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El Logroño persiste en sus errores y acaba derrotado
Los franjivino pudieron sentenciar al Torrelavega pero acabaron padeciendo su falta de acierto
Pasaron tres meses pero el Ciudad de Logroño volvió a cometer el mismo error. Tenía un partido para ganar a falta de ocho minutos ... y se le volvió a escapar. Otra vez contra el Torrelavega, aunque en esta ocasión en el inicio de la Liga Asobal. El equipo franjivino hizo lo más difícil en el Palacio, que fue remontar un resultado adverso ante un equipo con calidad. Y cuando lo tenía para matar, los errores se reiteraron y el partido acabó llevándoselo el bloque cántabro (26-28). Otra vez. Los franjivino posiblemente echen la culpa a la pareja arbitral, pésimos como cada vez que pisan suelo riojano. Pero lo cierto es que el bloque riojano cayó víctima de sus errores, sobre todo en el tramo final, en el que estuvo ocho minutos sin marcar. Una derrota dura de digerir ante un rival supuestamente directo en la lucha por las plazas europeas, aunque esto acaba de empezar.
Las crónicas dirán que el Ciudad de Logroño comenzó demasiado espeso, sobre todo en tareas ofensivas. Con poco ritmo de juego y cometiendo demasiados errores. El Torrelavega, con un ataque más directo se puso a comandar el marcador. Eran rentas cortas gracias a que Andrej Pergel mantuvo a los suyos con tres goles consecutivos. Buena carta de presentación del jugador magiar,
Y si el ataque no terminaba de funcionar, la defensa iba bastante justa. Todavía hay trabajo por delante. Fueron las paradas de Xoan Ledo (siete en la primera parte) las que mantuvieron al equipo franjivino en partido. Un conjunto, el de Velasco, que no jugaba cómodo. Jakub Prokop fue un dolor de cabeza en esos primeros treinta minutos en los que el eslovaco anotó seis goles, además de demostrar una velocidad impropia de un jugador de sus características.
Los de Velasco ajustaron un poco su retaguardia y empataron las cosas. A partir de ahí fue todo muy parejo, aunque el Ciudad de Logroño nunca llegó a estar al frente del marcador. Un aspecto que en lo psicológico podía llegar a marcar. Nadie podía aventurarse a adivinar qué podía llegar a pasar en la segunda parte en un encuentro en el que ambos técnicos –Velasco y Cuétara– demostraron que el balonmano se parece mucho al ajedrez.
La segunda mitad se convirtió en una montaña rusa: en el inicio pareció que el Torrelavega sentenciaba (llegó a estar arriba con cuatro goles de diferencia). Los riojanos se recuperaron y remando, jugada a jugada, se pusieron por delante. Solo le faltaba al conjunto franjivino, que perdió a Zaja por expulsión y a Uríos por una lesión en la mano, dar la puntilla a un Torrelavega que parecía desarmarse. Pero el bloque cántabro se abrió hueco dentro del desorden del Logroño, que volvió a cometer los mismos errores de antaño.
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