La limpieza, junto al cuidado de mayores, la hostelería o los servicios sociosanitarios continúan siendo sectores muy feminizados. Reuters

La afiliación de extranjeras bate récords con un crecimiento del 40% desde 2020

En abril, 9.442 mujeres inmigrantes estaban inscritas en la Seguridad Social en La Rioja, con un fuerte crecimiento en el régimen general y en el de autónomos

Víctor Soto

Logroño

Miércoles, 28 de mayo 2025, 07:30

El pasado 1 de mayo, Día del Trabajador, La Rioja sacaba pecho con un histórico récord de afiliación a la Seguridad Social. Un total de ... 140.181 personas cotizaban esa fecha en una comunidad que, al mismo tiempo, también batía registros de población al superar los 327.800 habitantes.

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Explicar el aumento del número de afiliados tiene múltiples factores, pero hay uno que habla de un proceso progresivo de integración y desarrollo personal: la incorporación de las mujeres extranjeras al mercado laboral.

En abril, las cotizantes extranjeras en La Rioja ascendieron a 9.442, una cifra nunca alcanzada y que se ha ido asentando mes a mes, con vaivenes pero siempre en tendencia ascendente, desde hace años.

Para comparar cifras, en la explosión de la pandemia de coronavirus, en abril de 2020, eran 6.747 las trabajadoras foráneas dadas de alta. Es decir, en cinco años el incremento de cotizantes roza el 40% (39,9%). Son las procedentes de fuera de la Unión Europea (Latinoamérica, norte de África...) las que destacan, con 5.695 cotizantes, por encima de las europeas (rumanas, portuguesas, búlgaras...) que en abril, como media, se quedaron en 3.746.

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El crecimiento supone que en un lustro haya 2.700 mujeres extranjeras más que aportan a las arcas del Estado por su trabajo en la comunidad autónoma, con un especial aumento en las cotizantes por el régimen general (han subido de 3.957 en abril de 2020 a 6.521 el pasado mes) y en el de autónomos (de 733 se ha llegado a 1.003).

Mientras, el régimen agrario se mantiene casi invariable en estos cinco años (de 762 a 779 inscritas) y en el del hogar se percibe una ligera caída (de 1.295 afiliadas a 1.137). Pese al receso, este sector continúa siendo uno de los motores de la economía de las mujeres migrantes, junto a otros como los servicios sociosanitarios o la hostelería.

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Se da la circunstancia de que este aumento de trabajo entre mujeres migrantes se produce al mismo tiempo que cae el número de españolas en edad de cotizar, es decir, se está produciendo un proceso de sustitución de mano de obra nacional por otra extranjera en casi todos los ámbitos de la economía regional. El último informe trimestral del Servicio de Empleo Público Estatal también señala que la tasa de actividad entre las mujeres inmigrantes en La Rioja se sitúa en el 66%, la segunda mayor tasa de España.

Condiciones precarias

Aunque el aumento es siempre una buena noticia, desde diferentes ámbitos, especialmente el sindical, se mantiene una crítica común: las mujeres extranjeras están sobrerrepresentandas en las ocupaciones elementales y en el sector de hostelería, que son «aquellos con menores salarios y más porcentaje de trabajo a tiempo parcial», explicaba UGT en el informe 'Mujeres migrantes en ocupaciones precarias'. Así que pese al paraguas que supone la afiliación a la Seguridad Social, que aleja los problemas del siempre irregular y turbulento mercado negro, las condiciones económicas y laborales para muchas de estas mujeres extranjeras continúan resultando precarias.

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«Hay que vigilar para que todos los derechos se cumplan»

Marian Alcalde, responsable de Políticas Sociales e Igualdad de Comisiones Obreras, asegura que «el mercado laboral siempre es más complicado para la mujer, pero si es extranjera, los trámites lo dificultan todavía más». Y además de la burocracia pone el ejemplo de las convalidaciones de títulos. Esa situación provoca que muchas mujeres inmigrantes acaben en la economía sumergida y las que pueden regularizarse suelan emplearse en limpieza, el ámbito sociosanitario, cuidado de mayores... «Son actividades feminizadas y precarizadas y en las que muchas veces hay que seguir concienciando de que cada trabajadora tiene sus derechos y merece condiciones dignas», explica. Por eso asegura que «hay que seguir vigilando para que todos los derechos se cumplan».

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