Pelota
Adiós a las sardinas del Adarraga: el último baile de Lourdes y EduardoDespués de 28 ferias consecutivas tras la barra del frontón de Logroño, los hermanos Espiga afrontan desde hoy la última entre recuerdos y muchas emociones
Cuando a Lourdes Espiga, la Lourdes del Adarraga, se le pregunta por alguna anécdota de todos estos años no recuerda ninguna concreta. «Yo lo único ... que puedo recordar es el cariño que me ha dado la gente de la pelota. Todo el mundo, tanto clientes, como trabajadores, como pelotaris... todos», recapitula.
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Son días complicados de gestionar para los hermanos Espiga –Lourdes y Eduardo– que después de 29 ferias de San Mateo detrás de la barra del bar del frontón Adarraga cuelgan el delantal y pasan a la vida contemplativa. Muchos sentimientos que se agolpan en el corazón de esta pareja de viniegreses. «Yo tendría muchas –responde Eduardo– desde cuando se inundó el frontón y tuvimos que estar achicando agua hasta los pedidos de jamón cortado al momento con todo el mundo mirándote con hambre».
Ayer, el frontón Adarraga cumplió 60 años y de ellos, Lourdes y Eduardo, sobre todo ella, con esta, serán 29 ferias de San Mateo detrás de la barra. Media vida. «A mí se me ha pasado superrápido. Y además estoy con fortaleza y podría haber seguido», responde Lourdes. «Pues le dejamos que siga», salta como un resorte su hermano Eduardo entre risas.
Durante toda la charla, la palabra que más se repite en el discurso de Lourdes es «gracias». «Estoy muy agradecida del trato de todos los deportistas en general. Estoy muy agradecida de los que están y me acuerdo mucho de los que no están», evoca.
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Si hay algo que caracteriza a la barra que Lourdes mima día tras día en el bar del frontón Adarraga es el bocadillo de sardinas en aceite con guindilla. Un clásico que año tras año reúne a fieles y amigos para repetir una tradición que este 2024 será la última. Y por eso, Lourdes Espiga se atreve ya a desvelar el secreto: «Al principio, el pan lo comprábamos fuera y claro, para las siete u ocho de la tarde, ya se notaba el pan un poco durito. Entonces decidimos hornearlo aquí y creo que ahí está el quid además de que se pone producto, que no se escatima, tanto en el chorizo como en jamón, como en la tortilla».
La ceremonia del famoso bocadillo vivió ayer su rito previo, en la tradicional cata de sardinas que los hermanos Espada utilizan como excusa para reunir a sus amigos en el ambigú del frontón y brindar por lo que viene por delante. El de ayer fue el último baile para todos los asiduos a la cita, algo que estuvo muy presente en los brindis que se multiplicaron a medida que se descorchaban las botellas de Rioja.
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Desde hoy y hasta el domingo 29 diez días consecutivos de pelota, la feria más larga de los últimos años en Logroño. «Hubo dos años que tuvimos una feria de once días», recuerda Lourdes tirando de memoria. «Y luego hemos tenido de todo, de nueve, de ocho... Casi siempre entre ocho y diez», puntualiza Eduardo.
El grupo de Joaquín
Después de 29 ferias de San Mateo detrás de la barra, Lourdes y Eduardo han visto pasar a varias generaciones de pelotaris, en especial a los riojanos, desde chicos. «El grupo del difunto Joaquín (Plaza) era muy buena gente, en general todos han sido muy cariñosos de chicos y luego han seguido siéndolo de mayores», rememora Lourdes.
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«Y también mucha gente que ya no está. Eduardo Gómez también era muy cariñoso con nosotros, muy afectivo y bueno. Aquí lo hemos tenido durante años», apostilla su hermano.
Por momentos, durante la charla, los ojos de Lourdes brillan de una manera especial. Entre nostálgicos y emocionados. Imposible expresar con palabras qué significan 29 años de barra y vida en el bar del frontón. 29 años siendo la Lourdes del Adarraga. Ella lo resume a su estilo, a corazón abierto, sin anestesia: «Yo lo único que digo es que si volviera a nacer, volvería a estar aquí. Porque he estado muy contenta y muy bien, con algún tropiezo, que eso es normal, pero volvería a estar aquí».
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