Las entidades sociales avisan del alza de la pobreza, sobre todo en mujeres y familias

La senda del año 2023 no se antoja esperanzadora, sobre todo una vez conocido lo sinuoso de los últimos tramos. A finales del pasado año, los datos del informe del la EAPN sobre 'El Estado de la Pobreza', correspondientes a 2021, cifraban en 67.971 personas el número de habitantes de La Rioja en riesgo de pobreza o exclusión social, el peor dato de toda la tasa Arope desde su inicio en 2015.

La mejora no llegará a corto plazo, según auguran los responsables de las principales entidades consultadas por Diario LA RIOJA.

«En los últimos informes de Foessa ya se había alertado de una cierta feminización de la pobreza y, de hecho, a Cáritas acuden más mujeres que hombres a solicitar ayuda, aunque sea por la situación de la familia», explica Caridad Garijo, responsable de Comunicación Cristiana de Bienes en Cáritas, quien añade que «este año estamos notando mucho en las acogidas parroquiales la llegada de más inmigración».

En la entidad también ha crecido la demanda de ayudas de primera necesidad. «Después de ocho o nueve meses con un número más o menos mantenido de participantes en el reparto de alimentos, unos 630 usuarios (entre 1.800 y 2.200 beneficiarios en Logroño), hemos visto cómo en estas dos últimas semanas ha crecido hasta los 660», detalla Garijo, que añade entre otros esfuerzos los casi 20.000 euros para ayudas al alquiler a 75 personas en este 2023 o los 3.000 euros para 51 usuarios como apoyo al pago de suministros energéticos.

Desde Cruz Roja, Ana Arnáez Vadillo, responsable del área de Intervención Social, considera que «el shock más grande ha sido el del encarecimiento de la cesta de la compra y en muchos hogares han tenido que renunciar a productos de primera necesidad y, de hecho, algunas familias ya solo se hacen dos comidas al día».

Con 170 usuarios en el programa de reparto de alimentos, Arnáez asegura que «lo peor es la sensación de que esto no va a menos, sino a más». Aunque recuerda que «el gran cambio de perfil del usuario fue en 2008 con la crisis económica si bien seguimos arrastrando mucho parte de ese colectivo de pobreza cronificada», la responsable de Cruz Roja afirma que «lo que más nos ha chocado ahora es que ha empezado a venir gente muy joven, de entre 20 y 30 años. También hemos detectado que existe mucha gente mayor en situación de vulnerabilidad, ese colectivo de viudas que a mí me preocupa muchísimo, porque prefiere encender menos la luz y la calefacción que pedir ayuda y que sigue ayudando a sus hijos».

También desde Cruz Roja, Gabriel Alcañiz, responsable autonómico de Medio Ambiente, el área encargada del proyecto de pobreza energética, aporta también su visión. «Ese programa lo hemos potenciado este año a través de talleres sobre suministros, facturas, tarifas bono social y servicios contratados e instalación de kits para la reducción de los consumos energéticos en las viviendas, mediante aislamientos, luces leds, etc. En lo que llevamos de año han pasado ya por este programa 45 familias, lo que supone el doble que en todo el año 2022 completo».

El dictamen no es muy distinto en la Cocina Económica de Logroño. «Ha aumentado bastante la necesidad de alimentos entre la gente, fundamentalmente a las familias. Ahora estamos repartiendo diariamente más de un centenar de táperes para familias con niños pequeños. Hasta el año pasado teníamos unos 90 comensales diarios para comer y cenar y ahora tenemos unos 80 en el comedor más otros 110 que se llevan las fiambreras a casa. Se ha duplicado la cifra de usuarios y se empezó a notar desde el año pasado», resume Emilio Carreras, presidente de la entidad, que también confirma que se ha apreciado un aumento de mujeres en el comedor: «Hasta ahora prácticamente el cien por cien de nuestros comensales eran hombres, pero en la actualidad la tasa femenina ronda el 15%».

La marea de necesidad también impacta en los diques del Banco de Alimentos de La Rioja, que en este 2023 supera los 10.000 beneficiarios cuando el año pasado rondaba los 9.800. «Nos está afectando también mucho la carestía de los productos y eso repercute además en las donaciones, porque aunque la sociedad riojana nos sigue ayudando muchísimo se ha estabilizado esa generosidad mientas la demanda sigue subiendo», explica su presidente, José Manuel Pascual-Salcedo, quien confiesa que «la situación del Banco de Alimentos es moderadamente normal, pero también moderadamente preocupante pensando en el futuro próximo».

«Andamos justitos, alimentos básicos tenemos para ir tirando un par de meses, no mucho más», concreta, por su parte, Jesús Senosiain, responsable del almacén, que recuerda que «con el mismo dinero compras el 15% menos» y que confiesa que «necesitamos lo más esencial: arroz, pasta, aceite, leche, galletas, los alimentos básicos esenciales que más han subido en la cesta de la compra».