Alexia Putellas maneja la pelota durante la final de la Eurocopa 2025. EP
Análisis

La generación de oro consolida la revolución del fútbol femenino

España vuelve a romper techos dentro y fuera del césped en una Eurocopa que se salda con récord de asistencia a los estadios y audiencias televisivas disparadas

Óscar Bellot

Madrid

Domingo, 27 de julio 2025, 21:02

La selección española vuelve a estar en boca de todos y lo hace, además, de la forma deseada por cada una de sus integrantes. La ... deslumbrante actuación del combinado que dirige Montse Tomé en tierras suizas ha marcado un nuevo hito dentro del imparable ascenso del fútbol femenino, que va estrechando la brecha en términos de impacto, al menos en lo tocante a los grandes torneos de selecciones, que lo separa de su contraparte masculina.

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La Eurocopa de 2025 acaba con récords de asistencia a los estadios, audiencias disparadas en televisión y una repercusión extraordinaria en redes sociales que sella el éxito de un campeonato que ha concitado la atención en los 26 días transcurridos desde que el Islandia-Finlandia disputado en Thun y el Suiza-Noruega celebrado en Basilea abriesen la liza el 2 de julio hasta que España y Inglaterra le pusieron un broche inolvidable este domingo en la misma ciudad que viese nacer al legendario tenista Roger Federer hace 43 años.

La generación de oro que encabezan Alexia Putellas, Aitana Bonmatí, Patri Guijarro, Mariona Caldentey, Irene Paredes, Olga Carmona o Cata Coll, por citar solo a algunas de las componentes que más han brillado en suelo helvético, ha vuelto a romper techos de cristal dentro y fuera del césped con un juego tan alegre como efectivo y un espíritu de camaradería que deja sepultados los convulsos días que experimentó tras tocar la gloria hace dos años en el Estadio Australia de Sídney.

El beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso restó protagonismo a un bloque que hizo historia conquistando un Mundial que sirvió como pila bautismal para el establecimiento de una nueva era en el que las futbolistas españolas portan con orgullo la bandera nacional a la vez que siguen demandando un papel que a tantas de sus predecesoras se les negó en el pasado. Sus proezas en el rectángulo de juego sirven a modo de reivindicación de aquellas generaciones pretéritas que abrieron camino pese a estrellarse una y otra vez contra un muro de incomprensión, y ayudan a conseguir conquistas paulatinas en pos de la deseada igualdad. Aún queda mucho trayecto por recorrer, pero se ha avanzado y no hay marcha atrás posible.

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Éxito absoluto

Así lo denotan las cifras de una Eurocopa que deja a todas las partes plenamente satisfechas. Nunca antes un Europeo femenino había llevado tantos espectadores a los estadios. 657.291 personas asistieron a los 31 partidos del torneo, superando la plusmarca de 574.875 que estableció la anterior Eurocopa disputada hace tres años en Inglaterra. Solo en dos encuentros quedaron entradas sin vender, lo que expone el enorme poder de atracción que ha generado una competición en la que el 65% de las entradas las adquirió el público suizo, pero que ha llevado hasta tierras helvéticas a aficionados de 160 nacionalidades.

«La Eurocopa ha marcado un hito importante en la evolución del fútbol femenino. Con una asistencia récord, una cobertura mediática excepcional y un interés global sin precedentes, el torneo ha captado la atención mundial. El éxito del torneo también demuestra nuestra continua e importante inversión en el fútbol femenino, lo que refleja nuestro compromiso a largo plazo con su crecimiento», resaltó el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, tras la amplia demanda cosechada por un torneo que ha llevado más de un millón de visitantes a las Fan Zones establecidas en las ocho ciudades que han servido como sede.

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«Estamos orgullosos del notable progreso logrado en el fútbol femenino. Sin embargo, esto es solo el comienzo. La pasión, la energía y el impulso observados en las últimas semanas impulsarán el fútbol femenino hacia un futuro aún más inclusivo y prometedor en Europa y en todo el mundo», continuó el dirigente esloveno de un organismo que no quiere caer en la autocomplacencia, aunque tiene motivos para sentirse satisfecho por el éxito de un torneo que ha supuesto otro salto adelante en el crecimiento del fútbol femenino.

«Las expectativas eran altas para este torneo, y la Eurocopa femenina las ha superado todas», se congratulaba Nadine Kessler, directora de fútbol femenino de la UEFA, que apuntaba a la vez que el campeonato celebrado en Suiza debe servir como guía para construir «un futuro ambicioso».

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No en vano, la Eurocopa ha arrollado también en televisión, con una audiencia acumulada para los partidos de más de 400 millones de espectadores y más de 45 millones de personas siguiendo la final a través de las pantallas. Buena parte de ellos la contemplaron en grupos reducidos, pero otros muchos llenaron bares e incluso se congregaron ante pantallas gigantes, como la instalada por la Federación Española de Fútbol en el Parque de Berlín de Madrid, la emplazada en la Plaza de Toros de Toledo o la ubicada en la zona de La Petxina de Valencia.

Nadie quería perderse las evoluciones del combinado dirigido por Montse Tomé en la pelea que mantuvo por ceñirse la triple corona tras conquistar el citado Mundial en 2023 con el gol de Olga Carmona que tumbó a Inglaterra en la final y subir un año después también al trono en la primera edición de la Liga de Naciones derrotando a Francia en el partido decisivo disputado en el sevillano Estadio de La Cartuja. Y es que esta España ha sabido levantarse con grandeza tras la decepción que supuso quedarse sin medalla en los Juegos Olímpicos de París para volver a seducir a todo un país que se rinde, de nuevo, a unas campeonas que no tienen techo.

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