«No se sabe el techo de Iván porque le queda mucha proyección»

– Se lleva unos cuantos años con una buena estructura de trabajo. Y eso está haciendo que nadadores que alcanzan cierta edad estén consiguiendo buenos resultados.

– ¿Cómo vio a Iván Martínez desde fuera del agua?

– El reto que teníamos era clasificarse para el Europeo y el Mundial. Era un objetivo porque él ya había nadado por debajo de las mínimas pero tenía que hacerlo allí. Las otras no le valían. En cierto modo puede ser una presión añadida. Él estaba físicamente muy bien pero gestionarlo emocionalmente es complicado. De ahí que él diga que en el 100 metros no se esperaba hacer la mejor marca. Fue el primer día del campeonato y en una de sus mejores pruebas. Y ponerse a nadar por la mañana buscando las mínimas, la presión es muy grande. Por la mañana hizo la mínima del Europeo; por la tarde la del Mundial. No fue su mejor marca pero el objetivo estaba cumplido. Luego, al resto de pruebas llegó más relajado al verse que estaba rápido.

– ¿Qué capacidad de mejora tiene un nadador como Iván? ¿Ha alcanzado su techo?

– Creo que tiene mucha capacidad de mejora. Su techo no se sabe. Hasta hora está mejorando año a año. Además, la de esta vez, con Europeo y Mundial, la mejoría ha sido considerable. Y todavía le queda mucha proyección porque está nadando mucho mejor que hace cuatro o seis meses, tanto técnica como físicamente. Tiene recorrido.

– La de Iván es una vida muy sacrificada para un chico de 17 años.

– Sí, hace falta mucha dedicación. Este deporte así exige, tiene la característica de ser bastante precoz. Al ser en el medio acuático deben pasar mucho tiempo en el agua desde muy jóvenes.

– Trabajar con adolescentes tampoco tiene que ser fácil.

– No lo es. Lo tengo en cierto modo algo fácil porque tienen los objetivos claros y entonces suelen ser formales y cumplidores, pero también es complicado por la exigencia que debemos cumplir todos dentro del grupo.