Muchas luces y alguna sombra en la Feria de San Fermín más larga que se recuerda

La respuesta del público confirma que la pelota, en San Fermín, es un acto más de las fiestas y no hay más que ver la respuesta de la afición. Prácticamente lleno todos los días, incluida la final del Cuatro y medio en el Navarra Arena (3.000 espectadores), salvo el primer festival, el viernes 5 de julio.

Sin embargo, también se puede morir de éxito. El ambiente festivo, la música alta, hielos en la cancha, vasos que caen desde los pisos de arriba, incluso amagos de pelea que obligan a detener los partidos son una clara señal de que no todo vale.

En lo puramente deportivo, Altuna III termina San Fermín reforzado como el pelotari número uno del cuadro profesional. Por segundo año consecutivo el delantero de Amézqueta se puso la chapela de vencedor del Cuatro y medio, venció en el torneo oficial de parejas y se llevó el trofeo al mejor jugador de la final. Un final feliz que sirvió también para que el delantero guipuzcoano y el frontón navarro hicieran las paces después de su ya célebre desahogo: «Da asco jugar en el Labrit». Unos días después, la cosa se suavizó: «No han sido días fáciles, pero que los navarros sepan que aquí me siento querido desde pequeño y que siempre vengo a gusto a jugar».

En cuanto a los representantes riojanos, Javier Zabala acabó entrando en la Feria en sustitución de Elordi, que sufrió un accidente casero. Un triunfo y dos derrotas para el riojano que, con Rezusta en la zaga, mostró un buen nivel, aunque en el partido contra Peña y Mariezkurrena (22-10) bajó mucho su rendimiento.

Darío Gómez, por su parte, jugó dos partidos y ganó uno, el sábado 6, con Bikuña de zaguero, contra Bakaikoa y el riojano Salaverri II (22-18). Repitió con Bikuña días después, para perder ante Larrazabal-Eskiroz (12-18). Rubén Salaverri, además de la derrota contra el pelaire, jugó un día más y perdió, con Urrutikoetxea, contra Ezkurdia-Gabirondo (16-18).