La gran familia de Futurioja
La fundación tutela a una veintena de riojanos con discapacidad intelectual, acompañándoles hacia su autonomía
En el año 1998, la fundación Futurioja nacía para dar respuesta precisamente a una pregunta de futuro, como en su nombre resaltan. Muchas personas con hijos o hermanos con discapacidad intelectual se plantean que será de ellos en el día de mañana ante un eventual desamparo familiar, cuando falten. Futurioja se convierte entonces en su nuevo hogar, en una red que surge para dar solución a esas necesidades tutelando o curatelando a personas con discapacidad que viven esta situación y acompañándolas en sus vidas para guiarles con una atención personal continuada en su autonomía, su crecimiento y en la plena adquisición de derechos.
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«Al final nosotros somos una familia, un poco especial porque cada uno venimos de un sitio y somos diferentes, pero vamos todos de la mano y contamos con un vínculo afectivo muy fuerte», resume Pilar Molina, trabajadora social de Futurioja. La fundación asume las tutelas o curatelas de las personas con discapacidad en base a una resolución judicial, «pero queremos que las sentencias sean a medida, que se establezcan los apoyos que la persona necesita», recalca Molina, añadiendo que «nos basamos en sus necesidades buscando su empoderamiento y acompañándoles en su proceso vital para hacerlos muchos más autónomos. Es un cambio con respecto a la visión paternalista que había antes de las tutelas».
Los cambios de enfoque y percepción social en el ámbito de la discapacidad intelectual se palpan en su trabajo diario, que busca seguir ganando terreno hacia una inclusión plena. «Gracias a las reivindicaciones durante tantos años van creciendo sus derechos, aunque queda trabajo por hacer, por ejemplo en el ámbito laboral, donde se les debe tener más en cuenta. Queremos que las personas con discapacidad tengan la misma vida que la población general, al final aspiran a lo mismo: vivienda, trabajo, vacaciones, ocio...», reseña Pilar Molina.
Rápida adaptación en tiempos de pandemia
El confinamiento y la situación actual derivada del COVID-19 ha supuesto un reto para Futurioja como fundación y para sus usuarios, pero la respuesta ha sido en todo momento rápida y positiva. «Una de las características de las personas con discapacidad es que tardan más en adaptarse a los cambios, pero en este caso ha sido enorme su grado de implicación. Han asumido la realidad y tienen un nivel de responsabilidad mayor que la población general», indica Jorge Ortega, presidente de Futurioja. «Nos tuvimos que adaptar de cero a cien para poder mantener el contacto con las personas tuteladas, con un gran esfuerzo personal y anímico por parte de los profesionales que han tenido que intensificar sus apoyos», subraya Carballo.
Lucía, una de las personas tuteladas por Futurioja, valora con cariñosas palabras su experiencia en la fundación: «Son una familia, en el momento que tienes algún problema ahí están y se agradece. Me han ayudado a ser más independiente y a ganar en autoestima».
Además del servicio de tutelas y curatelas, Futurioja cuenta con un programa de información, orientación y asesoramiento legal y social con el que ayudan a las familias en sus dudas y dificultades, organizando charlas y ofreciendo una atención individualizada. También cuentan con voluntarios tutelares, que dan respuesta a las necesidades afectivas de sus usuarios a través de un vínculo personal estrecho y favorecen su inclusión comunitaria.
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Actualmente, Futurioja tutela a una veintena de riojanos con discapacidad intelectual, un número que ha crecido poco a poco a lo largo de los años. «Necesitamos el apoyo de las instituciones e iniciativas privadas, porque nuestro objetivo es poder dar este servicio a muchas más personas», concluye Pilar Molina.
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