Ochotorena, a la izquierda, durante un entrenamiento del Logroñés en la temporada 1999-2000. Enrique del Río

El buen recuerdo que 'Ochoto' dejó en La Rioja: «Siempre estaba dispuesto a ayudar»

Excompañeros en el Logroñés del guardameta lamentan su fallecimiento y alaban su figura: «Era muy buena persona»

Iñaki García

Logroño

Lunes, 27 de octubre 2025, 12:50

El fallecimiento de José Manuel Ochotorena ha provocado un hondo pesar entre aquellos que compartieron vestuario con él en el Club Deportivo Logroñés. En ... La Rioja el guardameta vivió sus últimos momentos como futbolista en activo, así como sus primeras experiencias como entrenador de porteros, además de dejar un «muy bien recuerdo» entre la gente con la que coincidió.

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Todos los excompañeros de 'Ochoto' con los que Diario LA RIOJA ha charlado este lunes coinciden en algunos puntos. El primero, y principal, en definir al excancerbero como «una muy buena persona» y el segundo, y también muy importante, en destacar su predisposición para ayudar a los demás. Así lo hizo, según explica Juan Carlos Herrero, en su primera etapa en el club blanquirrojo, en la temporada 1994-95. Un año complicado en el que el Logroñés consumó su descenso a Segunda División tras ganar solo dos partidos durante el curso, ante el Celta y el Tenerife. «Fueron momentos malos, pero él estaba dispuesto a ayudar a todos», certifica el de Guernica, quien solo coincidió con Ochotorena tanto durante la pretemporada como en los primeros encuentros de aquel ejercicio de mal recuerdo.

Herrero recuerda que el exportero del Real Madrid, el Valencia o el Tenerife llegó a Logroño sin la vitola de titular, pero acabó jugando 20 encuentros. Se repartió los minutos con Iñaki Vergara y fue el guardameta en los dos únicas victorias blanquirrojas. «Era muy buen compañero», reitera Herrero. «Se involucraba en todo lo que podía para ayudar a la gente, sobre todo a los más jóvenes; era un veterano de los que merecía la pena», apostilla el excentral, quien también destaca el buen carácter de Ochotorena. «Nunca le he visto cabreado; era vasco y tenía su genio, pero cabreado con sus compañeros no lo recuerdo, daba gusto estar con él», opina.

Uno de esos jóvenes a los que echó una mano fue Toño Jubera, quien califica como «una excelente persona» al donostiarra. «Él venía con muchísima experiencia, pero no llegó para nada agrandado», detalla. «Era humilde y con la mentalidad de que el equipo consiguiera los mejores resultados posibles», señala sobre Ochotorena, quien tras aquella temporada del descenso regresó después a Logroño ya en Segunda División en la campaña 1997-98. «Tuve ficha de jugador, pero mi misión era entrenar a los porteros», comentaba en una entrevista en El Diario Vasco en 2016. Esa función la llevó a cabo de nuevo, de la mano de Marco Antonio Boronat, en el curso 1999-2000.

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Sin embargo, más allá de su destacada trayectoria deportiva, los que le conocen alaban más su forma de relacionarse con los demás. «Era muy grande como portero, pero lo era más como persona, por eso su fallecimiento nos ha chocado y nos ha entristecido», señala Jubera. Para nada era alguien que se sintiera por encima del resto«, añade para especificar después cómo era su trato con los más jóvenes de aquel equipo. «En ese momento subimos bastantes jugadores de la cantera y él era una persona muy cercana, que se comunicaba mucho con nosotros y nos explicaba cómo podíamos mejorar desde su experiencia», alaba.

Palabras con las que coincide otro de aquellos jóvenes de la plantilla, Roberto Matute. «Para mí era una institución, una persona con un currículo brutal y que nos ayudó muchísimo a adaptarnos al primer equipo», valora el exdelantero blanquirrojo. «Era una referencia, una persona con una autoridad moral brutal en el mundo del fútbol y un apoyo para todos nosotros», añade. «Su recuerdo es espectacular», concluye.

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No hay ni una mala palabra hacia Ochotorena y hacia su recuerdo en Logroño. «Lo recuerdo con mucho cariño», sentencia por ejemplo Fernando Marín, quien destaca del cancerbero «lo buen compañero que era», así como su predisposición a colaborar en lo que fuera necesario con el resto de jugadores de la entidad. Para Jesús Dulce, mientras, la llegada de 'Ochoto' a Logroño le causó «admiración» en primer término. «Porque venía de los clubes de los que venía», expone. Después, cuando le conoció despertó esa admiración, pero por otros motivos. «Me sorprendió porque era muy entrañable, cercano y muy buena persona», recalca para acabar recordando que ambos compartieron muchos momentos en la enfermería del Club Deportivo Logroñés. «Y el recuerdo es muy bueno», finaliza.

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