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Canales planta resistencia teatral a la España vacía
El pueblo serrano se vuelca en la recuperación de su antigua corrala
Hace más de medio siglo los pueblos de La Rioja perdieron la batalla del desarrollo y cayeron víctimas de una enfermedad muy mala: la ... soledad. Ya antes muchos habían empezado a desangrarse teniendo que emigrar a América; pero fue entonces cuando la mayoría sufrió el éxodo definitivo a la capital. Otro capítulo de la historia del hambre. Echar llave a la casa de los padres y bajarse a la ciudad a buscar mejor fortuna para los hijos. Lejos del valle, la sierra riojana es hoy la costa de aquellos naufragios. Parte de lo que ahora llaman la España vacía. Pero en pueblos como Canales, uno de los más remotos, se niegan a rendirse al abandono. Todos a una -vecinos, los pocos que quedan; descendientes, unos cuantos leales al terruño; y no pocos veraneantes habituales- están empeñados en la supervivencia de su pueblo y en combatir la muerte lenta que supone la despoblación rural. Incluso han alumbrado una nueva esperanza levantando un fuerte donde plantar resistencia: su antiguo teatro. Su hambre es ahora de cultura.
«Hoy es un gran día para Canales -anunciaba ayer un tuitero-: llega un tsunami de cultura a un lugar donde llegaba con cuentagotas».
Ese 'tsunami' es el festival Canales Demanda Teatro, una iniciativa popular que abrió este sábado el actor Pepe Viyuela con su ya clásico espectáculo de clown 'Encerrona'. «Para mí es un honor formar parte de esto», declaraba sin ocultar la emoción antes de protagonizar una jornada que también para él sería memorable. Recién llegado de Madrid. En mitad de una tarde calurosa, el pueblo le recibió como a una celebridad poco antes de formar cola para abarrotar el teatro en la primera función. Aún tendría que repetir una segunda porque las primeras doscientas entradas se habían agotado en pocas horas.
Aunque el grueso de la programación tendrá lugar en agosto, la jornada de ayer supuso la inauguración formal del festival en su teatro recién recuperado y el pueblo la vivió como un día de fiesta, una fecha que quedará marcada en la historia de la localidad por el empeño común que representa: «Es algo heroico, es una acción extraordinaria», según expresaba con orgullo el fotógrafo canaliego Jesús Rocandio, uno de los impulsores de esta iniciativa junto con Benjamín Blanco y Domingo García, coordinadores del festival.
Para quien no tiene costumbre, también llegar a Canales es casi una odisea. A casi noventa kilómetros de Logroño, hay que remontar el Najerilla hasta casi al límite con la provincia de Burgos. Allí, en la vertiente sur de la Sierra de la Demanda, donde parece que ya nada puede quedar, aguarda el sorprendente pueblo de Canales de la Sierra. Y su teatro.
El núcleo urbano está considerado conjunto histórico-artístico, muestra de la particular arquitectura serrana, y su iglesia de San Cristóbal es una verdadera joya del Románico. Canales conserva la elegancia de la villa próspera que fue dedicada a la oveja desde antiguo y a la industria textil hasta el XIX. Pero ese esplendor, del que procede la imperecedera afición de los canaliegos por el teatro, pasó hace ya mucho tiempo y ahora sufre el mismo mal que tantos otros pueblos vaciados. Con un centenar de habitantes censados, en invierno apenas quedan unos cuarenta vecinos. Ayer, sin embargo, el pueblo estaba inmerso en ese bullicio estival de veraneantes y forasteros: vermú largo, partida de mus y niños en el río. Pero en el ambiente había algo más, un aire distinto.
«Recuerda el espíritu de la colmena», comentaba con admiración de niño chico el dramaturgo Bernardo Sánchez, ayer uno más entre el público, mientras aguardaba impaciente en la oscuridad del teatro el comienzo del espectáculo. «Cuántas veces habremos comentado Bernardo y yo la pena que nos daba tener esta maravilla sin aprovechar -añadía Rocandio-. Y ahora, mira».
Compañía La Serrana
El Teatro de Canales, el más antiguo de La Rioja, es un edificio del siglo XVIII en piedra y madera con una original torre del Papamoscas. «Antiguamente, cuando la población rondaba los mil habitantes, se celebraban aquí funciones teatrales asiduamente -recordaba el alcalde José Luis Vicario-. Y este es un día para homenajear a nuestros antepasados».
Durante los años cincuenta y sesenta, la villa contó con compañía de teatro, La Serrana, que además actuaba por los pueblos vecinos de La Rioja y Burgos. El recuerdo a su director, Ángel Blanco 'el Zapatero', era también emotivo en sus hijos Ángel y el propio Benjamín, periodista de Diario LA RIOJA. Como indica este último, «queremos agradecer a la gente del pueblo que durante décadas ha mantenido esta afición por el teatro que ahora tratamos de recuperar».
Vecinos como Vicente García 'el Cuadrao', que todavía se acuerda cuando siendo mocete actuó en «una obra de romanos en la que decía que había que cortarle el pescuezo al emperador». «Con las perras que sacamos hicimos un viaje a Madrid», reía antes de entrar a la función.
Pero, debido a la emigración y la falta de recursos, el edificio cayó en el abandono y quedó como vulgar almacén municipal. «Tal agravio puso en pie a un grupo de vecinos que en los años noventa montaron varias representaciones para recaudar fondos y hacer un llamamiento a las autoridades», explican Blanco y Domingo García. La llamada surtió efecto y el Gobierno de La Rioja y el Ayuntamiento acometieron una restauración del edificio, que ahora, por fin «se ve recuperado gracias al empeño, de nuevo, de los canaliegos».
«Venimos al teatro»
Y, como de poco sirve un teatro sin cómicos, había que darle contenido. Y así surgió el festival Canales Demanda Teatro, un nombre que es toda una declaración de intenciones. «Mucha gente ya conoce la Sierra y las Siete Villas, pero nos gustaría que el teatro atrajera a más porque tenemos problemas y necesitamos ideas como esta para mantener a la gente en el pueblo», afirma el alcalde.
«El festival no se va a limitar a Canales, sino a toda la comarca», según García. La intención es extenderlo a los pueblos vecinos en próximas ediciones. Ayer no faltaban entre el público gentes de Viniegra, de Brieva, de Anguiano... Todos querían vivir en Canales un día tan ejemplar para toda la zona y para el mundo rural. «Venimos al teatro», decían como paladeando las palabras: «Al teatro».
«Esta es una acción civil -reflexiona Rocandio en voz alta-, lo estamos haciendo desde abajo y deseando implicar a los pueblos vecinos. Pero hay que hacer algo también en invierno. Lo de tomar conciencia con 'la España vacía' está bien, pero hay que hacer cosas para cuando los pueblos están realmente vacíos, para que dejen de estarlo. Y la cultura es capaz de dar mucha vida a nuestros pueblos».
La cultura así es una forma de resistencia y es ya una victoria.
Al final, cuando en el escenario apareció un payaso con una maleta, el público rompió a reír. Algunos también lloraban de emoción.
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