CMP Sealing y Handling: cronología de un cierre anunciado
La plantilla de Sealing y Handling viven cinco meses de agonía sabiendo que, salvo sorpresa monumental, acabará con el cierre de las fábricas
No por sabido es menos doloroso. Los 200 trabajadores que hasta ahora acudían cada día a una de las dos plantas que la multinacional CMP ... Automotive tiene en el polígono de Cantabria cuentan los días que les restan para que sean rescindidos sus contratos y terminen su jornada con una pírrica indemnización de 20 días de salario por año trabajado con un máximo de una anualidad. Este es el tope de las compensaciones en las que media un proceso concursal y con las que se tendrán que conformar después de que se gestara hace tres meses un cierre que, salvo monumental sorpresa, no tiene vuelta atrás.
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A primeros del pasado mes de marzo comenzaron a sobrevolar las primeras noticias sobre la complicada marcha de la antigua Perteca. Los sindicatos CC OO y USO convocaban una asamblea informativa en la factoría de CMP Sealing para trasladar a la plantilla y a los medios de comunicación la grave situación por la que atravesaba la multinacional. Aquella fue la primera vez que se habló de «posible cierre» y de destrucción de los puestos de trabajo. El contrato con el grupo Volkswagen no se estaba desarrollando de la manera prevista y la situación provocaba tales problemas de liquidez que incluso las nóminas de enero de los trabajadores se pagaron en dos plazos y la de febrero ni siquiera se había abonado a mediados de marzo. Para entonces los sindicatos habían mantenido un encuentro con la dirección en el que plantearon varias alternativas para afrontar los malos tiempos. No hubo acuerdo.
Días después, en la asamblea con los trabajadores, la plantilla alertada por la situación, aceptó un plan de flexibilidad y la suspensión de un buen número de turnos hasta final de mes que la empresa había propuesto una semana antes al comité. A cambio exigió garantías y puntualidad en los pagos. A finales de ese mismo mes de marzo, los sindicatos volvían a exigir a CMP un plan de viabilidad para garantizar el futuro de los trabajadores. Ponían de nuevo sobre la mesa la grave situación por la que atravesaba la compañía y reclamaban respeto hacia los empleados. Al complicado momento, decían, se sumó un clima laboral cada vez más «deteriorado» y un trato «inaceptable» por parte de la empresa cuyos máximos representantes se habían negado a reunirse con la plantilla.
Nada pudo evitar que el 21 de mayo, dos meses después de la asamblea en la planta de Sealing, la empresa trasladara al comité que había presentado concurso de acreedores. En aquella reunión, la dirección ya habló de cerrar la factoría en agosto. El cálculo era que hasta ese mes habría carga de trabajo por el acuerdo de CMP con Volkswagen, su principal cliente, para suministrarle material para fabricar las juntas de estanqueidad para las puertas de los coches de la marca SEAT y así también tendría ingresos para pagar las nóminas a sus trabajadores.
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La comunicación de entrada en concurso voluntario de acreedores cayó como un jarro de agua fría, de ahí que USOy CC OO anunciaran en un comunicado que se habían visto obligados a convocar una huelga indefinida, a la que se adhería toda la plantilla, a partir del 2 de junio. En riesgo no sólo estaba el futuro de CMP Sealing, sino también el del centro especial de formación empleo Handling. La continuidad del centenar de empleados de esa segunda planta también se encontraba sobre la cuerda floja.
El 2 de junio, el comité de empresa decidió aplazar el paro hasta hablar con el administrador concursal y daban de plazo hasta el fin de las fiestas de San Bernabé para iniciar movilizaciones. Mientras, en el centro especial de empleo convocaban paros a partir del 12 de junio. En Sealing querían dar un margen de confianza conscientes también de que una huelga podría ser perjudicial. La crisis de las plantas del polígono de Cantabria llegó al Parlamento riojano tres días después. La oposición afeó al Gobierno su «inacción» para evitar el cierre de las dos fábricas. Yel Ejecutivo se reunió con los comités que le solicitaron medidas para proteger el empleo. El cierre era inminente. Mientras tanto la plantilla exigía a la compañía un incentivo a la producción de las piezas pendientes.
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El 7 de julio retomaban la huelga aplazada desde el 2 de junio y día y medio después, los trabajadores retomaban la producción tras recibir el incentivo que UGT, CCOO y USO venían reclamando para los trabajadores a SEAT. Los administradores concursales recibían la transferencia de ese bonus. Habían ganado una batalla aún sabiendo que la guerra la tenían perdida. El juez certificó esta semana la irremediable defunción de más de 200 empleos.
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