La UE acepta un arancel del 15% para poner fin a los choques comerciales con EE UU
El pacto compromete a Europa a comprar 750.000 millones de dólares de GNL al país los próximos tres años
Han hecho falta meses de negociaciones, calma ante las numerosas amenazas del presidente estadounidense y un encuentro al máximo nivel político para poner fin a ... las tensiones comerciales entre Estados Unidos (EE UU) y la Unión Europea (UE). La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente estadounidense, Donald Trump, lograron pactar una solución que permitirá normalizar las relaciones comerciales entre ambas potencias. Aunque los detalles se deberán pulir en los próximos días, ya se sabe que el peaje a pagar para Europa será un arancel del 15% a todas sus exportaciones europeas, una tarifa que tendrá algunas excepciones. El bloque se ha comprometido además a comprar 250.000 millones de dólares en gas natural licuado (GNL) estadounidense los próximos tres años y a invertir anualmente en EE UU, hasta llegar a los 750.000 millones totales.
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«Hemos llegado a un acuerdo que crea certidumbre y da estabilidad a nuestras empresas y ciudadanos», defendió ayer Von der Leyen, tras hacerse público el acuerdo. Washington y Bruselas cerraron un arancel universal del 15% que se aplica -entre otros- a muchos semiconductores y que incluye los coches y los productos farmacéuticos.
También pactaron exenciones arancelarias en productos estratégicos como los componentes para aeronaves, algunos químicos y genéricos, componentes de semiconductores, varios productos agrícolas y materias primas. Se trata de una lista, que según apuntó la dirigente europea «seguiremos ampliando». En cuanto al acero y el aluminio europeo, Von der Leyen destacó que la UE y EE UU «seguirán trabajando para encontrar una solución justa a la sobrecapacidad del sector y a la competencia global», pero mientras, estos productos seguirán soportando un arancel del 50%, como hasta ahora. La política alemana añadió que el acuerdo comercial supondrá un «alivio inmediato» para los sectores más afectados por los aranceles de Trump, como el automóvil.
Posturas alejadas
Al comienzo de la reunión, las posturas entre Trump y Von der Leyen estaban bastante alejadas. El dirigente estadounidense se encontraba estos días promocionando sus campos de golf en Escocia, e hizo un hueco en su agenda para citarse con la presidenta del Ejecutivo comunitario. Ambos afirmaron nada más verse que las probabilidades de lograr un acuerdo eran «del 50%» y el mandatario estadounidense fue tajante al afirmar que no firmaría un acuerdo comercial que impusiera aranceles de menos del 15% a las exportaciones europeas.
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El dirigente estadounidense se mostró favorable al diálogo, pero sabiendo que el bloque europeo tenía más que perder en caso de que la negociación fracasara: «Me gustaría resolverlo. Si no, habrá tarifas y ellos harán lo que tengan que hacer», destacó, añadiendo que lo más importante para Washington es que las relaciones comerciales con Europa «sean justas» y que su mercado se abra más a los coches y a los productos agroalimentarios estadounidenses. La política alemana, por su parte, apuntó que lo más importante es «reequilibrar» la relación entre las dos potencias: «Tenemos una relación comercial estupenda y queremos que sea sostenible», afirmó.
Las tensiones entre Bruselas y Washington habían ido en aumento desde que el dirigente republicano decidiera imponer aranceles al bloque comunitario para compensar el déficit comercial de EE UU. Los productos europeos están sujetos a un arancel del 10% -que se suma a otro del 4,8% que se aplicaba antes del regreso de Trump- y las tarifas afectan especialmente al aluminio y el acero (con un gravamen del 50%) y a los coches (con otro del 27,5%).
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El acuerdo final, por tanto, supone elevar el arancel universal a todas las exportaciones europeas, a cambio de excepciones, de las que se beneficiaran ciertos sectores. «El 15% es lo mejor que podíamos conseguir y beneficiará a los coches. No debemos olvidar dónde estaríamos el 1 de agosto, en el 30% y sería mucho más difícil bajar de ese porcentaje al 15%», defendió Von der Leyen, quien reconoció que ese arancel universal «será un desafío para algunos, pero nos dará acceso al mercado estadounidense».
El acuerdo es un balón de oxígeno para la UE, después de meses en los que los aranceles han dificultado la actividad de sectores como el automovilístico y la siderurgia, lo que ha aumentado la presión de países como Alemania e Irlanda sobre el Ejecutivo comunitario.
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Mientras, el dirigente estadounidense mantiene abierto otro frente con Pekín, con quien pactó extender 90 días más la tregua arancelaria. EE UU impone un arancel del 30% a los productos chinos, mientras que el gigante asiático aplica un 10%, porcentaje muy inferior al 145% con el que llegaron a amenazar las Autoridades chinas.
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