Un mago de la rotativa, una leyenda de Diario LA RIOJA

Para los históricos de Diario LA RIOJA, José Antonio Fernández tenía bastante de mito. Además de ser un compañero muy querido, entre nosotros se le apreciaba de corazón porque, sobre todo los más veteranos que coincidieron trabajando con él, le consideraban un auténtico as de la rotativa, porque conocía el funcionamiento de sus entrañas con una sabiduría enciclopédica que sólo igualaba su hermano, otra leyenda entre nosotros, Chusmari. José Antonio falleció mediada la quincena de confinamiento, a los 77 años de edad, entre el dolor de sus seres queridos y las lágrimas de quienes en esta casa más cerca le trataron. Nuestra compañera Isabel Martínez, que conocía de primera mano su ejemplar talla humana, le recordó en estas páginas con una sentida semblanza donde se volvía a materializar ante nuestros ojos ese ejemplar perfil humano, bondadoso y sencillo como es propio de las buenas gentes de Cameros, de José Antonio. Unas líneas ilustradas por una imagen rescatada de nuestro archivo donde nuestro antiguo llorado compañero aparecía tal y como lo recordaremos siempre en esta casa: indagando en los entresijos de una maquinaria que manejaba como un mago, guiado además por ese carácter tranquilo, metódico y comprometido que tanto se necesitaba para gobernar los talleres de nuestro periódico, sobre todo en momentos de zozobra, que nunca faltan. «Casco, moto, buzo azul»: así era el atuendo con que se le conocía, como recordaba Isabel en su obituario a José Antonio Fernández, que rindió también una modélica hoja de servicios en su otra casa, Correos. Y con la inseparable media sonrisa con que llegaba José Antonio (casado y padre de dos hijos) puntual a su cita con el trabajo entre estas cuatro paredes o después de una imprevista llamada de urgencia, dispuesto no sólo a arreglar la rotativa sino capaz de poner en funcionamiento el universo mundo que palpitaba en la vieja rotativa que cada noche alumbraba este periódico.