El Calahorra se despide con honor

El Calahorra dice adiós a la Copa del Rey. Lo dice con honor: en realidad, haber llegado hasta aquí ya les daba ese honor antes de haber empezado el partido. Pero después, también: los rojillos lo intentaron, pero el rival demostró que es mucho equipo para el último superviviente de la Tercera.

En este tipo de partidos, el rival que se sabe inferior aspira a que pasen los minutos, a que el de enfrente dude de sus capacidades y a jugar en un cara o cruz con algo de locura. Pero ese guión voló por los aires cuando los madrileños marcaban en el minuto 3. Cristóbal aprovechaba un rechace para marcar, y acabar con gran parte del sueño rojillo.

Es lo peor que le podía pasar al Calahorra: tener que abrirse ante un equipo con tanta pólvora como el Fuenla. Sobre todo con un tal Dioni, uno de los jugadores referentes de esta Segunda B. Todo lo que superaba el centro del campo era peligroso, y al Calahorra , que intentaba tocar con criterio, se le iba quedando cara de fruta madura.

Cayó: el propio Dioni hacía el segundo en el 28. Y tres minutos más tarde, Quero culminaba una contra de libro. 0-3.

Lo mejor que se puede decir del Calahorra es que su afición le despidió al descanso con una ovación, extensiva al rival: gran enemigo para caer.

La segunda mitad sobró, o casi: el Calahorra pudo al menos brindar con un gol por el final del sueño copero (de Barace, en el 59) y el Fuenlabrada acabó jugando con tres centrales por si acaso. Bien por los rojillos: con todo perdido, quisieron seguir jugando.

No, no hubo milagro, pero el Calahorra se despide con todo el honor posible. Ahora, la liga.