Magaldi ha concluido su reto en Arrúbal. Justo Rodríguez

Atletismo | Reto por la vida

Magaldi, el hombre sin límites ni barreras

El corredor riojano completa sus primeros 2.000 kilometros tras 37 etapas bajo el sol y con el único reto de visibilizar las enfermedades raras

Sábado, 16 de agosto 2025, 13:34

Se acabó. El Reto por la Vida 2.330 kilómetros no es historia, pero si su primera parte, sus primeros 2.000 kilómetros. Fernando Magaldi ... aparecía por la calle Mayor de Arrúbal entre una nube de amigos, aficionados, enfermos... y sobre todo gente que le ha apoyado y que hace que alguna lagrimita se escape. Como no podía ser menos, el sol se sumó al acto. 34 grados y subiendo, pero no hay cansancio. Parafraseando a Luka Modric, «no llores porque terminó, sonríe porque sucedió». Y esto sigue.

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Magaldi es más peligroso con un micrófono en la mano que con unas zapatillas en los pies. Siempre le han gustado la música y las buenas letras. Y le gusta cantar. De ahí, lo del micrófono. El año pasado, el 27 de julio, el corredor llegaba a Arrúbal después del calentón que supuso sumar dieciséis días y superar los 1.000 kilómetros, se subió al escenario y anunció un nuevo reto: 30 etapas y 1.500 kilómetros, cada uno de ellas pensando en los afectados por enfermedades raras y en su lucha por la investigación. Aquello, bajo un sol de justicia, fue un órdago a mayor, que solo el propio Magaldi ha revocado.

No han sido treinta días sino treinta y siete etapas. Y no han sido 1.500 kilómetros, sino 2.006, aunque el reto que planteó para este verano aún no ha concluido. Finalizará en septiembre, en los Alpes italianos. Y ese reto le tiene entretenido, porque su mente trabaja en nuevas ideas, pero acudir al TOR330 le hace especial ilusión.

Arrúbal siempre se volcó con el proyecto del corredor. Este sábado no iba a ser menos. Magaldi es para muchos enfermos un mesías que les ayuda a ser visibles. Las cifras de este año asustan: 2.006 kilómetros repartidos en treinta y siete etapas, aunque la última, la de hoy, solo ha sido de 12 kilómetros, los que unían Murillo de Río Leza con Arrúbal. «Quería que fuera una jornada festiva y por eso he ido añadiendo metros cada día. Pensaba en no superar los cincuenta kilómetros diarios, pero al final he contabilizado muchos días de sesenta», admitía.

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Siguiendo con las cifras, veintinueve de esas jornadas las ha cubierto en La Rioja; cuatro en el País Vasco; dos en Galicia; y una en Navarra y en Cantabria, su tierra de nacimiento. Ha atravesado por más de 300 pueblos. «Algunos no los conocía y otros estaban deshabitados», admite. Sin abandonar los números, los que hablan de dinero. En la edición del 2024 se lograron recaudar 38.000 euros. ¿En la del 2025? «Espero que el doble», afirma con rapidez apelando a la cuenta de la vieja. «Más allá de los kilómetros, el número de pueblos es el doble respecto al pasado año, por lo que espero el doble de recaudación», indica. Así, si sus números se dan por buenos, estaría hablando de 72.000 euros.

Una persona feliz

Es la fuerza del corazón. «Soy muy feliz», dice este joven sesentón, autodidacta en una vida que le ha golpeado con dureza y a la que ha sabido responder. Hoy recoge parte de lo sembrado, aunque no le gusta el protagonismo. «Ni soy atleta ni famoso, solo un corredor y una persona feliz», dice eludiendo cualquier tipo de protagonismo.

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Cuando comenzó esta cita, en los primeros días de julio, lo hacía con dudas de saber si completaría su reto. «Llegaba más preparado que nunca, porque había acumulado 4.200 kilómetros de entrenamiento hasta junio, pero estaba ante un objetivo de completar 2.000 kilómetros en poco más de mes y medio... y en verano. Sin embargo, ahora mismo me siento mejor que nunca. Acababa las etapas y mi cuerpo me pedía seguir corriendo, aunque es verdad que el viernes fue un día muy duro por el fuerte dolor que sentía en la tibia de la pierna izquierda. Arrastraba la pierna, pero quería seguir, debía seguir», admite.

El kilometraje, el calor o el dolor forman parte de una trastienda que ha implicado levantarse a las 4.00 o 5.00 horas todos los días y correr de noche y al amanecer para evitar el sol abrasador. Y al acabar, regresar a casa y dedicar la tarde a recuperar y a preparar el día siguiente. Así, desde el 4 de julio hasta el 16 de agosto. Trastienda que da cobijo a su gemelo Javi Pascual, aunque no se parecen en nada, y que ha estado a diario con él. Otro de pico y pala, de los que le gustan.

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Toca descansar y desconectar. Casi cuarenta pueblos se han involucrado y se ha sacado la espina que le dejó clavado Logroño el pasado año. «¿Un momento? La llegada a Brieva. Pensaba que no iba a haber nadie y nos hicieron pasillo desde antes de alcanzar la meta. Impresionante. Les pregunté si habían fletado autobuses. Además me acompañaba mi amigo Alfonso, enfermo de ELA, y estar con él siempre es especial», concluye.

El 14 de septiembre afronta el TOR330, la segunda parte del reto

El 14 de septiembre arranca la segunda parte del Reto por la Vida 2.330 kilómetros. Será en los Alpes italianos donde Fernando Magaldi sumará los 330 kilómetros que le faltan.«El TOR330 es un trail que se desarrolla en los Alpes, en el Valle de Aosta. La carrera parte de los 2.200 metros de altitud y se asciende hasta los 3.300. En total son 330 kilómetros y tengo 150 horas para completarlos. Me hace especial ilusión porque me siento preparado y porque iré con la ilusión de subir no solo de completar el reto, sino de subir al podio en M60. Y grabaremos un documental», explica.

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