«El paso de la vuelta ciclista es algo bueno, algo que pasa una vez en la vida»

– Después de varios años como concejal, aspiró a la alcaldía que ostenta en esta legislatura. ¿Por qué quiso ser alcalde de Muro?

– El anterior lo dejó y no quiso seguir, así que me quedé yo. Antes de que viniera otro de fuera me quise presentar yo porque tampoco quería hacerlo nadie más.

– ¿Qué se puede hacer por pueblos pequeños como el suyo?

– Hay cosas para poder hacer. Ahora pedimos un contenedor amarillo para el plástico y no nos lo conceden, así que no podemos reciclar. Y el médico mismo, que hay uno solo para toda la zona, como en invierno, y no hay manera.

– ¿Qué otras necesidades tiene Muro a nivel de servicios e infraestructuras?

– Hace falta internet para poder trabajar desde casa. Autobús tenemos varios días a la semana y la escuela es la de San Román la que funciona. La nuestra es, como la de la mayoría de los pueblos pequeños, una población envejecida. Pero tenemos pan todos los días y vienen a traernos carne, pescado y fruta una vez a la semana.

– ¿Piensa que los pueblos pequeños están olvidados?

– En algunos aspectos, sí. En las campañas electorales sí se acuerdan de nosotros pero luego...

– La etapa riojana de La Vuelta pasará por Muro. Será todo un acontecimiento, ¿no?

– Si no hubiera sido por el COVID-19, hubiese pasado en agosto, con mucha gente que la que va a haber en octubre, pero es algo bueno, algo que pasa una vez en la vida.

– ¿A qué actividad económica se dedica Muro en Cameros?

– Todos a la ganadería, ovejas, vacas y cabras.

– En la web municipal se informa de que «Muro pertenece la cabecera de comarca de Torrecilla aunque la secretaría de la corporación se encuentra en el Ayuntamiento de San Román». ¿Muro no es Camero Viejo?

– Siempre hemos sido del Camero Viejo, lo que pasa es que, en tiempos, se iba mucho a Torrecilla, antes allí estaba el juez y todo.

– En un siglo Muro ha perdido 250 habitantes, ¿por qué?

– Hace casi 50 años se perdió mucha gente y nos quedamos cuatro. No sé por qué. No he conocido industria, pero antes sí hubo fábricas de paños y mantas. La gente se marcharía a buscar vida nueva.

– ¿Y es optimista o pesimista sobre el futuro de los pueblos?

– No soy optimista. Alguno vendrá de fin de semana pero a diario lo veo difícil. Aunque vengan con niños, a los 10 años tienen que marcharse a estudiar y aquí no hay trabajo. La ganadería está como está. Así que a no ser de que sea gente que se jubile...

– ¿Cómo han vivido el estado de alarma y viven la pandemia?

– Hay tres familias más desde marzo y se nota que en julio se ha movido más gente, sobre todo comparado todos los años anteriores. Y no ha habido ningún caso positivo por COVID-19.