El PIB riojano crece en los últimos quince años por debajo de la media nacional

La riqueza de la comunidad autónoma aumenta el 3,1% en el año 2024, cuatro décimas menos que el total de España

Pío García

Logroño

Miércoles, 1 de octubre 2025, 07:16

Antes de descender a los detalles más inquietantes, conviene subrayar una obviedad: los datos de crecimiento económico en España son buenos. Incluso muy buenos, si ... tenemos en cuenta la atonía general de la Unión Europea y las múltiples zozobras que sacuden el planeta. Según los datos de Contabilidad Regional publicados ayer por el INE (Instituto Nacional de Estadística), en el año 2024 el PIB español creció el 3,5%. El riojano quedó cuatro décimas por debajo, en el 3,1%. En ese periodo, la UE en su conjunto, lastrada por Alemania, apenas lo incrementó en un 1%.

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El Producto Interior Bruto es el criterio más utilizado para medir la riqueza de un territorio. El de La Rioja, que por primera vez rebasó la cota de los 10.000 millones de euros en el año 2023, se ha situado ya en 11.225 millones de euros, lo que supone el 0,7% del total nacional. Son buenos números que, sin embargo, palidecen ante los de las regiones que, ahora mismo, están tirando más de la economía española: Murcia y los dos archipiélagos. El turismo sigue siendo la principal fuerza motora de este país y más aún después del destrozo que causó pandemia.

En el caso de La Rioja, sin embargo, lleva años produciéndose una insidiosa desaceleración. A la hora de comparar el crecimiento en valor (a precios de mercado) del PIB de 2010 con el de 2024, la comunidad autónoma presenta un incremento porcentual mucho más endeble que el del país en su conjunto: un 0,7% frente al 1,3%. Esta estadística refleja de modo palmario el empuje de Madrid, única región que alcanza el 2% de variación positiva, y el buen comportamiento de las regiones turísticas. Pero también subraya que las comunidades vecinas (País Vasco y Navarra), que ya partían de una mejor posición, también han ido incrementando sus cifras en un porcentaje mayor que La Rioja: cuatro décimas en el caso de Euskadi y cinco, en el de la comunidad foral.

«Hemos ido dejando poco a poco los primeros puestos y nos tenemos que acostumbrar a vernos en ese lugar intermedio, tanto en términos de crecimiento como de PIB per cápita», sentencia Fernando Antoñanzas, catedrático de Economía Aplicada en la UR. A la hora de examinar las razones que han provocado ese decenso, Antoñanzas apunta en primer lugar al «impacto de la crisis del sector vitivinícola en una región tan dependiente como La Rioja». Pero también contribuyen otras circunstancias: «No estamos en la diana del crecimiento tan fulminante que ha tenido el sector turístico, al ser una región de interior. Eso nos limita. Y finalmente, la parte industrial, aunque en La Rioja es importante, no alcanza a compensar los déficit tanto del sector vitivinícola como del turístico». En cualquier caso, Antoñanzas considera que no estamos ante un mero accidente: «Esta franja intermedia en la que nos estamos situando seguramente va a durar; no es un año esporádico, sino una tendencia, algo que forma parte más de la estructura que de la coyuntura».

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Para el Gobierno de La Rioja esta evolución se debe a dos cuestiones coyunturales y una estructural. En primer lugar, fuentes del Ejecutivo aluden al impacto, «más estadístico que real», del cierre de Altadis, que se produjo en 2017. En efecto, según se desprende de los datos, ese año La Rioja acusó el golpe y creció solo un 0,8% con respecto al ejercicio anterior cuando el resto del país se encontraba en un ciclo expansivo (a nivel nacional el incremento del PIB rozó un 3%). El segundo factor coyuntural apunta también al turismo, decisivo en la recuperación post-covid y mucho más pujante en las regiones costeras y, sobre todo, en las islas. La causa estructural, según el Gobierno riojano, es un viejo demonio que lleva años ensañándose con nosotros: el lacerante déficit de infraestructuras.

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