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Una pareja baila en la plaza Felipe Nestares de Torrecilla ante la mirada de los vecinos. :: D.M.A.
El paso de aldea a ciudad en verano

El paso de aldea a ciudad en verano

Los servicios de limpieza se incrementan y, junto al consumo de agua, son la principal preocupación de los alcaldes, aunque son mayores los beneficios

DIEGO MARÍN A.

Sábado, 15 de agosto 2015, 21:12

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En invierno apenas viven cinco personas en Cabezón de Cameros, población que aumenta los fines de semana hasta la veintena de vecinos pero que se multiplica sustancialmente en verano, cuando puede alcanzar los 120 habitantes durante sus fiestas. El crecimiento es extraordinario. «Aunque se pierde la tranquilidad, te encuentras con gente en todas las calles, los chavales no paran de jugar en el frontón. es más un beneficio que un inconveniente, hay más vida y alegría», estima el alcalde, Rodrigo Alba.

POBLACIÓN VARIABLE

  • Localidad Invierno Verano

  • Ezcaray 2.046 +20.000

  • Haro 11.536 +/-19.000

  • Casalarreina 1.187 +/-8.000

  • Torrecilla 482 +/-3.500

  • Ajamil 10 200

  • Cabezón 5 120

El incremento de población lo nota, sobre todo, el panadero de Soto en Cameros y el bar, pero también el alguacil, porque crece su trabajo de limpieza y acondicionamiento. «El problema es el agua. En su día los manantiales no daban abasto y el pueblo se quedaba sin agua», recuerda el alcalde. Cerca, también en el Alto Leza, en pleno Camero Viejo, la historia es similar en Ajamil, donde pasan de 10 a 200 habitantes, pero allí sin empleado municipal. «Nos afecta porque el alcalde tiene que hacer de alguacil y, con una mano de los vecinos, segamos, limpiamos las calles.», explica Eduardo García, que es el regidor municipal y afirma que su principal preocupación en verano es «que no falte agua, porque hay más consumo, y mantener las calles limpias», aunque declara que siempre hay algún vecino colaborador en estas tareas.

El Consorcio de Aguas y Basuras de La Rioja incrementa el servicio de recogida hasta hacerlo casi de forma diaria. Y, como curiosidad, estos pequeños municipios cuentan con tres días de solicitud adicional de recogida que se gastan en esta época, sobre todo durante las fiestas. Eduardo García también contacta con la Guardia Civil para que patrulle de vez en cuando por el pueblo y los vecinos se sientan «más seguros y vigilados». Pero, en comparación con Ezcaray, Cabezón y Ajamil de Cameros parecen de juguete.

La primera villa turística de La Rioja cuenta con 2.046 habitantes censados, cifra que se multiplica por diez durante estos días de agosto, convirtiéndose, de forma esporádica, en la tercera localidad más poblada de la región, muy cerca de Calahorra. «Se nota por la basura, que se quintuplica», explica el alcalde, Diego Bengoa, quien, no obstante, asegura que la época verdaderamente fuerte del municipio es Semana Santa: «En verano la gente se reparte entre julio y agosto, pero en Semana Santa, si hace buen tiempo y hay nieve. estamos a tope, con todos los alojamientos completos».

Las cifras hablan por sí solas en Ezcaray: se aumenta el personal de limpieza con tres personas más de refuerzo, se consumen dos depósitos de agua enteros diariamente y aumentan las consultas y quejas en el Ayuntamiento. «Como es la única época del año en que se juntan todos los vecinos de la mayoría de las casas, aprovechan para hacer las reuniones de la comunidad», reconoce Bengoa. El pueblo está preparado para atender a tanta población, ya lo hace habitualmente los fines de semana doblando su censo.

La suerte del turismo

«El turismo es una suerte para nosotros, como la industria de las butacas y las mantas. La hostelería, nunca mejor dicho, hace el 'agosto' porque hay muchos bares que en invierno sólo abren los fines de semana», afirma el alcalde de Ezcaray. Y es que otro baremo del sobresaliente aumento de población estival en Ezcaray es la recogida de vidrio, que pasa de ser una vez a la semana a producirse casi una vez cada dos días.

En Torrecilla en Cameros también experimentan un notable pero efímero crecimiento de población en verano y Semana Santa. De apenas 500 habitantes pasan a 3.500, multiplicado por seis, debido en gran parte, como en Ezcaray, a los numerosos inmuebles considerados «segunda residencia». Los servicios, además de los tres museos y las casas rurales, hacen de Torrecilla un referente para la zona, por lo que el propio Consistorio organiza «un variado y extenso programa de actividades y actos que pretenden incrementar ese atractivo».

Allí también aumenta la plantilla municipal, la duplican de cinco a doce personas, y «durante estos meses se incrementan de manera muy notable el servicio de limpieza, la recogida de basuras, el consumo de agua y se ponen en marcha servicios como las piscinas municipales y la ludoteca», expone el alcalde, Sergio Martínez Astola. El crecimiento súbito de población «no supone ningún problema, muy al contrario», «la infraestructura municipal es capaz de dar respuesta a todas estas necesidades» y el turismo supone «un pilar muy importante para la economía local y para los pequeños negocios familiares». Pero admite un punto negro: «Pueden existir problemas de estacionamiento en algunos momentos».

También reconocen problemas para aparcar, sobre todo los fines de semana, en Haro, donde han contabilizado 436.500 kilos de basura en julio y 77.000 en los cinco primeros días de agosto, lo que les hace pensar que han incrementado la población en hasta 8.000 personas más, sin contar al turismo diario que recibe de poblaciones cercanas. «Estamos encantados por el movimiento económico que supone, aunque haya que reforzar algunos servicios básicos, pero la ciudad ya está acostumbrada», reconoce el concejal Leopoldo García. La Policía Local y el servicio de Urgencias son, quizá, los que más notan el crecimiento, al aumentar las atenciones e incidentes. El importante flujo de tráfico es el principal quebradero de cabeza.

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