La Mina, el nuevo bar calceatense de Logroño
Los voluntarios de la búsqueda de Javier Márquez Villaverde agradecen la ayuda del establecimiento hostelero del parque Santa Juliana y de la familia responsable, los Díaz de Cerio
Dentro de la tragedia que ha supuesto la muerte de un joven como Javier Márquez Villaverde, se puede extraer algo de belleza. Por ejemplo, la mano tendida que el bar La Mina de Logroño, en el parque Santa Juliana, ofreció a la familia, amigos y voluntarios que a diario, durante diecinueve días, han estado buscando al judoca calceatense. Todo empezó con un mensaje de los propietarios a la familia, ofreciendo su bar para recargar móviles, guardar mochilas, ir al baño, tomar un café, comer, reunirse...
Pronto el bar se convirtió en la sede de la búsqueda popular. Sus proveedores (Cafés Baqué, Granja Las Nieves, Distribuciones Fontecha y La Riojanita) ayudaron aportando lo que consumieran los voluntarios. También han recibido aportaciones de vecinos en forma de tortillas, paellas, bizcochos... y dinero. Este sábado los voluntarios quisieron regresar tras dos días de ausencia, finalizada la búsqueda, para agradecer y reconocer la ayuda de La Mina.
Con lo sobrante de las donaciones realizadas para el combustible en la hucha de la gasolinera de Santo Domingo se adquirió un ramo de flores y un cuadro de Aurelio Rojas de la plaza de España calceatense para la familia propietaria del bar, el matrimonio formado por Nacho y Minerva y sus hijos, Iván y Ángela. El resto será donado a la Unidad Canina de Rescate de La Rioja por su labor altruista no solo en este caso de desaparición y búsqueda sino en todos.
Noelia Pascual, portavoz de la familia Márquez Villaverde, se dirigió por última vez a los voluntarios y, abiertamente, les espetó: «Sois la leche». «Hemos quedado para quitar los carteles, pero ya casi no quedan porque los habéis ido quitando. Como todos los días, habéis hecho una gran labor», expresó. Y cierto es que, en apenas dos días, los carteles han desaparecido de las calles casi tan rápido como aparecieron en horas.
Javier Albo, que hasta escasos días ha ejercido de corresponsal de Diario La Rioja en Santo Domingo, tomó la palabra para agradecer la labor de todos los voluntarios. «Cientos y miles de personas que durante estos largos y angustiosos días de búsqueda de Javier han aportado lo que ha estado en su mano y en su corazón para hacer posible que siguiéramos buscando, que siguiéramos poniendo papeles, que los voluntarios tuvieran comida, café, gasolina... Ha sido increíble». Ha sido lo bueno dentro de lo horrible.
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«Entre todos esos voluntarios ha habido uno que vale un potosí. Potosí era un lugar donde había minas de plata y aquí atrás lo que tenemos es una mina de oro porque han tenido un corazón que vale su peso en oro macizo», expresó Albo en referencia al bar La Mina. «No se puede decir que tomáramos al asalto este bar porque este no ha sido nuestro cuartel general sino nuestra casa, no hemos sido clientes sino amigos», destacó, señalando que la familia responsable, los Díaz de Cerio, son ya unos calceatenses de adopción.
«El bar La Mina es ya el bar favorito de Santo Domingo fuera de Santo Domingo. Tened por seguro que muchos de nosotros, siempre que vengamos a Logroño, vendremos a tomarnos algo. Os vamos a llevar siempre en nuestro corazón», concluyó Albo. Pero cabe señalar que hasta en la mejor cesta de las más sabrosas manzanas puede haber algún gusano, como el vidente al que tuvieron que invitar a marcharse, igual que a una cadena de televisión nacional, o la inspección de trabajo que padecieron en plena campaña de ayuda. Bravo.