EURIBOR, LIBOR Y CODICIA
MARTÍN TORRES GAVIRIA
Lunes, 16 de noviembre 2015, 00:59
Hacía calor en la sala de los tribunales de Southwark de Londres. Era normal por estar en pleno mes de agosto de este año. El silencio casi era molesto y todo el mundo estaba pendiente de su señoría que, con cara de circunstancias, miraba alternativamente al acusado, al abogado defensor y al fiscal. Éste había solicitado ochenta años de prisión y el abogado defensor la absolución. Pensativo su señoría decía para sí mismo: «¡Joder con el Libor!».
Los tipos interbancarios son los que se dan en operaciones de instituciones financieras (bancos, cajas, cooperativas de crédito) que se intercambian dinero entre sí, generalmente a plazos muy cortos, entre un día y un año.
Las dos tasas de referencia más importantes a nivel mundial son el EURIBOR (European Interbank Offered Rate) y el LIBOR (London Interbank Offered Rate). Estas tasas son las que sirven de referencia y marcan el precio de prácticamente todo nuestro sistema financiero, tanto en Europa con el Euribor, como en el Reino Unido, EEUU y el resto del mundo con el Libor.
Dependemos más de lo que nos imaginamos de estos referentes. La cuota de la hipoteca que pagamos mensualmente depende de ello. Sube si lo hace el Euribor y viceversa. La rentabilidad de la mayoría de los activos referenciados también depende de ellos. ¡Vamos!, que muchos hasta sueñan con el Euribor.
Pero la pregunta importante es: ¿Cómo se obtienen?
El Euribor lo crea la Federación Bancaria Europea y la Asociación de Cambistas Europeos. Es una referencia homogénea y transparente de cálculo, que se obtiene con la media aritmética de los tipos con los que se han prestado un grupo de cuarenta y ocho entidades financieras eliminando los siete más altos y los siete más bajos. Y el Libor lo fija la Asociación de Banqueros Británicos, que previamente pregunta a varias de las entidades británicas más importantes qué tasas de interés pagarían por pedir prestado dinero. Luego calculan el promedio eliminando las cotizaciones más altas y las más bajas.
Estos referentes son imprescindibles para el sistema financiero, pero nos hemos encontrado con desaprensivos que han estado años manipulando los datos para beneficiar a empresas y bancos. Es como apostar a la lotería sabiendo el número.
Y en ese punto estaba el juez Jeremy Cooke cuando, después de mirar su reloj para ver si llegaba a su partida de cricket, le conminó a Tom Hayes: «Usted sucumbió a la tentación para ganar estatus y remuneración. Su conducta deshonesta ha hecho que el Libor pierda toda su reputación en la City y en el sector financiero. Por tanto, condeno a las empresas manipuladoras UBS, Citigroup, JP Morgan, Royal Bank of Scotland, Societé Générale, Deustsche Bank y Barclays a importes de multa a definir. Y a usted a catorce años de prisión porque el motivo de su actuación es así de simple, la codicia».
Me gustaría conocer al juez Cooke para felicitarle e indicarle que también hubiera podido terminar su sentencia con este dicho: «Si eres avariento, perderás por ciento».