La UD Logroñés desciende a Segunda Federación

Los resultados matinales habían dejado la barrera de la permanencia en los 43 puntos, once más que los que sumaba la UD Logroñés. El partido se resumía en ganar para no descender. Ganar por obligación, pero este equipo no entiende de obligaciones por lo que si no lo ha hecho a lo largo de la temporada, por qué lo iba a hacer en una calurosa tarde de mayo. Y esa obligación de ganar era extensiva al Nástic, último de los privilegiados de zona de permanencia. Ganar, simplemente ganar.

El Nástic compareció en Las Gaunas de amarillo y azul. Como aquel 30 de mayo del 2021 lo hizo Las Palmas. Aquel día, la UD Logroñés también tenía la obligación de vencer, pero para lograr la permanencia no para retrasar el día del descenso. Si el 18 de julio del 2020 es una fecha historica, este equipo ya tiene al menos tres. Ésta, la del 30 de mayo y la de este 7 de mayo del 2023. Historia condensada.

El partido en sí fue una tarde más en la oficina para la UD Logroñés. Resolvió Sergio Rodríguez la ausencia de un lateral derecho con el intento de adaptación de Jaime Sierra a esa demarcación. No tuvo éxito y Marc Fernández pudo campar a sus anchas. Tampoco tuvo la ayuda de Doncel. Y en la medular apostó por músculo, en este caso el de Boubacar Keita, que hacía mucho tiempo que no era titular. Y dos delanteros, Rufo y Mendes. O ninguno.

El Nástic no se obsesionó con la posesión del balón. Cada minuto que pasaba con el marcador a cero era un pequeño triunfo para él. Aun así, llegaba con suma facilidad. Marc Fernández pidió pena máxima tras un pisotón de David Fernández; Guillermo probaba los guantes de Crettaz y, sobre todo, los Fernández, Marc y Pablo, dinamitaban a la zaga local. Por dos veces el portero argentino no evitó el gol.

No fueron los Fernández, sino Guillermo, un tormento para los riojanos, el que hizo caer la guillotina sobre la cabeza blanquirroja. Andy centro al segundo palo y Arregi, con el apoyo de Sierra, le pusieron la alfombra roja para que rematase de cabeza. «¿No era tuya?», pareció preguntar Arregi a Crettaz. «Cáspita», pudo haber dicho. Otra viñeta de mal gusto en el cómic que ha sido la temporada.

¿Y la UD Logroñés? Ideas justas, mucha dificultad para ejecutarlas e Iñaki, siempre Iñaki hasta ese momento. Las llegadas locales vinieron por su carril, con el apoyo de Vergés o de Rufo, pero cualquier balón al área riojana es como derramar un vaso de agua en el desierto. No hubo, ni hay ni habrá remate. El riojano lo intentó a balón parado, pero el balón no bajó.

Pardeiro pudo haber dado por concluido el partido. La UD Logroñés no iba a marcar, aunque a punto estuvo de hacerlo Boniquet, y al Nástic le valía con la victoria por la mínima. Aun así, Crettaz evitó el segundo gol tarraconense, al sacar sobre la raya de gol el remate de Pablo Fernández. El tercero lo impidió la madera. Y el cuarto y el quinto, de nuevo Crettaz ante Andy y Nil, respectivamente. Pasaban y pasaban los minutos mientras la agitación crecía en las gradas. Ya se mostraba ruidosa desde el primer minuto, ante el temor del descenso. Ahora era real. Reinventarse o morir.