Errores forzados a lo largo de la N-232
El experto Carles Tapia señala el factor humano como el principal peligro en la carretera de Zaragoza
CÉSAR ÁLVAREZ
Sábado, 10 de diciembre 2016, 21:40
Recorrer el tramo de la N-232 que conduce de Logroño a Alfaro supone un ejercicio de paciencia que no siempre es bien entendido por los conductores. Diario LA RIOJA realizó ayer ese recorrido de la mano de Carles Tapia, experto en producto de Mercedes-Auto Oja. Una trayecto cargado de peligros, no tanto por la propia infraestructura en sí, sino por el enorme volumen de tráfico que soporta y que, según Tapia, provoca en el conductor reacciones como adelantamientos o maniobras «que no siempre son seguras».
El tramo recorrido «está bien asfaltado», señala Tapia, por lo que eso no puede suponer un problema, aunque el hecho de que discurra en paralelo al Ebro (y a la AP-68) puede provocar que sea una zona especialmente sensible a la niebla y también a la humedad y, eso sí que en ocasiones, puede suponer un peligro. Es el caso de la curva que traza el puente sobre el río Leza, apenas unos kilómetros después de abandonar la zona nueva de la LO-20 que enlaza con la Autovía del Camino: «En esa curva, si se entra un poco forzado, el coche se puede ir ligeramente y más si el asfalto está mojado».
Tapia también advierte de dos peligros que jalonan la ruta. «Hay varios momentos en los que se atraviesan localidades (Recajo, Agoncillo, El Villar de Arnedo) y en pocos metros se pasa de un límite de velocidad de 100 km/h, a 80 y luego a 50 km/h. Eso genera peligro a la hora de frenar, si no hay buena visibilidad» y también causa en el conductor la sensación de que se le está cortando el ritmo de su marcha, con el estrés y ansiedad que genera.
El segundo peligro es que también se atraviesan varios polígonos o zonas de concentración de industrias, que suponen la entrada y salida de camiones. «Quizá una ronda o circunvalación facilitaría su acceso a la carretera», matiza.
Pero sin duda, el gran peligro de esta carretera es el elevado tráfico que soporta, y muy especialmente de camiones: «El conductor de turismo ve ralentizada la marcha -a lo largo del trayecto el Mercedes C-220 con el que se realiza la ruta pocas veces ha podido superar los 90 km/h- y eso fuerza que se intenten maniobras sin la seguridad necesaria, principalmente adelantamientos». En este sentido, Carles Tapia advierte: «No siempre que la carretera permite adelantar, la visibilidad es buena. Aunque haya línea discontinua, hay muchos cambios de rasante a lo largo de este tramo de carretera y eso puede provocar que nos veamos sorprendidos por un coche que viene de frente y al que no hemos visto porque se encontraba en una de las zonas deprimidas de la carretera».
Ayudas a la conducción
En unas circunstancias como las de la N-232, ni siquiera los sistemas de ayuda a la conducción del que disponen los vehículos sirven de mucho, aunque siempre son un 'aliado' al volante. Tapia apunta en el caso del Mercedes C-220 de la prueba (pero también están disponibles en otras marcas) el 'Colission Prevent Assist Plus' que «ante una distracción avisa al conductor de una colisión, primero con una señal visual, después acústica y, por último, frenando el vehículo levemente» aunque siempre la última decisión la tiene el conductor, igualmente puede ayudar el 'Distronic Plus' en el que «se puede programar a la distancia que se quiere ir del vehículo que nos precede, de forma que si alcanzamos esa distancia, el vehículo se frenaría de forma autónoma».
También algunos modos de la alerta de cambio de carril involuntario pueden contribuir a trazar las curvas correctamente en caso de distracción, algo que puede ocurrir en la N-232 si se viaja mucho tiempo a una velocidad reducida detrás de un camión, sin poder adelantar. El cansancio induce a la distracción.
Y, por último, Tapia subraya la importancia del alumbrado para la conducción nocturna entre tanto tráfico como hay en esta vía o para los días en los que la niebla se hace presente en el valle del Ebro.