La España vaciada empieza en El Cortijo
Vecinos de la «localidad del municipio de Logroño» demandan más servicios para seguir viviendo en «su pueblo» | Sin gas natural, sin comercio, con sólo seis autobuses diarios hasta la capital... «Todos los días hay que bajar para comprar el pan y el periódico», dicen
«Más que a 7 kilómetros de la capital parece que estemos en la sierra». Arantxa entona el lamento de mucho más que un barrio ... y lo hace constatando el sentir general de los 218 habitantes censados en El Cortijo, aunque ella misma advierte de que en realidad la cifra de residentes como tal es mucho menor. Ello no resta fuerza a una queja que, aunque latente la mayor parte del tiempo, cuando se hace patente no admite discusión.
La realidad, según explica, se ajusta perfectamente a la tan traída y llevada imagen de la pescadilla que se muerde la cola. «Sin gente no hay servicios, y sin servicios no hay gente». «Somos la España vaciada en el medio urbano», dice una de las coordinadoras de la asociación de vecinos de la oficialmente considerada «localidad del municipio de Logroño». Arantxa Bargo es la encargada de poner voz a la despoblación y la falta de servicios que sufre la otrora 'pedanía', uno de los 'pueblos' de Logroño. Las estadísticas hablan de 132 viviendas vacías, es decir, sin nadie empadronado, de un total de 230.
Que en el 57,39% de las casas no viva nadie para la Administración evidencia alguna de sus peculiaridades. Población envejecida que en un momento determinado opta por 'bajar' a Logroño por cuestiones de comodidad y accesibilidad a los servicios y viviendas que, de la misma manera, han ido convirtiéndose en segunda residencia incluso pasando a ser consideradas como 'casas de campo' de uso y disfrute exclusivo en fin de semana. «Es en verano cuando estamos todos», asevera Bargo.
En la plaza de la Iglesia la pregunta de '¿Es esto Logroño u otra cosa diferente?' es respondida de diferentes maneras. Eso sí, todos demandan más y mejores servicios para seguir viviendo en «su pueblo». Sin gas natural, sin comercio, con sólo seis autobuses diarios a la capital... «Todos los días hay que bajar a Logroño para comprar el pan y el periódico», dicen.
La asociación de vecinos se ha reunido recientemente con el nuevo Ayuntamiento para poner sobre la mesa sus demandas. «La verdad es que van ya unas cuantas reuniones», explica Bargo. En la última, eso sí, se habló de la necesidad de llevar el suministro de gas natural -el butanero pasa cada 15 días... y también se tira de gasoil y electricidad-. Y a corto plazo se aspira a la peatonalización de la plaza de la Iglesia. A medio se habla de lo conveniente que sería contar con un polideportivo -una dotación con sala de juntas pues las viejas escuelas dan para lo que dan- porque apenas se cuenta con un frontón «pequeñito» adosado a la iglesia y el campo de fútbol se usa como aparcamiento y pista de 'voley'.
Sobre la mesa también está, aunque en este caso sobre la del Gobierno de La Rioja, mejoras en la carretera, la LR-441. Una vía por la que circulan los seis autobuses diarios que enlazan el barrio con el centro de la capital. «Y eso que tenemos dos frecuencias más desde el pasado diciembre», aplaude la coordinadora. Hay hechos, pese a los pasos que se dan, que no invitan al optimismo.
«El año pasado cerró el bar que hacía de tienda y, desde entonces, con todos los panaderos que se contactó se negaron a subir», ejemplifica Arantxa. «Cada vez nos sentimos más alejados de la ciudad y creemos que nos tienen que tratar como el núcleo rural que somos... dentro de la ciudad, eso sí», apostilla. Menos mal, cuenta, que el consultorio médico se mantiene. «Nos quisieron recortar un día de atención, que al final fueron horas, y es ya lo que nos faltaba», concluye.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión