Argentina, bien... ¿o te cuento?
La contundente victoria de Javier Milei en las últimas elecciones y los avances en materia económica dibujan un escenario optimista que no concuerda con el pesimismo que impera en las calles
La magnitud de la victoria que Javier Milei ha cosechado en las últimas elecciones -logró un 41% de los votos- ha sorprendido a todos. Sobre ... todo en la provincia de Buenos Aires, donde hace solo dos meses había perdido frente al peronismo por 14 puntos». Juan Germano, analista político y director de Isonomía Consultores, explica a este diario la principal razón de ese giro en Argentina: «La ciudadanía ha decidido darle un voto de confianza al presidente porque ha logrado reducir la inflación, tal y como había prometido. Cuando llegó a la presidencia, ese era el principal problema de la gente, pero ha ido cayendo en la lista de prioridades y ahora preocupan otras cosas, como el poder de compra, la inseguridad o la educación. Muchos creen que, si ha logrado solucionar un asunto que llevaba una década enquistado, merece una segunda oportunidad».
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Además, Germano señala otro elemento clave que explica el resultado en las urnas: «La gente ha enviado un mensaje claro a la oposición, a la que se critica por centrarse únicamente en frenar a Milei sin hacer ninguna propuesta para el 'postmileísmo'. Y ha dicho que no quiere volver al pasado de Kirchner». El laureado escritor bonaerense Martín Caparrós coincide en ese diagnóstico. «El miedo a que la economía explotase si el presidente perdía ha sido relevante, y la intervención de Trump ha resultado decisiva», señala el autor de 'El hambre' desde Madrid.
No en vano, el presidente de Estados Unidos prometió una ayuda financiera de 40.000 millones de dólares para el país supeditada a la victoria del libertario. Y la economista Marina Dal Pogetto, que fue subgerente de Análisis Macroeconómico del Banco Central de Argentina y jefa de Asesores de la Secretaría de Política Económica del Ministerio de Economía, está convencida de que Milei ha capitalizado en las urnas la estabilidad que ha dado al tipo de cambio la compra de pesos por valor de 20.000 millones de dólares de la superpotencia americana.
«Ahora habrá que ver si Scott Bessent -secretario del Tesoro de EE UU- se comporta como Mario Draghi durante la crisis europea o no», indica, recordando aquella promesa que el gobernador italiano hizo de proteger al euro a toda costa. Y subraya que, en el plano económico, «las incógnitas están en si Argentina puede reducir el riesgo de país, acceder al crédito y reactivar la actividad económica».
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En todo ello, Estados Unidos podría proporcionar un colchón relevante. Y parece que está dispuesto: «Argentina enfrenta un momento de grave falta de liquidez. La comunidad internacional, incluido el Fondo Monetario Internacional, respalda unánimemente a Argentina y su prudente estrategia fiscal, pero solo EE UU puede actuar con rapidez. Y actuaremos», afirmó Bessent.
No obstante, ahí Caparrós aprecia un grave riesgo de supeditación económica a Washington. «Dependemos del dólar porque nadie confía en el peso, y el gobierno tiene que mantener su cambio por debajo de los 1.500 pesos. Hasta ahora, para lograrlo ha utilizado los diferentes créditos que ha pedido a China o al FMI para vender dólares que se deberían dedicar a otros fines y estabilizar el cambio. Ahora es el Tesoro estadounidense el que compra directamente los pesos. Si un día decide dejar de hacerlo, todo se va al carajo. Buenos Aires no tiene ningún control», añade.
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«Argentina es como una modelo muy maquillada. Nunca se sabe qué aspecto tiene en realidad»
Sin embargo, Milei, que llegó a la Casa Rosada afirmando que «no hay dinero», se siente ahora arropado por la Casa Blanca y lo tiene claro: «Lo peor ya pasó». Germano también considera que el presidente llega en buena forma a una segunda etapa de su mandato «en la que puede ser más rupturista». Eso sí, el analista político subraya que «para lograrlo tiene que aprobar leyes que afiancen su sistema y, para ello, necesitará alianzas».
Las luces del presidente
Pero para labrarlas tendrá que aparcar la motosierra y echar mano de un discurso más moderado que ya se aprecia incluso en la vestimenta -de traje y corbata- con la que celebró su triunfo. «Habrá que ver cuánto tarda en caer la careta de moderado que se ha puesto después de haber dicho que el congreso es un nido de ratas. Si consigue convertirse en una persona dialogante podrá avanzar en su agenda y demostrará ser el mejor actor del mundo», duda Caparrós.
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El presidente llegó con unos objetivos muy claros: conseguir un equilibrio fiscal que ya es prácticamente un hecho -ha logrado un superávit por primera vez en 123 años-, reducir el gasto público -se ha deshecho de un tercio de los altos cargos y ha recortado más del 10% del funcionariado-, poner fin a la expansión monetaria como herramienta de financiamiento y llevar a cabo una desregulación económica a gran escala.
Sobre el papel, tiene razones para estar orgulloso. Cuando Milei ganó las elecciones, a finales de octubre de 2023, la inflación alcanzaba el 211% y el 41,7% de la población vivía por debajo del umbral de la pobreza. Ahora, los precios suben en torno al 30% en tasa interanual y la tasa de pobreza durante la primera mitad del año se ha reducido al 31,8%. Eso sí, después de haberse disparado hasta rozar un récord del 53%.
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«Milei se vanagloria de haber sacado a 12 millones de personas de la pobreza. Claro que es efecto de la reducción en la inflación. Y todo depende de dónde pongas el listón», puntualiza Dal Pogetto. En cualquier caso, aún hay 14 millones de pobres en Argentina y un 6,9% de la población sufre pobreza extrema. «Además, les ha retirado las ayudas a decenas de miles de discapacitados», apunta Caparrós.
«No vivimos mejor»
El sociólogo Pablo Semán, autor de 'El ascenso de Milei', argumenta que «la situación social no se debe medir solo con los índices de pobreza, que suben y bajan». Lo cierto, sostiene, «es que la experiencia de las clases populares es de una decadencia que se alarga mucho tiempo». Lo nuevo, si acaso, es el auge de la delincuencia. «Puede que no haya tantas muertes por cien mil habitantes como en otros países de Latinoamérica, pero todo el mundo convive con la posibilidad de un asalto, y eso marca la vida cotidiana».
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El coste de la cesta de la compra
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Litro de leche 1,38 euros
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12 huevos 2,58 euros
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1 baguette 0,77 euros
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1 yogur 0,46 euros
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1 kilo de falda de ternera 7 euros
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1 kilo de pechugas de pollo 8,8 euros
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1 kilo de patatas 0,52 euros
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1 café en el centro 3,1 euros
Además, aunque los salarios crecen ya por encima de la inflación y así la ciudadanía gana poder adquisitivo, la renta per cápita media ronda los 810 euros al cambio, una cifra que esconde grandes desigualdades. Esa es, precisamente, la lacra que Senán cree que puede acrecentarse con las reformas que propone Milei. «Este es un gobierno que pretende modernizar las relaciones de trabajo favoreciendo al capital en una forma muy asimétrica y no sé si solucionará todos los problemas pero si logra apoyo electoral suficiente en 2027 se considerará que la sociedad aprobó esas reformas al menos en una parte», apunta.
«Si Trump decide no comprar pesos, todo se va al carajo. No tenemos control sobre la economía»
El periodista Nacho Montes de Oca concuerda. Su respuesta a cómo está Argentina se puede resumir en un clásico: bien, ¿o te cuento? «Tenemos las cuentas en orden, sí. Hemos solucionado los problemas de la inflación y del déficit, pero eso no quiere decir que vivamos mejor». En su opinión, compartida por muchos economistas, «el problema de Argentina es que no genera dinero, que la actividad económica no aumenta».
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Una Suiza de pobres
Montes de Oca señala que tanto la actividad industrial como la construcción caen. «No somos ni competitivos ni productivos. Nos hemos hecho caros por el cambio de divisa, y especular sale más rentable en este sistema que producir», sentencia. «Hemos pasado de una economía cerrada muy subsidiada a una economía abierta, pero también de una Argentina regalada a una Argentina carísima sin haber avanzado en la productividad», coincide Dal Pogetto.
No en vano, algunos comienzan a considerar al país 'una Suiza de pobres' debido a los elevados precios relacionados con un dólar barato que muchos tachan de insostenible. Así, Argentina se ha convertido en el país latinoamericano más caro para tomar un café, con una media que supera los 3 euros. Y la cesta de la compra no es especialmente asequible en comparación con España, donde los salarios son muy superiores.
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810 euros
son los ingresos por persona, pero en las zonas rurales a menudo quedan reducidos a la mitad.
Un litro de leche en una cadena de supermercados supera los 1,3 euros, mientras que el kilo de pechugas de pollo ronda los 9. «El campo lo sufre mucho, porque sus productos son caros en comparación con los de otros países del entorno. Y no hay posibilidad de introducir nueva maquinaria», apunta el periodista. No se invierte en nada.
En esta coyuntura no surgen nuevos negocios, y en los que hay se acumulan los 'stocks'. «Hay descuentos en todos los supermercados porque tienen que dar salida al género», señala Montes de Oca, que incide en un dato demoledor: «Desde que Milei accedió a la presidencia, la inflación ha alcanzado el 241%, mientras que los sueldos solo han aumentado un 27,2%». A eso se suma que el 43% de los trabajadores están empleados en la economía sumergida, «y no aportan nada al fisco para pagar el gasto público, del que viven nada menos que 16 millones de personas». Es una coyuntura en la que los recortes que se proponen por cuestiones ideológicas son realmente inevitables. Sus efectos ya se sienten, y afectados como los pensionistas se manifiestan en las calles.
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A pesar de todo, el país continúa resistiendo contra todo pronóstico. «Argentina es como una modelo que aparece siempre muy maquillada y nunca se sabe qué aspecto tiene en realidad», explica Montes de Oca, que no es especialmente optimista sobre el futuro.
El periodista coincide con Caparrós en que el principal problema es la falta de alternativas políticas ilusionantes. «De hecho, aunque el voto es obligatorio, un tercio de los electores prefiere afrontar la multa antes que ir a votar. Esos son la segunda fuerza política», remarca Montes de Oca. «Debería surgir alguna fuerza en la izquierda, pero es un espacio ocupado por el kirchnerismo. Los dos espacios políticos que parecen posibles están ocupados y es muy desalentador», apostilla Caparrós. «La gente está entre la espada y la pared. Se le pide que elija entre algo que ya se ha repudiado, el peronismo, y un loco, Milei», añade Semán, que ahora ve despejado el camino para el presidente «que cuenta con apoyo internacional y con una oposición derrotada, diluida o dispuesta a negociar».
Preguntado por el pesimismo enquistado de los argentinos, Caparrós ríe: «Hace un siglo, Argentina era considerada el país del futuro. Era un imán para inmigrantes que llegaban con la esperanza de vivir cada vez mejor. El problema es que durante medio siglo fue siempre el país del futuro. Hasta el golpe de 1976, cuando acabó ese optimismo. Ahora, Milei se sube al tren del 'Make America Great Again' de Trump y asegura que recuperará la grandeza del pasado. Sabemos que es mentira. Porque promete un pasado que nunca existió».
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