propietarios del número 20 de Calvo Sotelo, con lo que ya son cerca de 30 los inmuebles con sus residentes evacuados. Aunque los peatones podían pasear sin problema, para este jueves está previsto cortar el tráfico de la calle Juan XXIII entre los tramos de Ciriaco Garrido y Calvo Sotelo. Será durante el tiempo que dure la demolición controlada. Se mantendrá un paso peatonal por la acera de los números impares de Juan XXIII, en las Cien Tiendas.

Entre tanto, los vecinos afectados por el derribo, siguen confiando en volver esta semana a sus casas, máxime cuando los primeros informes periciales del Ayuntamiento llevados a cabo ayer descartan en un principio daños estructurales en sus inmuebles. El ánimo en general es de confianza: «Yo he subido con el del seguro a mi casa esta mañana y me ha dicho que estaba todo bien, creo que no hay motivo para la preocupación, aunque hay un vecino que está alojado en un hotel», relataba Marian, vecina desalojada del número 16 y propietaria de la Cafetería Magyk. Por contra, hay quienes empiezan a mostrar su preocupación tras el retraso del inicio del derribo. «Como mínimo te crea incertidumbre, tenían que haber empezado y no lo han hecho, no tendrán claro el procedimiento a seguir», razonaba Jon, de la inmobilaria Distrito 3, intentando encontrar una explicación.

«Para mí lo peor fue cuando nos avisaron de que teníamos que abandonar el local por la fuga de gas, oír ¡corre, corre! fue muy duro, pero hay gente que lo ha pasado peor y todavía lo está pasando realmente mal, como la vecina que vivió en directo el momento en que los obreros eran alcanzados por el derribo, lo vio todo».