Los Carnavales, las fiestas y la relajación provocan un repunte de la sexta ola
La incidencia crece 132 puntos en solo 10 días, un escenario contemplado por Salud, que destaca la estabilidad en el área asistencial y en la letalidad
La sexta ola de la pandemia ha logrado avivar los tenues rescoldos que anunciaban su extinción en La Rioja hace apenas un par de semanas. Ocurre lo mismo en el resto del país, pero también en varios estados de Europa –Francia, Reino Unido, Italia y Portugal superan el millar de casos por 100.000 habitantes y Alemania, los 3.000– e incluso en Asia –Corea del Sur, casi 8.000 de incidencia acumulada a 14 días– o América –Chile, 1.300 en su despedida del verano–.
Tras el descomunal número de contagios impulsado por Ómicron –el pico se alcanzó el 17 de enero, con una incidencia acumulada a 14 días de 3.825,88 casos por 100.000–, la comunidad tomó a finales de ese mes la senda de la normalidad y acumuló medio centenar de días consecutivos de intensa desescalada –el 18 de febrero bajó de la barrera de los 1.000– para arrancar marzo en el entorno de los 600. Pero este mes no le ha sentado bien a la situación epidemiológica riojana. El descenso comenzó a ralentizarse y, aupada por los Carnavales, algunas fiestas patronales y la relajación ciudadana tras debilitarse la embestida, la transmisión vuelve a acelerar. Tras tocar suelo el 10 de marzo –495,32 casos por 100.00–, el indicador dobló su curva y no ha dejado de crecer desde entonces. Ayer, según el informe de Salud (el Ministerio solo ofrece el dato martes y viernes), la tasa se ubicaba en 628,61, casi 132 puntos más que el día 9; y la incidencia a 7 días, en 342,28, casi un centenar de puntos por encima.
«Que haya una cierta transmisión en la actualidad nos sitúa en un escenario que era esperable. Una vez que toque suelo, que aún no sabemos cuál va a ser, habrá ondas según los eventos de transmisión que haya», explica Pello Latasa. «Fiestas de municipios, vacaciones, Semana Santa... Se van a producir, sin duda, oscilaciones en la incidencia», añade el director general de Salud Pública, que advierte, no obstante, de que «con Ómicron y con la vacuna, la clave es ver cómo impacta en la situación asistencial y en la mortalidad, donde, afortunadamente, hay estabilidad».
A la espera de la actualización de hoy de los datos de Sanidad, la radiografía regional del COVID en el ámbito hospitalario era envidiable al cierre de la semana pasada. Con 14 atendidos en planta, la tasa ocupación hospitalaria se mantenía como la más baja del país –5,00 por 100.000 habitantes frente a la media estatal de 9,65– y de las menos preocupantes en UCI (2 ingresados por COVID), con una tasa de 0,63 frente al 1,26 nacional.
