Un curso marcado por las bajas y la irregularidad

Y ya sin nada en juego, los riojanos clausuraron su participación este martes en Skopje en un duelo totalmente intrascendente que fue para el Alkaloid, equipo con el que los riojanos igualan la última plaza del grupo después de sumar una victoria, un empate y cuatro derrotas en un paso gris por la EHF Liga Europa.

Una marcha de la competición que se fraguó mucho antes. El equipo franjivino, en Europa, fue un reflejo de lo que ha sido desde inicio de temporada en la Liga Asobal, donde su paso ha ido de menos a más.

Después de un inicio muy flojo en Dinamarca, con una abultada derrota en su estreno el 17 de octubre ante el Silkeborg (34-25), un empate en la siguiente jornada en casa contra el Alkaloid (29-29) les puso las cosas muy complicadas a los riojanos de cara a pasar de ronda.

Pero así como en noviembre el conjunto franjivino despegó en la liga doméstica, para pasar de la decimotercera plaza a la quinta en un mes de noviembre glorioso, el Ciudad de Logroño materializó en Novi Sad una victoria épica que le metía de lleno en la pelea por ser primero o segundo de grupo. Justo cuando peor le iban las cosas. Los de Miguel Velasco ganaron a la Vojvodina por 24-25 en la sexta victoria continental de la historia del club en más de medio centenar de encuentros.

Sin embargo, el conjunto balcánico se vengó de la derrota una semana después, el 21 de noviembre, tras vencer a los riojanos por 29-32 y los logroñeses empezaron a cavar su propia tumba. El equipo de la capital tuvo que jugar 48 horas después de derrotar al Nava, en cuadro por las lesiones de Roly Uríos, Juan Palomino, Javi García y Ángel Rivero, y su falta de ritmo acabó condenándole. Pese a remar contracorriente, el cuadro logroñés no pudo evitar la derrota y se encomendó al milagro: debía ganar todo y que la Vojvodina o el Silkeborg se dejaran puntos en el camino.

Ni una ni otra. El Ciudad de Logroño estuvo cerca de la hazaña ante el cuadro danés, que visitó el Palacio de los Deportes hace una semana. Los riojanos murieron en la orilla en un encuentro que parecía sentenciado en la primera parte pero en el que el amor propio y la afición por poco obran el milagro.

El recorrido europeo del Ciudad de Logroño por la competición continental esta temporada no pasará a la historia, ni mucho menos. En la irregularidad y las bajas están las respuestas. Tampoco el encuentro que perdió ayer el cuadro franjivino en la capital de Macedonia será especialmente recordado. A partir de ahora, los franjivino deberán comenzar la carrera para regresar una vez más a la EHF, que ya de por sí es una empresa complicada.