En verano ¡café con hielo!

«No recomendaría el café para mejorar la salud, pero si se atiende a la literatura científica, casi todas las enfermedades mejoran entre las personas que lo consumen que, por lo visto, viven además más años». Lo dice Ana Tellería, médico especialista de la Unidad de Dietética y Nutrición del centro médico quirúrgico IMQ Zurriola. Al café se le atribuye, según cuenta, una buena lista de mejoras en términos de salud. También sus pegas, aunque no todas ciertas, a pesar de lo arraigadas que están en el imaginario popular. Por ejemplo, eso de que favorece la hipertensión no es cierto... «Al principio, puede elevar un poco los niveles de presión arterial, pero cuando uno se acostumbra a tomarlo, ese efecto se atenúa, incluso desaparece», cuenta la experta. Cuando se trata de café con hielo –solo, cortado o con leche–, las ventajas crecen.

La más obvia es que su capacidad de hidratación es notablemente mayor. El hielo concede al refresco un aporte extra de hidratación no sólo porque se trate básicamente de 'agua dura', sino también por su baja temperatura. Hasta tal punto es así que un estudio de la Universidad de Birmingham concluyó que puede considerarse que el café frío posee propiedades hidratantes similares a las del agua.

El hielo puede suavizar el sabor y el aroma del café, pero desde luego no rebaja un ápice el poder energizante de la infusión, que es mucho. Algunos deportistas, recuerda Ana Tellería, utilizan cesta bebida como ergogénico, es decir, como potenciador de la energía propia, porque está comprobado que mejora el rendimiento, la fuerza y la potencia y, además, disminuye la fatiga.

Distintas investigaciones de la Sociedad Fisiológica Americana y la Universidad de Illinois coincidieron en demostrar la capacidad del café frío para facilitar la ruptura de moléculas de grasa. Asimismo, según dicen, ayuda a quemar nueve calorías adicionales por hora, controla el apetito natural que se despierta después de los entrenamientos, reduce el dolor y potencia el esfuerzo mental. El frío, además, protege el esmalte dental. ¡Y aún hay más!

Potente antioxidante. La sustancia más popular del café es la cafeína, pero también contiene polifenoles, uno de ellos el ácido clorogénico, que actúan como poderosas armas frente al envejecimiento.

Enriquece la microbiota. Los polifenoles alimentan de una manera sana los 'bichillos' que pueblan nuestro intestino', que como se sabe actúa como un segundo cerebro. En ella conviven infinidad de neurotransmisores que regulan nuestro estado de animo y regulan la ansiedad.

Refuerza la concentración. Al disminuir la fatiga tanto física como mental, la cafeína estimula la capacidad para centrarse, pensar y estudiar. ¿Recuerdan la cafiaspirina, que no era otra cosa más que aspirina con cafeína? ¡Pues aún se vende!

Alivia el dolor. Relacionado con el anterior, la cafeína con frecuencia se une a otros analgésicos por su capacidad para rebajar la intensidad de los dolores.

Y además... previene el daño neuronal y se ha mostrado eficaz como protector hepático. Tiene una pega. Unida a otras sustancias energizantes, la cafeína puede ser una auténtica bomba de las que dan alas y es mejor huir. Si no le convence, el té verde puede darle ventajas similares. En menor grado, pero más mantenidas en el tiempo.

De momento, esto es todo. Felices vacaciones. ¡Un café con hielo, por favor!