Ecos del mundo

El sexo prohibido de China

Así se podría resumir rápidamente el escándalo en el que se han visto envueltos una joven de 21 años apellidada Li y el exjugador de Counter Strike ucraniano de 37 años Danylo Teslenko, alias 'Zeus'. Coincidieron el pasado 16 de diciembre durante un evento en la capital económica de China y Teslenko publicó varias imágenes en el grupo de sus fans de la aplicación de mensajería en las que decía que era «una chica fácil».

Poco después, Teslenko borró los vídeos y las fotos. «Me di cuenta de que, aunque no eran íntimos, sí resultaban demasiado personales e inapropiados para compartirlos públicamente», explicó. Pero el daño estaba hecho. Algunos de los 43.000 fans de su canal copiaron los clips para publicarlos en el ciberespacio chino, donde los internautas no tardaron en dar con la identidad de Li y despellejarla viva. Ella tiene novio, él está casado. Pronto comenzaron a exigir que su universidad le abriese un expediente disciplinario, y la institución consideró que era lo correcto.

Hay quienes consideran que el racismo es, prácticamente, un mal exclusivo de las sociedades occidentales. Sin embargo, las estadísticas sobre aceptación de otras razas demuestran que es en otras partes del mundo donde resulta más perverso. China es una de ellas. Los extranjeros suponen solo el 0,07% de la población total y los prejuicios crean imágenes distorsionadas: a los negros se les tacha de sucios aunque muchos nunca hayan visto uno; a los blancos, a quienes antes se llegaba a reverenciar, se les considera promiscuos y propensos al libertinaje.

El caso ha provocado un interesante debate que demuestra la brecha existente entre hombres y mujeres. Ellos aplauden la decisión de la universidad porque critican que 'sus' mujeres se enamoren facilmente de los occidentales blancos. Ellas, sin embargo, se sienten indignadas y ven en la expulsión un reflejo del machismo y del paternalismo que aún imperan en China. «Seguro que si fuese un hombre chino el que tiene sexo con una mujer blanca, la mayoría estaría aplaudiéndole y pidiendo que le hagan una escultura. Además, la culpa siempre se la lleva la mujer, mientras el hombre se va de rositas», denunciaba una usuaria de Weibo, la red social china equivalente a X.

En lo que todos coinciden es en denunciar a la universidad por haber hecho pública la identidad de la joven. «Es una intolerable intromisión en su intimidad. ¿Es que no hay leyes que impidan esto?», preguntaba un internauta.

Zhao Hong, profesor de derecho de la prestigiosa Universidad Peking, escribió que «si hay alguien que realmente socavó la dignidad nacional en este caso, no fue la mujer cuyos derechos de privacidad fueron violados, sino los espectadores que humillaron frenéticamente a una mujer común bajo la bandera una mal entendida justicia y la institución educativa que utilizó mandamientos morales rancios».

El asunto ha trascendido las redes para llegar incluso a la prensa oficialista china. El diario 'Global Times', controlado por el Partido Comunista, publicó un artículo de opinión en el que trataba de ser imparcial. Por un lado, afirmaba que «los estudiantes problemáticos deben ser guiados para que reconozcan sus errores», dando a entender que Li pertenece a esa categoría. Pero, por otro lado, afirmaba que eso se debe hacer «en privado». De momento, el único que se ha disculpado por el daño causado a Li ha sido el ucraniano: «Fue un error mío y me disculpo sinceramente por ello».

La universidad, por su parte, se defiende como puede. Señala que su código de conducta recoge que «aquellos que tengan contacto indebido con extranjeros y dañen la dignidad nacional y la reputación de la escuela recibirán una sanción de demérito o superior, según las circunstancias», dejando al descubierto un racismo institucional evidente. También subraya que Li tiene hasta septiembre para apelar el caso y que puede ser readmitida si se aceptan sus alegaciones.

Algunos consideran irónico que China castigue así una conducta que se promueve desde el propio gobierno. «Cuando le interesa, bien que utiliza chicas guapas para seducir a hombres extranjeros de los que pueden extraer información», comentaba otro tuitero de Weibo. No en vano, varios gobiernos han advertido a sus altos funcionarios de que tengan cuidado con chinas excesivamente cariñosas que pueden acabar siendo espías al servicio del régimen comunista.