Padre e hijo se abrazan después de la final del Cuatro y medio navarro. Sonia Tercero
Pelota

En el nombre del padre

Javier Zabala cuenta con su progenitor en la silla durante el campeonato del Cuatro y medio. Una unión que prospera partido a partido

Eloy Madorrán

Logroño

Miércoles, 12 de noviembre 2025, 07:06

Javier Zabala finaliza un tanto en el torneo del Cuatro y medio y se sienta en la silla para coger aire. Resopla y se refresca ... con un trago de agua. A su lado Javier Zabala (padre) le da consejos con esa mano izquierda y con ese cariño que solo un padre le puede dar a un hijo. Aunque sea para corregirle, pero siempre con esa tela de araña invisible e indestructible que une a los que son sangre de tu sangre.

Publicidad

El tándem de los Javier Zabala se unió por primera vez en el Cuatro y medio de San Fermín. Y si la vara de medir es el resultado, la prueba acabó con un sobresaliente. Que pudo llegar a ser matrícula de honor si no fuera porque el riojano cayó en la montaña rusa en la que se convirtió la final celebrada en el Navarra Arena frente a Peña II (22-20).

Fue un trago difícil para ambos porque acariciaron el título con la yema de los dedos (la foto de Sonia Tercero que acompaña al texto así lo acredita), pero a la vez esa experiencia se convirtió en una capa de pegamento que unió más (si cabe) la relación deportiva de Javier Zabala padre y Javier Zabala hijo. Después de esa vivencia 'sanferminera' cada Zabala cree más en los consejos y las correcciones del otro Zabala.

La labor del botillero es mucho más compleja de lo que pueda parecer desde fuera. Es fundamental que la persona que se sienta en la silla conozca bien al pelotari y sepa cuándo y cómo hablarle para mejorar sus prestaciones en la cancha.

Publicidad

No cambiar lo que va bien

Y visto que la prueba salió bien, los Javier Zabala han repetido pareja deportiva en el Campeonato del Cuatro y medio de Primera. Han llegado hasta el partido final y el domingo vivirán un sueño. Cada uno desde un sitio diferente, uno en la cancha y otro en la silla, pero un sueño mutuo. «Miguel, toda mi vida he tenido el sueño de ser el botillero de mi hijo en partidos importantes». Así se confesaba Javier Zabala padre con Miguel Muntión, mentor deportivo del delantero riojano.

Este domingo, el padre podrá tachar de la lista de tareas pendientes acompañar a su hijo en un duelo de campanillas. La Rioja estará pendiente de lo que haga su hijo en el frontón Bizkaia. Incluso buena parte de la afición se desplazará hasta la capital vizcaína para alentar al pelotari riojano que dieciocho después puede hacerse con la chapela de la 'jaula' y tomar el testigo de Augusto Ibáñez, Titín III.

Publicidad

Se cumplirá así el sueño de un cantero de profesión que llegó de joven a La Rioja por motivos laborales y ya no se marchó después de conocer el amor en Anguiano. Son ya más de 25 años los que este pelotari aficionado –un zaguero que llegó a jugar el Interpueblos representando a la localidad serrana– acumula trabajando en el Ayuntamiento de Nájera.

«La presencia de Javier padre en la silla le hace bien a Javi hijo. Forman un buen equipo», reconoce Miguel Muntión, que conoce bien a ambos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta especial!

Publicidad