Los datos de un mercado al rojo vivo

Este incremento va de la mano con otro: el del número de hipotecas. Aunque siempre hay compradores pudientes que abonan su vivienda a tocateja (ya sea por ahorros o por ayudas familiares), lo más habitual sigue siendo solicitar un préstamo bancario. Y de enero a mayo (últimos datos registrados por el INE), en la comunidad se han firmado 1.965, un 62% más que el año pasado y también cifra récord de la década.

Se vende más y se pide más dinero por una razón obvia: la elevada demanda está tirando de unos precios que resultan cada vez más caros. Una tensión que se percibe especialmente en la capital, pero también en otros municipios. El último en poner cifras a esa alza evidente es la Sociedad de Tasación, que ayer mismo publicaba un informe titulado 'Estudio de vivienda nueva en el interior'. Para la capital riojana, el incremento de los precios en solo un año se sitúa en el 4,9%, con un precio medio por metro cuadrado superior a los 1.700 euros. La consultora Gesvalt eleva ese incremento hasta el 5,4% teniendo en cuenta todas las tipologías de vivienda.

Pero más allá de la vivienda nueva, la preocupación está en el incremento de la de segunda mano y en el mercado del alquiler. La propia Gesvalt situaba el aumento interanual de los arrendamientos inmobiliarios en la comunidad en el 11,4%, hasta llegar a un precio medio de 8,33 euros mensuales por metro cuadrado de vivienda (aunque aquí las diferencias están claras: la media regional, según el portal inmobiliario Pisos.com se sitúa en 5,3 euros por metro cuadroado, mientras que en Logroño supera los 8,7 euros).

Un aluvión de cifras de un mercado al rojo vivo que coinciden a la hora de dibujar un panorama complicado para los que quieren acceder a una vivienda (ya sea en propiedad o en alquiler). Y, al mismo tiempo, que se presenta como muy satisfactorio para aquellos propietarios o inversores que disfrutan de su usufructo o que, directamente, se están deshaciendo de viviendas en un momento en el que los precios continúan una escalada que nadie sabe bien cuándo parará ni qué cota alcanzará.