Control absoluto o más laxo en función de la edad del menor

Apelar al sentido común a la hora de establecer una comunicación 'on line'. Partiendo de esa premisa, en el caso de los menores, pasaría por intentar limitar su acceso a redes sociales, opina Manuel Sánchez Rubio, docente del Grado en Ciberseguridad de UNIR, «por lo menos hasta que no tenga 14 o 15 años».

Al respecto, los progenitores deben estar constantemente pendientes de cuándo y dónde se conectan. «El menor no es consciente de con quién está chateando realmente». Sánchez Rubio admite que «tener el control absoluto puede no sonar bien; alguno puede apelar a la libertad individual, pero hablamos de un menor. Se trataría de un control absoluto a una determinada edad, para ir luego cediendo cuerda a medida que cumplan años».

Los nuevos dispositivos Android e iOS cuentan con funciones de geolocalización y de navegación segura, pero para Sánchez Rubio el mejor control parental «es que no esté tu hijo menor, y me refiero a niños y niñas de 10 años, solo en una habitación usando el móvil». Porque cree que se está dando «una dejación de funciones de los padres al respecto».

De ahí que insista en la necesidad de ese control, al igual que cree necesario «ver cada dos o tres semanas el histórico de lo que ha hecho tu hijo menor de edad», pero «nunca utilizarlo luego contra él». Se refiere, en este sentido, a estar pendiente de qué fotos envía, qué escribe o qué se descarga. «Los grupos de whatsapp son terribles; mandar, reenviar o estar en posesión de un determinado tipo de fotos es ilegal», recuerda. Aconseja no compartir una serie de datos, entre ellos la ubicación, y bajarse las aplicaciones a través de los sitios oficiales.