Las dudas defensivas condenan al Logroño

El primer tiempo del Ciudad de Logroño no fue bueno. La falta de Palomino, que recibió un golpe en la rodilla el día anterior frente al Oporto, dejó en evidencia una defensa franjivina que perdió dos piezas fundamentales: la consistencia y movilidad. Eso, entre otras cosas, impidió que Kristof Palasics tuviese más acierto ya que los atacantes lusos. Solo tres intervenciones pudo realizar el cancerbero húngaro.

Sin embargo, el estar tan mal atrás no fue obstáculo para que el equipo riojano mantenga cierta efectividad en el ataque posicional. Pero ese estado de gracia quedó interrumpido al cuarto de hora de juego, cuando entró en acción el portero Kristensen, que acabó siendo una pesadilla para los lanzadores del bloque logroñés.

Gracias a las paradas del guardameta, nueve en esa primera parte, el Sporting empezó a abrir hueco. Al principio de dos goles, pero que con el paso del tiempo se fue agrandando. Kristensen amargó especialmente a los extremos franjivino, que no conseguían ver puerta. En la otra portería, Palasics no podía detener a los Kiko Costa, Martim Costa, Salvador o Portela, que no tenían problemas de plantarse en los seis metros ante la fragilidad defensiva. Algo que no había ocurrido hasta el momento: dudas en la retaguardia.

Al Ciudad de Logroño no le salía nada. Ni siquiera las jugadas de estrategia, ya que Velasco frenó el reloj a 18 segundos del descanso para armar una jugada y achicar diferencias a tres goles. No pudo ser peor ya que la ofensiva franjivina perdió el balón y acabó encajando una contra para marcharse a los vestuarios 15-20 y con una pila de problemas por resolver.

No obstante, los problemas del Ciudad de Logroño se agravaron tras la pausa. En su ataque, solo Eugen Zaja respondía con goles. Kristensen continuó con su show bajo palos y se marchó, a diez minutos del final, con 15 intervenciones que ahogaron cualquier posibilidad de remontada riojana.

Esto hundió en la depresión a un Ciudad de Logroño sin ideas en ataque y sin intensidad defensiva. Las piernas no se movían a la velocidad de los atacantes lusos, que enloquecieron a Ponciano, Zaja y Rolando Uríos, que fueron incapaces de frenar la sangría. Tampoco tuvo su tarde Palasics, que manejó los mismos números que en la primera parte.

Velasco probó una defensa 5-1, pero tampoco resolvió el inconveniente mientras el Sporting continuaba a lo suyo, abriendo cada vez más hueco, pasando por encima a un equipo riojano sin respuestas.

Una semana le resta al Ciudad de Logroño para iniciar la Asobal. Durante estos días, Velasco debe conseguir que su equipo se parezca mucho más al que le plantó cara al Oporto el sábado que al que fue goleado el domingo en una Supercopa Ibérica que le ha dejado mal sabor.

Pese a caer con estrépito ante el Sporting, Velasco encontró aspectos positivos que destacar.

- Una pena irse con este mal sabor de boca después del buen partido ante el Oporto

- Sí, sabíamos que íbamos a sufrir con poco descanso, con la pista muy dura, poca gente y poca preparación... El Sporting tiene una plantilla muy larga y con mucha rotación y que podría perfectamente jugar en Champions.

- ¿Saca algo positivo?

- Sí, hay cosas positivas, otras que no lo son tanto. Las positivas es que Zaja se ha adaptado muy bien y ha hecho un gran torneo. Tenemos a gente en gran forma y lógicamente a jugadores como Xavi Tuà o Álvaro Preciado les falta ritmo de competición. No están al cien por cien de sus lesiones. Una pena que no haya podido estar Juan porque hemos desgastado a varios jugadores. Aun así, creo que hemos competido contra el Sporting muchos minutos pero no hemos podido con ellos.

- La defensa sufrió mucho a los fintadores del Sporting

- Y mucho más sin Juan Palomino. El ritmo de balón y de partido no nos beneficia, pero eso ya lo sabíamos. Luego físicamente no llegamos. Hemos priorizado el no lesionarnos.

- ¿Le deja preocupado?

- No, creo que nos pasó en Logroño. Jugamos muy bien contra el Melsungen y sufrimos mucho más contra el Benfica. Y este domingo sufrimos más cuando entre un partido y otro había menos de 20 horas.