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Los cinco riojanos que murieron en Mauthausen-Gusen
Se cumplen 80 años de la liberación del campo de concentración donde murieron Juan Pérez Martínez, Teodoro Pérez Sáenz, Vicente Gil Díaz, Antonio Díaz Rodríguez e Ildefonso Nalda Nájera
Se cumplen 80 años de la liberación del campo de concentración donde más españoles hallaron la muerte. Entre los más de 4.400 fallecidos españoles ... en Mauthausen-Gusen había cinco riojanos: Juan Pérez Martínez, Teodoro Pérez Sáenz, Vicente Gil Díaz, Antonio Díaz Rodríguez e Ildefonso Nalda Nájera, todos ellos muertos en 1941, aunque los estudios contabilizan un total de al menos 18 víctimas nacidas en La Rioja en diferentes campos de concentración.
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El paso del tiempo ha cercenado parte de los recuerdos de su sufrimiento, pero la memoria se resiste al olvido. En unas ocasiones en forma de esquela, como la que el 31 de octubre del 2016 la familia y compañeros de Díaz Rodríguez publicaron en este mismo periódico coincidiendo con el 75 aniversario de su desaparición; en otras, a través del rastreo personal y académico y los detalles que preservan familiares y allegados.
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En el caso de Antonio Díaz Rodríguez los retazos de su biografía le describen como un agricultor y afiliado a UGT de Alcanadre que un día de julio del 36, reunido junto a otros sindicalistas y trabajadores en el bar de su pueblo, fue sorprendido por la Guardia Civil provocando una estampida que llevó a un puñado de ellos a sumarse a las filas republicanas para acabar luchando en la Batalla del Ebro. Herido en la boca por una bala en Teruel, su rastro se difumina hasta que concluida la guerra y consciente de que regresar a su localidad natal supondría acabar fusilado y arrumbado en cualquier cuneta, en 1939 se desplazó a Francia para, como otros compatriotas, sobrevivir en los campos de refugiados que se habilitaron y participar en las primeras batallas de la Segunda Guerra Mundial enrolado en la compañía 88-89. De hecho, la última foto que se conserva le sitúa en Hendaya, a apenas unos metros del país que jamás volvería a pisar.
Fue el preámbulo a su captura en Epinal y el traslado al campo de concentración de Mauthausen del que el alcanadrés nunca regresó. Tras meses de trabajos en condiciones infrahumanas, Antonio fue trasladado al campo anexo de Gusen donde según los registro murió el 31 de octubre de 1941.
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El mismo destino fatídico padeció Ildefonso Nalda Nájera, nacido en Tricio en enero de 1876. La revista Piedra de Rayo dio cuenta de cómo el clima político previo a la Guerra Civil y el hostigamiento a la familia -Ildefonso fue elector para los comicios del presidente de La República- le empujaron a mudarse a la vecina localidad de Nájera hasta que el 19 de julio del 36 y para evitar virtuales represalias a los suyos, optó por refugiarse en los campo cercanos de Camprovín junto a sus tres hijos mayores. Fue el inicio de una cruel persecución que concluyó con el fusilamiento de sus vástagos y el encarcelamiento de otros familiares hasta que una atribulada huida le llevó primero a Huércanos escondido en el granero de su hermano y al final hasta San Sebastián, desde donde huyó a Francia junto a otros refugiados a través de los Pirineos navarros. La derrota de los republicanos en España y la posterior llegada de miles de exiliados españoles llevaron a las autoridades galas a a establecer 'campos de recepción'. Ildefonso permaneció al parecer un tiempo en el de Gurs y luego, en una granja en el departamento de La Charente hasta que las fuerzas alemanas ocuparon la zona en junio de 1940 y, sin más explicaciones, el 20 de agosto 927 españoles fueron conducidos en tren desde la estación de Angouleme hasta Mauthausen. Al prisionero Ildefonso Nalda Nájera se le asignó el número 4219 en un abarrotado campo de concentración de donde fue trasferido al próximo de Gusen, cuyo Totenbuch ('Libro de la muerte') registra su defunción con 65 años.
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