El consumo de carne, ligeramente mayor en La Rioja que en España

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, puso a los sectores ganaderos y cárnicos en la picota al lanzar una campaña oficial para reducir el consumo de proteína animal y en la que metió en el mismo saco a todo tipo de productores y atribuyéndoles una extraordinaria responsabilidad en la huella medioambiental.

No gustó la campaña ni al ministro Planas ni al propio presidente Sánchez, como tampoco ha gustado a la consejera de Agricultura riojana, Eva Hita: «Este sector no se lo merece; se le ha puesto en la diana injustamente y, desde luego, para nosotros la ganadería es estratégica». Hita recuerda que el ganadero, y el ganado, es clave para el mantenimiento de los montes, pero también desde el punto de vista económico y social para el medio rural: «El consumo de carne, como todo, debe ser razonable como dice la propia OMS, pero de ahí a lo dicho...».

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La consejera recuerda que «todo el sector agrario ha sido clave en la producción de alimentos durante la pandemia y no se le ha reconocido lo suficiente». En este sentido, explica que, especialmente el ganadero extensivo, ha visto cómo su principal cliente, la hostelería, cerraba y afectaba de lleno a su negocio: «En La Rioja complementamos las ayudas nacionales en 138.000 euros, siendo conscientes de su situación, y este año sacaremos una nueva ayuda por concurrencia para estas explotaciones más afectadas por el COVID». «Para nosotros, insisto, es un sector que necesita apoyo, no lo contrario».

Al margen del componente social y medioambiental de la ganadería, el sector en La Rioja conserva 867 explotaciones, según los datos facilitados por la Consejería, con casi 2,5 millones de animales. Respecto al 2017 se aprecia una cierto incremento tanto de las explotaciones como de los animales censados en las granjas. Alrededor del 17% de la producción final agraria procede de la animal, con las aves y el porcino (casi 60%) como principales generadoras de riqueza.

En cuanto a los consumos, son precisamente las carne de pollo y cerdo las que más comemos, con 14 y 12 kilos, respectivamente por habitante y año, mientras que el vacuno no llega ni a la mitad y, además, su consumo está en descenso. Algo similar ocurre con la carne de cordero y cabrito que, pese a ser superior en La Rioja respecto a España, va también en descenso en los últimos años, al igual que la de conejo. Los transformados (jamones, chorizos...) se llevan aproximadamente un quinto del total de consumo de carne.