Vidas sin retorno
Muchas de las adhesiones de occidentales al Estado Islámico tuvieron un final dramático
G. E.
Sábado, 11 de octubre 2025, 12:59
Había hombres y mujeres de profundas convicciones religiosas, pero también adolescentes atraídas por la solidez de una fe en tiempos inciertos, el deseo de aventura ... e, incluso, el atractivo de guerrilleros vestidos de negro y que sólo mostraban una mirada feroz. Hace ya una década, la yihad sedujo a miles de individuos procedentes de todos los continentes. No todos tuvieron la suerte de Christine y sus nueras. Para muchos supuso un viaje sin retorno o que dejó graves secuelas.
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El caso de Shamira Begum, de 16 años, y las quinceañeras Amira Abase y Khadira Sultana, resulta paradigmático. La última imagen de ellas las sitúa bajo un arco de seguridad del aeropuerto de Heathrow. Aquel día no habían acudido a su clase en un colegio de secundaria en Londres y, durante años, no se volvió a saber de ellas, más allá de que se habían radicalizado bajo el influjo de otras jóvenes que habían partido para Siria.
La osadía resultó fatal. Amira y Khadira fueron desposadas de inmediato con sendos ciudadanos de origen australiano y estadounidense, respectivamente, y fallecieron poco después sin llegar a acceder a la mayoría de edad. Shamima, la única superviviente, casada con un holandés, solicitó el regreso al final de la guerra, tras perder tres hijos. Gran Bretaña le revocó la nacionalidad y sus intentos judiciales de recuperarla han fracasado.
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El caso de Leonora Messing también se antoja patético. Esta germano oriental era una influencer de 15 años que recomendaba cosméticos para 'teenagers' en las redes. Su rastro se desvaneció hace diez años. Como sus coetáneas, llegó a Al Raqqa y contrajo nupcias con un compatriota. A los dos meses quería huir del lugar, pero todos los intentos de su padre por recuperarla fueron infructuosos.
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La caída del Estado islámico provocó su huida y confinamiento en una prisión kurda durante dos años. La difusión televisiva de su caso le granjeó el odio de las reas más radicales, pero, afortunadamente, pudo volver a casa con dos hijas. Su historia es excepcional porque posee un final relativamente feliz. Tras someterse a un programa de desradicalización, fue juzgada y obtuvo la libertad condicional.
La extraña desaparición de los estudiantes británicos en Sudán es sorprendente. En 2015, dos grupos de doctores en ciernes que hacían prácticas en la Universidad de Ciencias Médicas y Tecnología de Jartum se esfumaron en un breve plazo de meses. Los dieciséis partieron hacia Siria, al parecer tras ser captados en el seno de la Asociación Cultural Islámica, institución radicada dentro de la entidad académica. Dos regresaron poco después, pero se sospecha que la mayoría ha muerto o desaparecido.
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